El club sin miedo
La Real gana, golea y divierte gracias al trabajo de Loren, el director deportivo más longevo de Primera
El 25 de agosto la Real Sociedad se fue al parón como líder de Primera. Hacía 14 años que no dominaba el campeonato. El jueves, los donostiarras consiguieron su mayor goleada en Europa al derrotar 4-0 al Rosenborg.
Hay clubs con pánico a crecer demasiado. La historia reciente de la Real es una prueba del porqué. Desde la Copa de 1987, su último título, hace 30 años, a cada pico le ha seguido una caída en picado. En la temporada 2002-03 los txuri urdin fueron segundos y después penaron tres temporadas por la zona baja hasta que bajaron a Segunda, donde estuvieron tres cursos. Hace cinco años acabaron cuartos. No habían vuelto a Europa hasta ahora.
Pero en Anoeta ya no está mal visto codearse con los grandes. Pese a los traumas de Joseba Etxeberria, Alkiza, Imaz o Loren, al club ya no le preocupan las pescas del Athletic o de otro pez gordo. La Real es hoy un club sin miedo.
Se lo debe a Eusebio, técnico que conjuga normalidad y fútbol vistoso. Es mérito del presidente Jokin Aperribay, que tiene al club saneado y sueña con eliminar la pista de atletismo de Anoeta. Es debido a una plantilla llena de canteranos. Pero sobre todo es culpa de Loren Juarros, el arquitecto del equipo.
En el cargo desde el 2009, es, tras la marcha de Monchi, el director deportivo más longevo de la Liga. Loren jugó 481 partidos (354 de blanquiazul) en 18 temporadas en Primera, desde 1984 y el 2002, y dominó las dos posiciones más importantes hasta la aparición de Cruyff, delantero centro y defensa central, algo que pocos pueden decir.
“Yo no me lo inventé de central”, corrige John Benjamin Toshack a La Vanguardia. “Es que Loren de juvenil era defensa”, descubre. “La Real aún no podía fichar extranjeros y a veces salen tres jugadores muy buenos en un puesto y ninguno de otro. Para no desaprovechar el talento se me ocurrió cambiarle de posición. Se habían ido Uralde y Satrústegui y lo puse de 9 porque tenía una mina en el remate de cabeza. Así que yo me lo inventé de delantero”, se pone una medalla el galés. No le fue mal porque en 1989 el Athletic fichó a Loren por 300 millones de pesetas, traspaso récord para un jugador nacional. “Cuando lo recuperé del Burgos en 1993 se quedó de central para siempre”, recuerda JB.
Loren es un hombre de Aperribay. Su primer año coincidió con el ascenso. “El origen de lo que está sucediendo en la Real es una generación muy buena que sale en Segunda”, dicen en San Sebastián. Son los Griezmann, Carlos Martínez, Agirretxe, Zurutuza o Markel Bergara. En eso también coincide Toshack. “La media con Prieto, Zurutuza e Illarra es la que sujeta el equipo. Los tres son vascos de la cantera y juegan con los ojos cerrados”.
“El segundo punto clave para dar el salto es el cambio de Lasarte por Montanier en el banquillo”. Con el francés, un desconocido menos para Loren, se apuesta por mimar el balón e irrumpen Íñigo Martínez, Illarramendi y el fichaje de Vela. Loren volvió a arriesgar con Arrasate. “No sale bien. Es el último año de Bravo y Griezmann. Y el presidente decide actuar como Florentino y trae a Moyes”, apunta Mikel Recalde, de Noticias de Gipuzkoa. “Loren quería a Mel”, descubre. Y después de que el escocés desquicie a medio club es el director deportivo quien elige a Eusebio para recuperar el fútbol y la calma.
“Juega con dos extremos reconvertidos en laterales”, subraya Recalde. Se refiere a Odriozola y el francés Kevin. “Odriozola es una bala”, elogia Toshack. “Parece que lleva toda la vida en el primer equipo”, destaca el galés. Él y Oyarzabal representan esa cantera de la Real capaz de pasar de Segunda B a ser internacionales con España.
Loren dio en el clavo enseguida con Rulli para sustituir a Bravo pero tardó en cubrir el hueco de Griezmann. Ni Seferovic, ni Jonathas ni Finnbogasson cuajaron. A la cuarta trajo a Willian José y Juanmi. “Alucino que nadie haya hecho una locura por Willian”, exclama Recalde. Aunque el Everton sí preguntó.
“Económicamente el club está increíble”. Sin urgencias de tesorería, la Real ha podido mantener el bloque. Los jugadores están protegidos, con cláusulas altas y fichas buenas, para evitar la tentación al Athletic. Y eso ahuyenta a equipos de toda Europa. El club remitió al Everton a la cláusula del brasileño: 40. Lo mismo pasó cuando el Barça quiso a Íñigo Martínez. Tampoco se fue Rulli, pretendido por el Nápoles. Faltaban cinco días para el cierre del mercado y el presidente dijo que no había tiempo para encontrar sustituto de garantías y desechó más de 20 millones. El único que no se amedrentó fue el PSG, que pagó 18 por Yuri. Pero Eusebio y Loren sustituyeron al lateral izquierdo por un canterano, Kevin. Así es la Real sin miedo.