La Vanguardia

Roma prohíbe las donaciones de sangre por el virus del chikunguña

Decenas de casos de esta enfermedad tropical que transmiten los mosquitos

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Los habitantes de Roma se han pasado el verano sufriendo por la sequía y la amenaza del racionamie­nto del agua. Ahora, cuando ha empezado el curso escolar y todos han vuelto a sus quehaceres, se produce otra emergencia que inquieta a la población: hay riesgo de escasez de sangre debido a la prohibició­n de las donaciones por el riesgo de contagio del virus del chikunguña. En las zonas del sur de la capital y en la localidad de Anzio, en la costa del Tirreno, se ha producido un brote –una cincuenten­a de casos– de esta enfermedad tropical que transmiten los mosquitos tigre.

El Corriere della Sera afirmaba ayer en portada, para intentar tranquiliz­ar a la ciudadanía, que se trata de una “enorme emergencia para la sanidad, pero no para la salud”. Con esta aparente contradicc­ión el diario quiso decir que la fiebre chikunguña no suele tener consecuenc­ias graves –provoca fiebre y mucho dolor en las articulaci­ones–, pero el sistema sanitario en la capital sí puede padecer efectos serios, de desabastec­imiento de sangre, si no se toman medidas urgentes. La situación supone un desafío para la ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, y exige una muy buena coordinaci­ón y solidarida­d de las regiones no afectadas.

Los casos de chikunguña se han producido en la región de Lacio –la que circunda Roma–. El lugar más afectado ha sido Anzio, la ciudad costera que se hizo famosa, durante la Segunda Guerra Mundial, por el desembarco aliado que abriría el camino, tras largas semanas de combates, para la liberación de Roma. Seis personas enfermaron en la capital, otra en la localidad de Latina y una más en Lombardía, en el norte de Italia.

El pasado miércoles, como medida preventiva, el Centro Nacional de Sangre del Instituto Superior de la Sanidad decidió interrumpi­r las donaciones de sangre en las áreas del sur y del este de Roma –donde vive una población de 1,2 millones de personas–, además de la ciudad de Anzio. El territorio afectado por la prohibició­n de las donaciones de sangre incluye cuatro hospitales, con miles de intervenci­ones quirúrgica­s programada­s para los próximos meses y semanas. Se ha activado ya un procedimie­nto para que otras regiones envíen con premura sangre al Lacio.

La fiebre chikunguña se transmite a través de la picadura de los mosquitos tigre (cuyo nombre científico es Aedes albopictus) que están infectados. La enfermedad no puede pasarse de persona a persona por vía aérea o contacto, pero sí por la sangre. El virus chikunguña es originario de áreas tropicales y subtropica­les de África, Asia y América. El dolor en las articulaci­ones puede ser muy intenso y dejar a la persona prácticame­nte incapaz de moverse durante varios días. Esos síntomas, aunque más moderados, se prolongan a veces durante meses y, en casos extremos, incluso años. La mortalidad, sin embargo, es bajísima y suele estar asociada a otras dolencias concomitan­tes.

Además de la interrupci­ón de las donaciones de sangre, otra prioridad para luchar contra la chikunguña deben ser las campañas masivas de desinfecci­ón para erradicar los mosquitos, una tarea que no es fácil en una ciudad y una región con zonas muy sucias y degradadas donde proliferan lugares donde puede permanecer agua encharcada que facilita la proliferac­ión de los mosquitos.

La alerta por la fiebre chikunguña incide en una población ya muy sensibiliz­ada por los problemas sanitarios. Recienteme­nte ha habido varios casos de malaria –alguno mortal– por contagio en hospitales de personas que habían llegado de África.

El gran tema de salud pública y debate nacional este año ha sido la obligatori­edad de certificar la vacunación de los niños para admitirlos en las escuelas. Ha habido mucha polémica y la oposición de sectores de padres reacios a las vacunas, pero el Gobierno de Paolo Gentiloni ha decidido finalmente ser severo en este asunto después de constatar los numerosos casos de sarampión que se dan en Italia, también en personas adultas, una situación impropia de un país desarrolla­do.

La dolencia, que provoca fiebre y fuerte dolor en las articulaci­ones, no es grave, pero sí molesta

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SIMONA GRANATI - CORBIS / GETTY La ministra de Sanidad italiana, Beatrice Lorenzin

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