RESPONSABLES PARA NO QUEDAR FUERA DE JUEGO
LA RSC permite a las empresas ganar en competitividad y reputación
La responsabilidad social corporativa (RSC) implica una manera de gestionar y hacer negocios basada en principios éticos y apegados a la legalidad. Su finalidad no es fomentar la filantropía, ni buscar que las empresas se conviertan en entidades benéficas, ya que éstas han sido creadas para ganar dinero y ser rentables, pero sí que se comprometan con las personas y el medio ambiente.
Para lograr este compromiso, e impulsar y fomentar la RSC, es necesario que las compañías la entiendan y enfoquen como una mejora de la organización, y la consideren siempre de forma global y estratégica. Si se implementa sin que sea transversal y que parezca solo la opinión de un departamento o persona, entonces se podría identificar como una restricción en vez de considerarse como un aspecto que ayudará a la mejora general de la firma.
“El concepto de RSC se ha consolidado entre las empresas –explica Josep Maria Canyelles, experto en RSC y socio-consultor de Vector 5–, pues han interiorizado la responsabilidad social como parte de la cultura de la compañía, de su estrategia empresarial, y han visto que ésta las ayuda a ser mejores, a dialogar con el mercado, la sociedad, los grupos de interés, etc.”.
RENDIMIENTOS ECONÓMICOS
Aunque diversos estudios y estadísticas demuestran que las empresas que hacen RSC tienen un mejor rendimiento, una menor volatilidad y, en general, son más estables en el tiempo si se comparan con aquellas que no la llevan a cabo, Canyelles puntualiza: “Yo no me atrevería a decir que la responsabilidad social sea la causa de este mejor rendimiento o estabilidad, es posible que sea el efecto: las empresas mejor dirigidas y que crean más valor son las que mejor gestionan la RS. Lo que no puede plantearse una compañía es querer ganar más dinero al aplicar la responsabilidad social”.
De la misma opinión es Juan Alfaro, secretario general del Club de Excelencia en Sostenibilidad, quien considera que existe una conciencia económica, social y ambiental entre las empresas. “La responsabilidad social no da rentabilidad económica, pero si gracias a prácticas como la flexibilidad laboral –por poner un ejemplo– se genera un mayor orgullo de perte- nencia y una mayor productividad, bienvenido sea. Si la conciencia social es rentable económicamente, mucho mejor”.
También es posible, explica Canyelles, que algunas empresas opten por ganar menos a cambio de tener unas mejores condiciones laborales, de relación con el entorno, medioambientales, y que el beneficio económico sea menor. “A largo plazo estas acciones pueden revertir positivamente en la empresa, que los trabajadores estén más implicados y que la empresa gane más dinero... o no”, remarca el socio-consultor de Vector 5.
Sin embargo, diferentes experiencias demuestran que las compañías responsables son las que logran captar al mejor talento, las que cuentan con unos trabajadores más comprometidos con la organización, etc., y a la larga se crea un círculo virtuoso que lleva a una mejora económica.
Por su parte, Xavier Carbonell, coordinador académico y profesor de RSC en ESCI-UPF, opina que la responsabilidad social no puede medirse en términos de rentabilidad “ya que es un compromiso ante uno mismo ante y la sociedad. No obstante, –añade este experto– las políticas adecuadas de RSC siempre irán asociadas a una mejor competitividad e imagen ante la sociedad lo que redundará, de buen seguro, en un mayor beneficio para la empresa”. Carbonell también apunta que es difícil, “por no decir imposible”, medir este efecto, “pero el retorno positivo hacia la empresa de estas políticas es claro y se traducirá en diferentes ámbitos, entre ellos el económico”.
Los expertos consultados consideran que una empresa con una adecuada política y actuaciones en materia de RSC será más competitiva, controlará mejor sus riesgos y, consecuentemente, tendrá una mejor imagen y reputación. “Hoy en día si no reúne estas condiciones, la empresa puede quedar fuera del mercado (competitividad) o verse inmersa en algún problema que dañe su imagen o marca (riesgos)”, asevera Carbonell.
IMPACTO GLOBAL Y LOCAL
La RSC ofrece infinidad de posibilidades a las empresas. Según Alfaro, las compañías españolas están trabajando principalmente en la integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en su estrategia diaria, objetivos que tienen un impacto global, pero a partir de una actuación local. “Estamos viendo cómo alinean sus estrategias con estos objetivos y cómo contribuyen a minimizar la pobreza, fomentar la educación, mitigar el cambio climático... trabajando de forma inteligente en proyectos locales, aunque la mejor manera que tienen las empresas para ser socialmente responsables es generando ocupación y contratando gente”.
Canyelles también destaca la necesidad de que estén en contacto con el territorio y realicen acciones para mejorar el entorno, como la gestión de la diversidad y de las identidades. “Es un tema que no afecta directamente a la empresa, sino a la comunidad, –dice este experto– pero la empresa puede dar respuesta a demandas e inquietudes de la sociedad vinculadas con la cohesión social, por ejemplo”.
Juan Alfaro, Club de Excelenciaen Sostenibilidad: “La mejor manera que tienen las empresas para ser socialmente responsables es generando ocupación”