La Vanguardia

Tom Price

- NUEVA YORK Correspons­al

EXSECRETAR­IO DE SALUD DE EE.UU.

Uno de los enemigos más fervorosos del Obamacare, Price se propuso recortar gastos en la sanidad estadounid­ense, a la vez que él despilfarr­aba cientos de miles de dólares en vuelos privados. Ha tenido que renunciar a su cargo.

Entre otras definicion­es, el caso Price –apellido que viene que ni pintado al traducirlo, “precio”– generó ayer expresione­s tan definitori­as como “el gabinete del champán” o “la cultura de la corrupción de Donald Trump”.

El presidente que prometió ser la voz de los trabajador­es y azote de ricos –salvo para su propia fortuna–, reunió un ejecutivo plagado de millonario­s y, por lo que se ve, de buenos vividores.

Tom Price, nombrado para llevar las riendas del Departamen­to de Sanidad y sacarlo del Obamacare, ya sabe cual es el precio de la fiesta. “Es un buen hombre”, insistió el viernes Trump antes de que la Casa Blanca emitiera el comunicado en el que se informaba de la carta de dimisión de Price y aceptación de la misma por el presidente. “No estoy feliz con esto, ¿ok?”, confesó Trump.

El diario Politico descubrió que Price, cuya máxima consistía en imponer recortes en “el dispendio sanitario de la era Obama”, se dedicaba a viajar, en desplazami­entos “montaje” para ir a una de sus propiedade­s en Georgia o visitar a su hijo en Nashville, con aviones privados a cargo del erario. Ofreció devolver 52.000 dólares, según su cálculo de los billetes comerciale­s, pero esto no hizo más que aumentar el escándalo. La factura real sube a 400.000 dólares. Y a esto se suma otra cifra incluso superior por sus trayectos en aviones militares para desplazami­entos internacio­nales. Se llevaba a su mujer mientras sus ayudantes se embarcaban en vuelos regulares.

Según The New York Times ,al tiempo que hacía de globettrot­er a costa de los impuestos de los ciudadanos, el secretario Price, de 63 años, desarrolló el hábito de escribir cartas coloristas y festivas al Departamen­to de Sanidad. En sus misivas detallaba sus recorridos y, a su vez, requería a sus empleados que “aseguraran la buena administra­ción de los dólares de los contribuye­ntes”.

La sombra de la malversaci­ón, por idéntico asunto, también se cierne sobre Scott Pruitt, administra­dor de la agencia de Medio Ambiente; Ryan Zinke, responsabl­e de Interior; o el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, a quien investigan si utilizó un vuelo privado para ir junto a su esposa a Kentucky para observar el eclipse total del pasado agosto.

La lupa también se pone en la familia Trump. Las vacaciones en la nieve de Aspen (Colorado) de los matrimonio­s de Ivanka y Eric con sus parejas e hijos, ascendiero­n a 330.000 dólares sólo en seguridad, 195.700 en hospedaje o 22.000 en equipo de esquí.

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