Las olas de calor serán la norma en los veranos del futuro
La probabilidad de que los veranos tengan temperaturas tan altas como las del 2017 en la región mediterránea se ha multiplicado por diez a causa del cambio climático, según concluye una investigación del consorcio científico internacional World Weather Attribution (WWA).
“Hemos encontrado pruebas claras de la influencia humana en el calor récord de este verano, tanto en las temperaturas veraniegas globales como en la ola de calor llamada Lucifer”, declara Geert Jan van Oldenborgh, investigador del Instituto Meteorológico Real de los Países Bajos.
“En muchas ciudades de todo el sur de Europa ahora hay una probabilidad de uno entre diez de tener cada verano una ola de calor tan intensa como la que hemos visto este año”, señala Van Oldeborgh. “A principios del siglo XX, una verano como este hubiera sido extremadamente infrecuente”.
La nueva investigación, que la WWA ha presentado en un comunicado, se ha basado en dos análisis complementarios basados en simulaciones informáticas. Por un lado, los investigadores han analizado las temperaturas máximas registrados en observatorios de toda la región mediterránea a lo largo de todo el verano. Por otro,
El cambio climático multiplica por diez el riesgo de episodios extremos en el sur de Europa
se ha realizado un análisis específico del episodio extremo de agosto llamado Lucifer, cuando las temperaturas máximas superaron los 40 grados en gran parte de la cuenca mediterránea y las mínimas nocturnas no bajaron de treinta. En Italia, la ola de calor se asoció a un incremento del 15% de las urgencias hospitalarias.
Los resultados de la investigación son consistentes con las predicciones de los modelos de cambio climático, destaca Friederike Otto, de la Universidad de Oxford (Reino Unido). “Los veranos siguen volviéndose cada vez más calurosos”, declara en el comunicado difundido por el consorcio WWA. “Las olas de calor son mucho más intensas que en los años 50. Si no hacemos nada por reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, el tipo de calor extremo que hemos visto este último verano se convertirá en la norma” en el futuro.
Según el Robert Vautard, del Laboratorio de Ciencias del Clima y el Medio Ambiente de Francia, “las ciudades deben trabajar con los científicos y los expertos de salud pública para desarrollar planes de acción contra el calor. Estos planes salvan vidas”.