Historia y C+I estrenan hoy una serie en que un abogado intenta demostrar que su abuelo era el célebre asesino Tras la pista de ‘el Destripador’
Sobre la enigmática figura de Jack el Destripador, el asesino en serie sin identificar que en 1888 sembró el terror en el barrio londinense de Whitechapel al acabar con la vida de al menos cinco prostitutas, se ha generado una leyenda negra que perdura aún hoy, empezando por descubrir cuál era su verdadera identidad. Los canales de pago Historia y Crimen+Investigación estrenan hoy a las 22 horas una serie documental en la que se mostrará el objetivo del abogado californiano Jeff Mudgett de demostrar que su tatarabuelo, Herman H. Mudgett, más conocido como Dr. H. H. Holmes y considerado el primer asesino en serie de Estados Unidos, podría ser también el auténtico Jack el Destripador.
La serie, que consta de ocho episodios, es una narración en primera persona en la que también se ofrecen recreaciones ambientadas en el siglo XIX de Estados Unidos e Inglaterra. En El Destripador, Mudgett, de 40 años, descubre que su tatarabuelo era Herman H. Mudgett y sospecha que viajó a Inglaterra en la época en la que se cometieron los asesinatos de Jack el Destripador. Como base de esta teoría, el abogado se apoya en los textos de dos diarios que heredó de Holmes, que detallan su participación en el asesinato y mutilación en Londres de aquellas prostitutas. Además, también cree que el hombre que murió ahorcado el 7 de mayo de 1896 no era su tatarabuelo, sino un hombre que fue engañado por él para llevarle a la horca en su lugar.
Para probar su teoría y averiguar la verdad, Mudgett sigue un sangriento rastro de hechos históricos y pistas ocultas que le llevan a siniestros lugares como, por ejemplo, los túneles bajo una oficina de correos del sur de Chicago que se encuentra donde antes estaba el castillo de
los horrores de Holmes, hotel que sirvió de inspiración a Alfred Hitchcock para Psicosis. Más que un alojamiento, el asesino lo diseñó para ser una fábrica de la muerte. Estaba compuesto por una cámara de gas, un cuarto de disección, puertas trampa y un horno en el sótano para destruir cualquier rastro.
En sus pesquisas, Mudgett cuenta con la ayuda de un exagente de la CIA, Amaryllis Fox. Juntos realizan una investigación que les lleva a exhumar y someter a análisis los restos de su tatarabuelo, en un intento por resolver de manera definitiva la incógnita de si él era en verdad el hombre que se ocultaba tras la figura del célebre asesino de Whitechapel.