“Estoy aquí porque lo quiere Dios”
El ultraconservador Roy S. Moore gana las primarias republicanas en Alabama frente al candidato que apoyó Trump
El lunes, en una granja del sur de Alabama, Roy S. Moore subió al escenario vestido como un vaquero del Far West, sacó su pistola quizá para dar la impresión de fortaleza y dijo: “Por la razón que sea, Dios me ha puesto en esta elección en este momento y toda la nación está observando”. Al día siguiente, los republicanos de Alabama le elegían como candidato al Senado frente a Luther Strange, el aspirante que contaba con el apoyo del establishment del partido y con el de Donald Trump.
El presidente ha sufrido una derrota que pone en cuestión su capacidad de influencia en las bases republicanas. De nada sirvió la arenga y los insultos del presidente el fin de semana contra los jugadores de la liga de fútbol que protestan contra la discriminación racial cuando suena el himno de Estados Unidos. Lo hizo en un mitin de apoyo al candidato que luego perdió. Y tampoco han servido los numerosos tuits del presidente en los que apoyaba a Strange que el martes por la noche el presidente se apresuró a borrar. Los cambió por otro en el que apoyaba de forma entusiasta al vencedor de la primaria para que gane también la elección en diciembre contra el demócrata Doug Jones, con el que Moore se disputará el escaño que dejó vacante el actual fiscal general, Jeff Sessions.
Nadie apuesta por Jones en un estado en el que los demócratas no ganan nada desde hace más de 40 años y en el que las batallas políticas se convierten en cruzadas religiosas. El candidato del presidente perdió la carrera porque los republicanos de Alabama son todavía más conservadores que Trump, pero Moore lo explicó de otro modo: “He puesto mi destino político en manos del Todopoderoso”.
Quienes han demostrado ser poderosos son los cristianos evangélicos, que han catapultado a su candidato cuando el rival, Luther Strange, contaba además de con el apoyo de Trump con el respaldo político y económico de la dirección republicana, que invirtió hasta 10 millones de dólares en publicidad para impedir la victoria de Moore. Mitch McConnell, el líder republicano del Senado, tiene sus motivos. Si no ha podido disciplinar a los senadores del Grand Old Party (GOP) para sacar adelante la agenda republicana, menos lo hará con un tipo tan testarudo como Moore, que ha sido expulsado dos veces del Tribunal Supremo de Alabama por negarse a cumplir órdenes federales, entre ellas la de casar a personas del mismo sexo. Moore es de los que considera que la ley de Dios, tal como él la
La cúpula republicana sufre una derrota que hace temer una ofensiva ultrarreligiosa en otros estados
interpreta, pasa por encima de las leyes de los hombres y está determinado a imponerla a todos los demás. El temor republicano reside en que la victoria de Moore tenga un efecto dominó en varios estados, lo que convertiría a la mayoría republicana en el Congreso en una auténtica olla de grillos.
Paradójicamente, el candidato de Trump perdió la carrera pero el ganador tenía entre sus partidarios al núcleo duro que empezó con Trump en la Casa Blanca y que ya no están, principalmente el ex jefe de estrategia, el ultraderechista Steve Bannon.