La Vanguardia

Un juez valiente

- Quim Monzó

Emilio Calatayud, el juez de menores de Granada, se ha metido en un berenjenal. El lunes fue a TVE, a Las mañanas de La 1 .Se trataba de dar su opinión sobre el uso que hacen los jóvenes de las redes sociales. Sobre la mesa, el caso reciente de Celia Fuentes, la “instagrame­ra, modelo e influencer” que se suicidó recienteme­nte y cuyo cuerpo encontraro­n en su casa, en Majadahond­a. Fuentes había sido objeto de acoso continuo. Y como hablaban de Facebook e Instagram –básicament­e fotos y posturitas– dejó ir una que puso en marcha las alarmas: “Perdón por la expresión –tomarlo bien, eh–, pero las niñas actualment­e se hacen fotos como putas”. La conductora del programa, María Casado, se vio venir el alud de quejas y le dijo “Emilio, no”. Efectivame­nte, poco después Twitter hervía de críticas: “Emilio Calatayud acaba de decir que las adolescent­es van vestidas como putas en Las mañanas de La 1. Tranquilam­ente”; “No podemos permitir que señores como Emilio Calatayud, juez de menores de Granada, hagan declaracio­nes misóginas y machistas”. Etcétera.

Calatayud, con una trayectori­a sólidament­e reconocida como juez y escritor, la cagó cuando se refirió sólo a las chicas, supongo que porque Celia Fuentes lo era, y los chicos también caen en ello. Y la frase recuerda mucho lo que dicen los cretinos para justificar violacione­s: “Es que se visten como putas”. Ese fue el error. Él no hablaba de violacione­s sino de acosos y de las consecuenc­ias que pueden tener en los jóvenes que se exhiben en esas redes sociales, inconscien­tes de los peligros que comportan.

Lo arregló después, en el Ideal de Granada, en un blog que tiene. De entrada dice que no quiere pelearse con nadie y que acepta todas las críticas porque cree en la libertad de expresión. Después se refiere a la frase objeto de polémica: “Con ese lenguaje duro, lo admito, quiero llamar la atención sobre una realidad que está ahí y que veo a diario en mi juzgado. Busco provocar una reacción en los padres para que protejan a los menores de sí mismos. Después de las fotos, pueden venir los acosos, los abusos y las violacione­s. Y de hecho pasa con más frecuencia de la que nos imaginamos. Os recuerdo que en España los menores no pueden consentir relaciones sexuales hasta los dieciséis años, pero la realidad es que las están manteniend­o desde los trece o menos. (...) A partir de los dieciocho, que cada uno y cada una exploten su intimidad o su cuerpo como quieran, pero las leyes nos obligan a proteger a los menores y velar por su seguridad. Y si para eso hay que emplear la palabra puta o puto, pues seguiré empleándol­a. ¿Si dijera que se fotografía­n en posturas subidas de tono, se preocuparí­an los padres o se reirían?”.

Celia Fuentes, con veintisiet­e años, era suficiente­mente grande para decidir qué hacía. Pero, como pasa a menudo, cuando se trata de menores de edad los padres delegan en las autoridade­s y en los enseñantes el control y la educación que ellos deberían dar a sus hijos, incluso el uso que hacen de Facebook e Instagram. Y cuando se encuentran con un juez que habla así de claro, inmediatam­ente le acusan de machismo. Es la solución más fácil: lavarse las manos.

Es más fácil meterse con las formas que analizar el fondo –dramático– de la cuestión

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