Super Mario Bros y las tortugas
Hemos entrado en el terreno de lo absurdo sobre el 1 de octubre. Independientemente de la opinión pública y publicada, estamos en una especie de carrusel del humor Monty Python con toques de Eugenio, que también se entregaba al surrealismo en sus inolvidables chistes. Mientras escribo esto, voy consultando redes sociales y noticias que he ido anotando los últimos tres días. Encuentro, confirmadas o no, historias dignas de caer en las manos de los guionistas del
Polònia. Desde denuncias de presuntos coches camuflados de la Guardia Civil siguiendo camiones sospechosos (supongo que de llevar papeletas, urnas o carteles), hasta amenazas de cortar la luz para impedir la conexión a internet en los posibles colegios electorales. Como voy a enviar este artículo conectando mi portátil al móvil, me parece tan siglo XX como los teléfonos góndola. He anotado también algunas de las cosas oídas en el acto de inicio de la campaña del sí para el 1-O dichas en Tarragona por parte del presidente Puigdemont, el vicepresidente Junqueras y la presidenta Forcadell, eufóricos como después de una calçotada. Sólo ha arrancado esta campaña porque, a los del no, no se les espera, por lo que estas no serán unas votaciones “como siempre”, el mantra acuñado por el vicepresidente para intentar dar normalidad a lo que no lo tiene. El hecho de que el propio Jordi Sánchez, presidente de la ANC, dijera que en Tarragona se hizo “el mitin ilegal más importante de la historia de este país”, ya lo demuestra. También he puesto en el resumen una posible acta de la Guardia Civil de Sant Carles de la Ràpita con la incautación de 70 carteles grandes y 30 pequeños con el lema “Vota SI vivir quiere decir tomar partido. Referéndum 1 de octubre 2017”, un bote de cola, un palo y una escoba (sic). Un papel digno de acompañar al juez que ha prohibido en Madrid un debate sobre el asunto, decisión comprensible por parte de un magistrado que considera unos piojosos a los actuales mandatarios del Ayuntamiento, empezando por la alcaldesa Carmena, y que cree que la legítima bandera española es la que lleva el águila franquista en el centro. Y, por encima de todo, un fiscal general del Estado (recusado) que asegura que los catalanes estamos “abducidos”. Queridos lectores, estamos entrando ya en el terreno de los asuntos paranormales y el sentido común se retira, vencido, del terreno de juego.
No me reprochen que busque la parte cómica de lo que está pasando, visto que los que están ante las palancas y botones de ambos bandos están pulsándolo todo para llegar al 2 de octubre con la máxima aceleración posible y con todos los ases que puedan recoger por el camino. Me recuerdan a Super Mario Bros, con su gorrita y sus bigotes, corriendo enloquecido esquivando trampas y depredadores y recogiendo tantas monedas doradas como puede antes de morir.
El 2 de octubre, efectivamente, será tiempo de mirar qué es lo que hay en el zurrón e intentar encontrar un hilo por donde comenzar a desenredar el ovillo. También, espero, de hacer política de verdad. Está en juego un sistema envejecido, heredero de los pactos del 78, recortado, manoseado y exhausto que necesita una refundación urgente. Esta es la prioridad, a pesar de todo lo que dicen los herederos de los que manejan ese ovillo desde las cacerías de La escopeta nacional. Allá y aquí.
El 2 de octubre será tiempo de mirar qué hay en el zurrón e intentar encontrar un hilo por donde desenredar el ovillo