El caballero de la lluvia
Víctor del Árbol es nombrado Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres coincidiendo con su nueva novela
Víctor del Árbol se ha convertido en el segundo escritor español, tras Arturo Pérez-Reverte, que es nombrado Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres, galardón que recibirá dentro de dos meses en París. El reconocimiento coincide con la publicación de su novela Por encima de la lluvia (Destino).
El mismo hombre que se llevó el Premio Nadal en 2016 será galardonado en París en un par de meses. Tras el acto oficial para el que anda “ensayando en francés ante el espejo” –bromea– Víctor del Árbol será Chevalier de l’Ordre dels Arts et des Lettres. Es el segundo escritor español que lo logra (después de Pérez-Reverte, y amén de hispanos como Borges o Sábato) y coincide con la publicación de su novela Por
encima de la lluvia (Destino). “Pregunté si era verdad. Me parecía algo galáctico pero pensé en lo que decía Semprún, que al final las lenguas no importan ¡importa el lenguaje! Supongo que hablará la ministra de Cultura, me pondrán la medallita y para casa...”, señala mientras reconoce que al acercarse a los 50 “por primera vez, en lugar de huir hacia adelante huyo hacia atrás”. Como su personaje.
El autor acaba de llegar de una estancia en la residencia Marguerite Yourcenar para escritores. “Una especie de retiro monástico en la que fue su casa, en el antiguo Flandes, rodeada de bosques, sin televisión, con una biblioteca inmensa y una muy mala conexión con internet”.
Es Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) un experto en relatar tramas paralelas. “Prefiero lo poliédrico a lo ortodoxo”. Por eso su última novela plantea varias realidades: dos personas que han pasado la barrera de los 70 (Miguel, discreto exdirector de banco, hombre de orden, y Helena, descendiente de una distinguida familia inglesa, bohemia) deciden cómo quieren vivir el resto de su existencia.
Un tercer personaje, Yasmina, joven musulmana hija de inmigrantes marroquíes en Suecia, pasa de secundario a central. “En la vida no hay secundarios, no creo en ellos; todos somos personajes principales. En la novela convergen: uno no puede encogerse ante la existencia , debe ir a fondo”.
Del Árbol se ha inspirado en la realidad de Malmö. “La conozco bien. Es una ciudad de frontera (como Tánger, donde acaba el libro) un gueto que desmonta la idílica idea de que las sociedades nórdicas son muy tolerantes y abiertas. En Malmö viven –sin salir de su barrio para nada– colectivos de diversos orígenes. Y es alarmante el repunte de la extrema derecha en Suecia”. No es partidario, el autor, de los dogmas. Ni en el tema del referéndum catalán. “Nací aquí, aprendí catalán a los catorce años y nunca, hasta ahora, vi fractura social”. Considera que los políticos no están a la altura. “Es evidente que necesitamos una refundación de la Constitución de 78. Me ofende profundamente el mal uso de la palabra –de fascista a represión– y me parece indignante que se haya secuestrado la idea de lo que es ser español, catalán o demócrata. Es abyecto y les diría a los políticos que tomen nota de Cervantes: quien mucho lee y quien mucho viaja mucho conoce”. “Si alguien piensa (el parlamento catalán) que se puede legislar al margen de la mitad de la población están muy equivocados –añade– pero si alguien (el Gobierno español) pretende imponer por la fuerza la legalidad y cree que con ello va a amordazar a un pueblo se equivoca, no conoce lo que son los catalanes”.
“En la vida no hay secundarios, no creo en ellos; todos somos personajes principales”