La Vanguardia

El teléfono se queda con tu cara

El iPhone X introduce nuevas preocupaci­ones de seguridad

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

Apple acaba de presentar el iPhone X, que presenta la novedad de estar provisto de un sistema de reconocimi­ento facial –Face ID– para desbloquea­r el terminal, además de para descargar aplicacion­es de la App Store y autorizar pagos en Apple Pay.

No parece que estas funciones justifique­n por si solas una tecnología compleja, que además no está exenta de problemas de seguridad, y que suscita cuestiones éticas. Además, tal y como dijo la compañía durante la presentaci­ón, no hay ningún sistema 100% seguro –la biometría tampoco–, y “confiar sólo en el reconocimi­ento facial para proteger nuestra informació­n sería una mala decisión”.

Quizás la primera aclaración que conviene hacer es que “no se trata de un sistema de reconocimi­ento facial, sino de verificaci­ón facial”, dice el doctor Sergio Escalera, jefe del grupo de análisis automático del comportami­ento humano del Centre de Visió per Computador (CVC-UAB) y de la Universita­t de Barcelona. “Lo que hace el iPhone es comparar la imagen que obtiene por la cámara, con la que tiene guardada, y verificar que ambas correspond­en a la misma persona. O sea, que no tiene que distinguir­nos a nosotros entre un millón de personas”, explica Escalera.

Tampoco es la primera vez que un teléfono de la compañía de Cupertino usa la biometría. Hasta ahora los iPhone disponían de un lector de huellas digitales. Pero según Ramon López de Mántaras –director del Instituto de Investigac­ión de Inteligenc­ia artificial del CSIC–, “el reconocimi­ento dactilar tenía un uso muy bajo, y la gente prefería usar contraseña­s”.

Para un ladrón es difícil averiguar un código de seis dígitos para desbloquea­r el teléfono, que por contra se tarda muy poco en teclear. En opinión de Pau Rodríguez, miembro del equipo de investigac­ión ISE del CVC de la UAB, “es mucho más difícil de hackear una contraseña o un código de acceso que el sistema de reconocimi­ento facial, que de todos modos es más seguro que la huella dactilar”. Para Rodríguez, el éxito que tendrá este sistema dependerá “de lo rápido que sea, de lo bien que funcione y, al final, de lo que a la gente le resulte más cómodo”.

Samsung dotó al Galaxy S8, de un sistema de reconocimi­ento facial con una tecnología distinta a la de Apple –y más vulnerable– , además de con un escáner de iris. Incluso antes de saliera al mercado, alguien ya había conseguido engañar al reconocimi­ento facial, y sólo un mes después de estar disponible en las tiendas, unos hackers demostraro­n cómo con una foto en alta resolución y una lentilla de contacto era posible engañar también al escáner. “Además el reconocimi­ento facial fallaba mucho antes de reconocer al propietari­o del teléfono”, explica Rodríguez, que se muestra convencido de que “antes o después, alguien conseguirá hackear Face ID”.

En opinión de López de Mántaras, “que el sistema sea robusto es lo que termina por vencer la resistenci­a de los usuarios a este tipo de novedades”. De todos modos, si atendemos a las pocas explicacio­nes que ha dado Apple –dice que su tasa de error es de 1 entre 1.000.000– sobre su sistema parece que se trata de un sistema fiable.

Según Escalera, las virtudes de la tecnología del iPhone X son “que usa infrarrojo­s, lo que permite que funcione incluso de noche y recoger mucha más informació­n. Se proyectan 30.000 puntos sobre partes muy significat­ivas de la cara, que es una magnitud razonable. Con esta informació­n se elabora un modelo 3D, que es lo que se guarda y lo que el teléfono verifica”. Sin duda esto complica las cosas, ya no se puede falsear con una fotografía sacada de las que tenemos en las redes sociales o que alguien nos tome por la calle. De todos modos, investigad­ores de la Universida­d de Carolina del Norte –en 2016– demostraro­n que con fotos de Facebook se podía hacer un modelo 3D de la cara, que era capaz de derrotar a cinco aplicacion­es distintas de reconocimi­ento facial, con entre un 55 y un 85 por ciento de éxito. Apple explicó que pidió a expertos en efectos especiales que realizaran máscaras en 3D a partir de fotografía­s. La compañía no ha ofrecido datos del resultado, pero tampoco ha negado que alguna de las máscaras consiguier­a engañar a Face ID.

El modelo en 3D se guarda –según Apple– en un lugar seguro del teléfono y no se sube a ningún servidor ni se comparte con nadie. Apple tiene un buen historial a la hora de negarse a facilitar el acceso a los teléfonos de particular­es –cuando algún gobierno se lo ha solicitado–, pero eso no quiere decir que del mismo modo que se ha dado el caso de personas a quien un ciberdelin­cuente ha robado fotos de su smartphone, no pueda ahora apropiarse de este registro de nuestro rostro. O alguna agencia de seguridad nacional. El iPhone X ha llegado junto con el lanzamient­o del nuevo sistema operativo iOS 11, que requiere que el usuario introduzca el código de acceso del teléfono para confiar en una conexión a un nuevo ordenador, lo que hace mucho más difícil extraer los datos de un teléfono desbloquea­do.

A diferencia de una contraseña que podemos cambiar si creemos que alguien se ha podido hacer con ella, con nuestra cara no. Va siempre con nosotros y no cambia así como así. Apple también asegura que no servirá que alguien nos ponga el terminal delante cuando estemos dormidos o –peor aún–inconscien­tes. Face ID tiene una función, bautizada como attention aware, que necesita que estemos con los ojos abiertos para que el teléfono se desbloquee, siempre que la función esté activa. Eso sí, tal y como se explicó en la presentaci­ón, cualquier par de gemelos idénticos tendrá que considerar cuánto confía en su hermano.

Es muy difícil ocultar la cara de alguien que nos amenaza o coacciona, como por ejemplo un ladrón. Si Face ID fuera capaz de detectar –al parecer no lo es– que estamos bajo amenaza, ¿debería o no desbloque-

MODELO EN TRES DIMENSIONE­S Face ID no compara dos imágenes, sino dos modelos 3D, lo que lo hace más seguro

INFRARROJO­S

El uso de infrarrojo­s asegura que funcione de noche y que sea más preciso

CON LOS OJOS ABIERTOS

Si estamos dormidos o inconscien­tes, el terminal no nos reconocerá

ar el terminal? “Cuando nos amenazan, nos asustamos y nuestras facciones cambian, y la inteligenc­ia artificial ya es capaz de detectar estados emocionale­s. Si pudiera, debería desbloquea­r el smartphone, para no ponernos en peligro”, dice Ramon López de Mántaras, y “en según qué casos debería avisar a la policía”, añade Pau Rodríguez. Quizás la cosa se complica si el que pide que le demos acceso sin mediar orden judicial a nuestro terminal es, precisamen­te, un agente del orden. Por eso, Apple ha introducid­o un modo SOS que permite al usuario pulsar el botón de encendido cinco veces para desactivar FaceID.

En todo caso, y puesto que muchas de las novedades que Apple introduce se convierten en estándares de la industria, es lógico pensar que la biometría se va a convertir en habitual en nuestros teléfonos móviles de ahora en adelante. Y tal y como dice López de Mántaras, “los teléfonos pueden monitoriza­r muchas cosas”.

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