Orden y distancia
Prioridades. Un buen equipo se construye mediante el respeto de las prioridades establecidas. Si el entrenador da importancia a un aspecto del juego es alentador que en el inicio de su trayectoria los jugadores muestren su complicidad. Esto genera una dinámica de credibilidad entre el técnico y sus pupilos que normalmente da los frutos deseados. El Barça está obsesionado en la construcción de un equipo que mantenga con continuidad la distancia entre líneas. Entendiendo que lo que les hace fuertes es el cumplimiento de esa norma. Ayer, ante un Sporting que decidió no dejar espacio entre líneas para evitar entornos favorables para Messi, ante un equipo tan bien trabajado, es muy fácil tener lapsus de concentración y cometer errores en defensa. Pero el Barça, concienciado de que la distancia entre líneas y el orden es el cimiento del triunfo, mantuvo el nivel que quiere Valverde.
La segunda línea. Las ganas de cumplir tácticamente con su labor defensiva y de ser la referencia para la distancia entre líneas de todo el equipo hizo que la segunda línea desapareciera en las jugadas ofensivas. Y quizás se echó en falta debido a la defensa descaradamente alta del Sporting. Parecía que con suma facilidad algún jugador avispado en el desmarque acabaría con el planteamiento de entrenador portugués, pero no fue así porque el Barcelona fue demasiado simple o porque su rigurosidad para el orden los maniató. Hay dos maneras de combatir esas defensas adelantadas: poniendo los mecanismos necesarios para evitar que se sitúen tan adelantados, como realizar los pases largos cruzados desde la posición de central a la espalda del lateral de la banda contraria, que quieras o no hacen recular y retrasar la posición más de lo deseado; y tratando de aprovecharse de esos espacios tan amplios que quedan entre la línea de defensa contraria y su portero. Pero es demasiado simple y evidente que lo hagan los puntas, ya que incluso los defensas se ponen en posición de carrera orientados hacia su portería. Lo eficiente es que sean los jugadores de segunda línea que después de una transición duradera del balón aparezcan en una zona alejada y de manera sigilosa. De este modo se aprovechan de que los defensas marcadores están con su punta correspondiente, y de que los centrocampistas que los marcan se relajan pensando que al proyectarte a zonas más adelantadas ya se encargarán los defensas de seguir la marca.
Movilidad y desorden. Si el orden maniató a los jugadores azulgranas, ¿habría que entender que la movilidad genera desorden? Nada más lejos de la realidad. La movilidad, si se ejerce de manera adecuada, no provoca desorden, si no todo lo contrario. Entre otras cosas porque hay una movilidad ordenada. Cuando la movilidad no afecta a la distancia entre líneas ya estás respetando el orden. Además, cuando los jugadores de una misma línea se escalonan de manera lógica todavía se genera más orden. Un claro ejemplo fueron los movimientos de Sergi Roberto, un maestro en la movilidad ordenada: cuando lo hace es para superar una línea rival mediante una conducción con cambio de ritmo o bien acompañando la jugada ofreciendo soluciones a quien lleva la pelota. Situándose normalmente de una manera ordenada genera una equidistancia entre él, el jugador que le da el esférico y el que recibirá su pase. Posicionados para atacar y para la recuperación del esférico.
El Barça está concienciado de que la distancia entre líneas y el orden es el cimiento de los triunfos