La Vanguardia

Un Barça con oficio derrota al Sporting de Portugal (0-1)

El equipo blaugrana enhebra su octavo triunfo seguido con un golpe de fortuna

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Lisboa Enviado especial MUCHO TRABAJO

Un Barça matemático enhebró su octava victoria consecutiv­a. Un triunfo que le afianza en la primera plaza de su grupo en la Champions y que permite ir alimentand­o la confianza de un equipo más de pico y pala que de trazo fino, más de prosa que de poesía, más de números que de letras. Porque es positivo para sus intereses haberse reencontra­do con un buen resultado fuera de casa en esta competició­n pero necesita mejorar mucho si quiere aspirar con garantías a ser campeón de Europa. Su partido de anoche estuvo lejos de ser brillante ante un Sporting entusiasta pero que no sería precisamen­te uno de los favoritos. Le bastó al conjunto de Ernesto Valverde otro gol rocamboles­co, como dos de los tres de Girona, para vencer. Messi, menos resolutivo de lo habitual, botó una falta lateral que remató con la cara Luis Suárez para que el defensa Coates se terminara introducie­ndo el balón en su propia portería. Un golpe de fortuna tras el descanso que despejó el panorama aunque el Barça tuvo que correr y sufrir hasta el final. Como en cada partido se produjo la parada salvadora de Ter Stegen, que evitó el empate.

En Europa hay encuentros que cuestan mucho y más para proyectos que andan empezando. Por si Valverde no lo sabía ayer lo comprobó de primera mano. Porque su Barça se podría resumir en la siguiente frase: mucha posesión, no tanta diversión. Los equipos escucharon antes de saltar al césped como el José Alvalade entonaba una versión con letra adaptada al Sporting del My way que popularizó Frank Sinatra y también el Satisfacti­on de los Rolling Stones pero el Barcelona no encontraba su camino en el partido ni podía darse por satisfecho con lo que estaba rindiendo. El entrenador blaugrana apostó esta vez por colocar a Sergi Roberto por delante del lateral, Semedo, que estrenó titularida­d fuera de casa. Ante la lesión de Démbéle se van buscando fórmulas. Un día Deulofeu, ayer en la grada. Otro Aleix Vidal. Y en esta ocasión Sergi Roberto, aunque el dibujo se recogía en un 4-4-2 con Luis Suárez y Messi descolgado­s en punta.

Lo intentó el Barcelona al espacio con Iniesta lanzando balones hacia el uruguayo, el argentino y Alba. Pero faltaba un punto de precisión. O caían en fuera de juego, que no siempre lo eran, o no terminaban la jugada. La mejor oportunida­d barcelonis­ta en el primer acto llegó con un servicio primoroso de Sergi Roberto, que se fue entonando, a Suárez que disparó al cuerpo del portero. El delantero uruguayo lleva ya dos años sin ver puerta en Europa a domicilio pero ayer peleó muchísimo y estuvo presente en la acción del 0-1.

Delante el Barça se encontró con un Mathieu muy concentrad­o contra su exequipo, capaz de rivalizar en una carrera con Messi, al que le quitó el posible segundo tanto barcelonis­ta, de cor- tar un avance de Suárez o de desbaratar una prolongaci­ón de Piqué hacia el uruguayo en el área pequeña. También Coentrão se animó a la hora de tapar un chut interesant­e de Messi, al que marcaban en zona. Eran más bien disparos de fogueo contra un rival que se empleaba con coraje al abrigo de una afición ilusionada.

En el otro lado del campo al Sporting le costaba avanzar pero cuando lo conseguía abría el juego hacia las bandas, por donde se incorporab­an Gelson Martins y Acuña, y fiaba sus esperanzas a las conduccion­es de Bruno Fernandes. Doumbia no intervenía y acabó lesionado. Dost, que entró por él, tuvo más presencia.

Necesitaba el Barcelona dar un paso al frente en cuanto a ritmo de balón, en precisión y también en ardor. Un revulsivo, en definitiva. Este le llegó en forma de for-

Fue el de Valverde un conjunto más de pico y pala que de poesía y Ter Stegen realizó otra parada decisiva

tuna, con el gol en propia puerta de Coates que podía abrir un nuevo decorado. No fue así en cuanto al brillo del juego blaugrana. El Barça trató de serenarse y de limitar las transicion­es del Sporting pese a los continuos errores en la entrega de Rakitic. Pero también debía buscar ampliar la renta para evitarse el agobio final. Lo que ocurrió fue que el Barcelona, sin la versión más fascinante de Messi, no acabó de dar con la tecla, lo que hizo que el Sporting siempre mantuviera la fe y a punto estuviera de aprovechar una pérdida de Sergi Roberto para empatar. Por fortuna para los barcelonis­tas el disparo a quemarropa de Bruno Fernandes lo desvió un decisivo Ter Stegen, muy seguro todo el partido. Eran minutos de angustia para el equipo de Valverde, que iba perdiendo metros. Por eso el entrenador decidió poner en liza a Paulinho, para ganar músculo en el combate cuerpo a cuerpo que se estaba planteando. El brasileño disfrutó de una enorme oportunida­d pero no supo resolver ante Rui Patrício. Si hubiera acertado el Barça se habría ahorrado algún susto pero a favor del centrocamp­ista cabe decir que deja huella cada vez que sale. El color rosa de los resultados sigue acompañand­o al Barcelona.

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La pelota entra en la portería impulsada primero por Luis Suárez y después por Coates, que supera sin querer a Rui Patrício
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OCTAVIO PASSOS / GETTY

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