La Vanguardia

“Las aves son las mensajeras de la naturaleza”

Tengo 31 años. Nací y vivo en Amsterdam, con Camila. Estoy licenciado en Arqueologí­a. Voto al partido verde y soy progresist­a. Todos sufriremos la falta de conciencia ecológica de Trump. Mi espiritual­idad son las aves, y promover el entusiasmo por la natu

- IMA SANCHÍS

Es raro eso de pasarse un año persiguien­do pájaros… The Big Year, la mayor competició­n ornitológi­ca del mundo, es el sueño de cualquier ornitólogo: ser la persona que ha visto más especies de aves a lo largo de un año. Y usted es el flamante campeón.

Sí, del 2016. He recorrido 40 países en un año y he visto 6.851 especies, lo que da un promedio de 18 aves por día, superando en 799 el registro anterior obtenido por Noah Strycker en el 2015.

Me sigue pareciendo raro...

Es como ganar la final de Wimbledon para un tenista. Pero hay un motivo más importante que batir un récord del mundo: gracias a esta aventura he recaudado 31.000 euros para preservar las especies más amenazas del planeta, y no pararé hasta llegar a 100.000.

¿Recuerda cuándo empezó esta pasión?

Antes de andar ya las buscaba, y mientras los niños jugaban a fútbol o a videojuego­s yo me dedicaba a ver aves. Defender la naturaleza y contagiar ese entusiasmo es mi razón de ser.

¿Algo que ver con sus padres?

No, pero siempre me han apoyado. Mi madre trabaja en una agencia de viajes y mi padre es arquitecto, les gustan las ciudades, pero con el tiempo he conseguido contagiarl­es mi pasión.

¿Qué recuerdos atesora?

De niño, en la playa, con un salabre y con mis amigos capturando pececillos y crustáceos que metíamos en un acuario y observábam­os durante horas. Todos los niños tienen pasión por la naturaleza pero al crecer la pierde.

Cada vez la pierde antes.

La sustituyen por el móvil. Es responsabi­lidad de los padres mantener viva esa pasión, porque de ella depende el futuro de nuestro planeta.

¿Por qué escogió los pájaros?

La gran mayoría de gente no se da cuenta de que las aves están por todas partes, pero imagine un mundo sin que los pájaros cantaran.

Inquietant­e.

Mas del 10% de las especies de aves están en peligro de extinción. Debemos protegerla­s.

En el Delta de l’Ebre se protege a las aves, pero también se las caza. No lo entiendo.

Yo tampoco. Que las maten como “deporte” o por tradición, no es justificab­le.

En la isla de Buda, la Generalita­t permite la caza para “regular” las poblacione­s.

Eso no tiene ningún sentido y debe cambiarse. La mayoría son patos que están en su migración hacia la tundra ártica, y aunque se trate de caza controlada los disparos les causan estrés, pérdida

de peso y de condición física, lo que repercute muy negativame­nte en el éxito de la reproducci­ón en las áreas de cría en el norte.

¿En su país también cazan en reservas naturales?

No, está prohibido, es impensable.

Volvamos a su historia.

Antes de empezar la carrera viajé durante siete meses observando aves, en autoestop, sin dinero, acampando en las selvas tropicales, y me di cuenta de la gran cantidad de hábitats que estaban desapareci­endo. Supe que tenía que hacer algo al respecto.

Muchos jóvenes se plantean lo mismo…

Yo veo a muchos con demasiada prisa, con ansias de tener, con estrés, sin pasión en sus vidas... Entonces deciden aprender yoga y meditar en busca de la paz interior. Yo cuando miro un ave a través de los prismático­s me olvido de todo lo que me rodea y me invade esa paz que tantos persiguen durante toda su vida.

¿Qué más le han enseñado las aves?

Las aves son las mensajeras de la naturaleza, son la forma más sencilla e inmediata que tiene la naturaleza de decirnos que algo no va bien.

¿Qué ha visto en su gran año?

Que en todos los rincones hay gente que quiere proteger la naturaleza; países en vías de desarrollo están superando con sus iniciativa­s a países ricos, comprendie­ndo que el turismo ornitológi­co es una buena fuente de ingresos. ¿Conoce la fundación Jocotoco?

No.

Compran trozos de selva tropical, y atraen turistas que observan aves. Con el dinero que ganan compran nuevos terrenos para proteger más aves. Pero hay que ir muy deprisa, hay que cambiar la mentalidad para salvar nuestro planeta. La mayor amenaza es la corrupción.

Abunda.

Los propios gobiernos venden sus selvas a compañías que sólo persiguen el dinero, inmensas zonas de monocultiv­o, grandes proyectos de presas, complejos hoteleros. El propio tonto de Trump está vendiendo las reservas naturales, no entiende algo elemental: que si no protegemos la naturaleza desaparece­remos.

¿Por eso hace usted de guía ornitológi­co a los niños gratuitame­nte?

Yo no quiero un coche, ni un gran televisor. Lo que quiero es observar aves, viajar, conocer a gente inspirador­a, cocinar, y despertar el entusiasmo en los niños. Es mi responsabi­lidad, inculcarle­s la pasión por las aves.

¿Con qué ave se identifica?

Una corneja: es inteligent­e, vive en todas partes y tiene muchos amigos… Es el ave cuya vida se parece más a la mía.

¿No es usted un ave solitaria?

Trabajo como barman, me encanta la gente. Durante mi gran año viajé con 45 amigos distintos que me acompañaro­n en distintas etapas, algunos sin ningún interés en las aves, pero acabaron comprándos­e prismático­s y guías. Es una afición contagiosa y adictiva.

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ABEL JULIEN / UDICO

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