Schengen en suspenso
La Comisión Europea presenta un nuevo plan de acogida para 50.000 refugiados
La UE ha aceptado prorrogar por tres años la autorización para instalar controles fronterizos dentro de la zona Schengen alegando el peligro terrorista, aunque el principal motivo es el temor a la llegada de refugiados sirios a Europa.
Presionada por los gobiernos, la Comisión Europea dio ayer su brazo a torcer y propuso ampliar a tres años el periodo de tiempo en que, excepcionalmente, se podrán realizar controles fronterizos dentro de la zona Schengen. La “persistente amenaza terrorista” es una de las razones alegadas para proponer este cambio por Bruselas , que promete ser muy estricta en la concesión de autorizaciones para evitar que una medida que debería ser ocasional se convierta en la norma y Europa acabe por dar marcha atrás en uno de sus principales logros, la libre circulación de personas.
“Si muere Schengen, será el principio del fin de Europa”, alertó ayer el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopulos, reacio hasta hace muy poco a autorizar nuevas restricciones al código de fronteras europeo. Avramopulos se ha convencido sin embargo de que restringir Schengen es la única manera de salvarlo. Alemania, Austria, Suecia, Dinamarca y Noruega reinstauraron los controles hace casi dos años a raíz de la crisis de refugiados amparándose en la incapacidad de Grecia de proteger sus fronteras. En teoría deberían renunciar a ellos en noviembre pero la presión ha sido enorme para lanzar una reaños forma exprés que amplíe los plazos, también por parte de Francia, que los mantiene desde los atentados terroristas del 2015.
Con las normas actuales, los gobiernos de la zona Schengen sólo pueden realizar controles fronterizos de forma puntual por un periodo inicial de seis meses que, en casos excepcionales, puede prolongarse hasta dos años. Hasta hace un par de años, apenas habían hecho uso de estas cláusulas. En los últimos diez años, sólo se reinstauraron los chequeos en 36 ocasiones en el total de 26 países que forman la zona Schengen, casi siempre coincidiendo con la celebración de algún mundial de fútbol o cumbre internacional. En el otoño del 2015, todo cambió.
Las derogaciones concedidas entonces están a punto de expirar, pero los gobiernos del centro y norte de Europa no están dispuestos a levantar los controles. La propuesta aprobada ayer por el colegio de comisarios permitirá ampliar a tres las restricciones para hacer frente a “nuevas amenazas”, como el terrorismo, o gestionar crisis como la ola récord de demandantes de asilo que llegó a Europa hace dos años. La iniciativa no va tan lejos como reclaman países como Alemania y Francia, que piden autorizar los controles por hasta cuatro años.
Los gobiernos no recibirán una luz verde automática a sus peticiones, recalcó ayer la Comisión Europea. Transcurridos los doce primeros meses, “si la amenaza persiste”, se examinarán las peticiones de acuerdo a estrictas condiciones. “Sólo si la seria amenaza al orden público es lo suficientemente concreta y se corresponde con medidas nacionales proporcionadas, como el estado de emergencia”, plantea la comunicación aprobada ayer. “Debe ser siempre el último recurso”, insistió Avramopulos.
La drástica caída en el número de refugiados y la mejora de la situación en Grecia ha dejado de ser una coartada para pedir excepciones a Schengen (aunque ahora podrán hacerlo en caso de alerta terrorista). Esta nueva situación puede ser una oportunidad para abrir vías legales de inmigración a la Unión Europea, planteó ayer Bruselas, tanto para emigrantes económicos (en función de las necesidades del mercado laboral de cada país) como para dar facilidades a las personas con derecho a recibir protección internacional. No hay aún propuestas formales para la primera posibilidad, que suscita escaso entusiasmo en los gobiernos europeos, pero sí para ofrecer “una alternativa legal y segura” a los peligrosos viajes a través del Mediterráneo desde África.
En respuesta a la petición de Naciones Unidas, Bruselas propuso ayer a los gobiernos europeos acoger a 50.000 refugiados en los próximos dos años mediante un programa de reasentamiento, trayéndolos directamente desde sus países o de campos de refugiados. La Comisión Europea ofreció 10.000 euros de ayuda por cada plaza que ofrezcan. Aunque el mecanismo europeo de reparto de refugiados no alcanzó los objetivos previstos, el plan de reasentamiento (una fórmula con más tradición) ha estado cerca de cumplir sus metas. Bruselas propone centrar el nuevo programa en las personas con derecho a asilo en Libia, Egipto, Níger, Sudán, Chad y Etiopía.
Los gobiernos europeos podrán suspender Schengen más tiempo en caso de alerta terrorista