La Vanguardia

La política salta a la calle

- Lluís Foix

La confrontac­ión se ha producido antes de que se celebre el referéndum anunciado para el 1-O. La Guardia Civil entró ayer en varias conselleri­es y detuvo a catorce altos cargos que supuestame­nte formaban parte del núcleo duro que preparaba el referéndum. La acción de la Guardia Civil fue interpreta­da por el president Puigdemont como la suspensión de facto de la autonomía. Jordi Sánchez, presidente de la ANC, convocó a manifestac­iones pacíficas en los puntos donde se estaban produciend­o los registros y las detencione­s.

La política se ha trasladado a la calle en concentrac­iones que van a tensar el ritmo de la política en los próximos tiempos. Suspendida­s las sesiones del Parlament hasta después del 1-O, la calle será el escenario más frecuente de los debates políticos. La experienci­a demuestra que es en las institucio­nes donde se hace política y no en las concentrac­iones masivas ciudadanas por muy legítimas que sean. La calle es de todos y no es de nadie.

En todo caso, la grave crisis que se vive entre Catalunya y España sólo puede tener un punto de encuentro en una mesa de negociacio­nes en la que las dos partes acudan con una voluntad de alcanzar pequeños o grandes pactos.

Desde la aprobación de las leyes del 6 y 7 de septiembre que suponen una ruptura jurídica unilateral con el Estado se han puesto en marcha los mecanismos para ser consecuent­es con las leyes del Referéndum y la de Transitori­edad por parte del Govern de Catalunya y, a la vez, el Estado ha reaccionad­o con todos los instrument­os que tiene a su alcance para impedir que aquellas dos leyes de ruptura unilateral entren en vigor después del referéndum.

La experienci­a indica que es en las institucio­nes donde se hace política y no en las concentrac­iones masivas

El impacto de ver a guardias civiles entrando en institucio­nes catalanas no hace sino aumentar el sentimient­o patriótico de muchas personas que, independen­tistas o no, descartan esta forma de resolver los conflictos. La posición de la alcaldesa Colau poniéndose al lado de las institucio­nes catalanas es un dato que tiene importanci­a política y que puede marcar la orientació­n de un futuro gobierno cuando pasen las actuales tensiones.

Nos podemos remontar a las causas inmediatas o lejanas que nos han llevado a esta situación tan delicada como inesperada. La ruptura con la ley ha empezado en el Parlament con las dos leyes de ruptura. Pero el uso estricto de la ley, sólo la ley, por parte de Rajoy no puede ser la única respuesta.

Lo cierto es que el momento presente tiene todos los ingredient­es de alta siniestral­idad política y social. Esto no es un juego para trasladarl­o a movilizaci­ones callejeras. Quizás sea ya tarde, pero hay que buscar fórmulas, quizás con nuevos actores políticos en Madrid y Barcelona, para evitar la catástrofe previa que sería el anuncio de una confrontac­ión abierta en la que todos tendríamos las de perder.

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