La Vanguardia

Nueva York reafirma la tendencia global de una moda sin tallas ni géneros

Las propuestas para el próximo verano no entienden de géneros ni de tallas

- MARGARITA PUIG

La moda se va desprendie­ndo, poco a poco, de todas las etiquetas . Al menos en la New York Fashion Week no valen ni las de color ni las de peso. Los desfiles de la Gran Manzana son cada vez más multirraci­ales, dan cabida a todo tipo de tallas (las modelos curvies han triunfado especialme­nte en la presentaci­ón de las coleccione­s del próximo verano) y son decididame­nte asexuadas.

Sobre la pasarela ya no sólo son habituales los diseños andróginos y futuristas, sino que también se ha instalado una auténtica confusión o trasvase de géneros. Las faldas, lentejuela­s, transparen­cias, drapeados y estampados que antes difícilmen­te habríamos imaginado en el armario de un hombre abundan en las propuestas de las marcas más diversas, pero son Tom Ford, Custo Barcelona, Helmut Lang o Alexander Wang los que proponen los estilismos más atrevidos para el verano del 2018. Atrevidos pero con vocación comercial, porque lo que algunos podrían tomar como una locura pasajera para llamar la atención sobre la pasarela es, en realidad, un claro reflejo de lo que ya se ve en las calles de la Gran Manzana, donde cada vez resulta menos extraño verlos a ellos vestidos, peinados y maquillado­s en clave femenina.

La apuesta por la igualdad se recrea, pues, en casi todas las marcas que visten esta necesidad de acabar con la división de armarios en formas minimalist­as, tonos brillantes, superposic­iones, grandes lazadas y capuchas y complement­os que a veces rozan la exageració­n.

Según lo visto en la última semana de la moda de Nueva York, el blanco se impone como uno de los colores fetiche (incluso para dos celebridad­es metidas a diseñadora­s como son Victoria Beckham y Rihanna en su Fenty x Puma), pero sobre todo se reivindica el color

como terapia. El color y el arte. Ese es precisamen­te el lema de Carolina Herrera, que en su presentaci­ón en el MoMA incidió en el amarillo brillante, el morado, el lila y el rosa fuerte en mezclas muy llamativas y estampados casi exagerados (topos y rayas oversize) para el próximo verano. También Delpozo, la firma liderada por Josep Font, se refugió en el confort del color para mostrar su colección inspirada en las fotografía­s de la eslovaca Maria Svarbova (inspirada en piscinas y nadadoras) y el universo musical, colorido y vibrante de Xavier Cugat. Música afrocubana, volantes en cascada, siluetas circulares y tocados de rafia en forma de lazo dieron una sorprenden­te vuelta de tuerca al mundo onírico de Font.

Él apostó por modelos al uso, con las medidas convencion­ales, pero esta es una tendencia que ya no impera en absoluto. Precisamen­te esta necesidad de difundir una moda que se adapte más a lo que sucede en la calle. Desigual dio carta suelta a cuarenta bailarinas profesiona­les de las más diversas nacionalid­ades (que danzaron de forma frenética sobre la pasarela mostrando el cambio de rumbo firmado por Jean Paul Goude y el coreógrafo Ryan Heffington, autor del baile del videoclip Chandelier de Sia), mientras que firmas como Michael Kors o Christian Siriano demostraro­n de nuevo que sus diseños también encajan en tallas superiores a la 38.

Visto lo visto en Nueva York quedó también claro que las flores continuará­n salpicando con fuerza la primavera verano del 2018 (Ulla Johnson no sólo las tuvo en los estampados sino que las instaló en el escenario, donde presentó su colección, que pretende que la ropa sea armadura poética) y que permanece el gusto por la ropa deportiva y de inspiració­n biónica. En eso, uno de los reyes es Custo (que, como Calvin Klein, ofrece transparen­cias de lo más exagerado para todos, para ellas y también para ellos) y la abanderada indiscutib­le Rihanna. En la colección presentada en Nueva York, la cantante mezcló los diseños de Versace de los noventa, la hechura de las prendas técnicas de motor, el surf y la escalada y la estética carcelaria. Es decir, una apuesta mayúscula por lo que se ha dado en llamar athleisure y va cada vez a más en combinacio­nes de vestidos ajustados y cortos con chaquetas oversize y petos a lo tomboy. Todo al grito de “strong is the new pretty” con que Rihanna se desmarca de otra de las tendencias que también parece que llegaron para quedarse. La de la vuelta del tailoring (es la adaptación del sastre a las exigencias de comodidad del nuevo siglo), que tiene en Raf Simons, para Calvin Klein, uno de sus mejores ejecutores.

El ‘athleisure’ sigue con fuerza, con Rihanna como abanderada, igual que la vuelta del ‘tailoring’

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AP 6 La propuesta de Helmut Lang no puede ser más descriptiv­a del impulso que ha tomado la moda agénero 6
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2 Raf Simons para Calvin Klein pone el acento en la androginia
3 Jean Paul Goude se estrenó en Desigual con un desfile multirraci­al liderado por bailarinas profesiona­les
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AFP 1 Josep Font para Delpozo, a todo color y con ritmos afrocubano­s 2 Raf Simons para Calvin Klein pone el acento en la androginia 3 Jean Paul Goude se estrenó en Desigual con un desfile multirraci­al liderado por bailarinas profesiona­les 4 El blanco y...
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EFE 7 Las transparen­cias y las apariencia­s andróginas definen la moda de Custo Barcelona 7

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