Censura interrumpida
El museo neoyorquino retira tres piezas por supuesto maltrato
El FC Barcelona dio anoche por concluido sin éxito el voto de censura impulsado por Agustí Benedito, una decisión que puede abrir una batalla judicial, pues el propio Benedito considera que tiene tiempo hasta el 2 de octubre para presentar las firmas, y amenaza con llevar el club a la justicia ordinaria si no acepta los avales recogidos para plantear una votación que podría suponer la destitución de la junta de Bartomeu.
El poder de los animales saca su musculatura en Nueva York.
El entonces alcalde Rudolph Giuliani no consiguió en 1999, apelando a la falta de respeto religioso, que el cuadro de Chris Ofili en el que se veía a la virgen María con excrementos de elefante se retirara de la exposición organizada en el Museo de Brooklyn.
Y, pese a la denuncia de racismo, el Whitney Museum se mantuvo firme la pasada primavera en la exhibición de Open casket
(ataúd abierto). En este cuadro, la pintora blanca Dana Schutz recrea la icónica foto del cadáver de Emmett Till, el adolescente negro que fue linchado hasta la muerte hace más de 60 años en Money (Misisipi) y que consta como punto de arranque del movimiento por los derechos civiles.
Sin embargo, el Guggenheim neoyorquino se ha visto obligado a rendirse frente “las explícitas y repetidas amenazas de violencia” de los grupos que defienden a los animales. La institución ha retirado tres piezas que formaban parte de la exposición Art and China after 1989: theater of the world, que se inaugura en octubre, por las imágenes de supuesto maltrato a perros, cerdos o insectos, respectivamente en cada uno de esos montajes.
“Cuando una institución no puede ejercer el derecho a la libertad de expresión, esto supone na tragedia para una sociedad moderna”, según una declaración del artista Ai Weiwei a The New York
Times. “Presionar a los museos para que excluyan manifestaciones artísticas muestra un escaso entendimiento no sólo sobre los derechos de los animales, sino sobre los derechos de las personas”, reiteró Weiwei.
Los tres vídeos estaban incluidas entre las 150 piezas que se disponen a exhibir. Uno muestra múltiples insectos y pequeños reptiles fritos bajo una lámpara. Otro, Theater of the world (teatro del mundo) era el que rubricaba el título de la exposición. En este trabajo se observa a dos cerdos manteniendo sexo ante la audiencia.
Pero ha sido Dogs that cannot touch each other (perros que no pueden tocar a otros) el que despertó la ira contra el Guggenheim, expresada en una avalancha de protestas en la calle y en el espacio virtual. En esta creación de Sun Yuan y Peng Yu se ven cuatro parejas de canes enfurecidos que intentan luchar, lo que les resulta imposible al hallarse en una cinta de correr que les impide el contacto definitivo.
Estas piezas, subrayó el museo en su comunicado, ya han sido exhibidas en Asia, Europa y, curiosamente, en Estados Unidos.
Tampoco sorprende si se tiene en cuenta que Nueva York y los perros viven un idilio.
El museo argumentó la preocupación “por la seguridad de los trabajadores, de los visitantes y de los artistas”. Y recalcó: “Como entidad comprometida con presentar múltiples voces, estamos consternados al tener que retirar unas obras. La libertad de expresión siempre ha sido y será un valor supremo del Guggenheim”.
Las piezas se habían exhibido en otros sitios, pero el museo teme por la seguridad de empleados o visitantes