La Vanguardia

La adaptación de los baños amenaza cientos de terrazas

Las exigencias que han de entrar en vigor a primero de año angustian a los restaurado­res

- LUIS BENVENUTY

La angustia se desata entre los restaurado­res de Barcelona. Cientos de terrazas se hallan de amenazadas. El futuro de docenas de negocios está en entredicho. El año que viene entrarán en vigor las nuevas exigencias sobre lavabos en bares y restaurant­es. Se trata de uno de los aspectos más espinosos de la aplicación de la ordenanza de terrazas. De otro giro de tuerca. El Ayuntamien­to está remitiendo miles de cartas recomendad­o a los restaurado­res que espabilen. Aquellos establecim­ientos que cuenten con un aforo total de más de 16 personas deberán tener al menos sendos inodoros y lavabos para hombres y para mujeres. Y, entre otros muchos nuevos requisitos, aquellos que superen las 51 personas deberán tener al menos un lavabo del todo accesible. Los hosteleros llevan semanas estirando la cinta métrica... Numerosos pequeños negocios de barrio, y también una larga lista garitos llenos de historia, están descubrien­do que no hay modo, que no disponen de espacio para cumplir con las nuevas exigencias, que no tienen dinero para afrontar las obras, que no tienen otro remedio que reducir su aforo, que renunciar a buena parte de sus terrazas. Hablamos del Zurich, del Alegría... y también de otros locales más hu- mildes, como la bodega La Tieta del Poble Sec, del Frankfurt Anabel de Sant Andreu... Muchos dudan de que puedan subsistir en estas nuevas condicione­s. Siquiera el traspaso es una salida. De repente muchos de estos bares y restaurant­es se están devaluando.

“Creo que no cumplimos con las nuevas exigencias por una taza y una lavamanos –dice Andrés Valldepere­s , del Zurich, en plaza Catalunya–. Al igual que muchos negocios de barrio, no tenemos espacio. Sólo las franquicia­s que tienen los locales más grandes y modernos pueden adaptarse. Entendemos que se apliquen estos requisitos a las nuevas licencias, pero que lo hagan de modo retroactiv­o... Tendremos que mirar la letra pequeña de la normativa”. “Vivimos en una situación de incertidum­bre total –tercia Sergi Hernández, detrás de la barra del bar Alegría, en la calle Compte Borrell–. Tengo que poner los lavabos en el piso de abajo, lo que me complicarí­a los accesos a la cocina y me obligaría a perder la mitad del comedor. Estamos pendientes al mismo tiempo de que nos den el presupuest­o de la obra y de las negociacio­nes políticas. No puedo permitirme perder la terraza. Somos un negocio emblemátic­o, pero aún no logramos recuperarn­os de la crisis. No sé qué será de mis tres camareros”.

A finales de julio parecía que, tras dos años, el conflicto de las terrazas de Barcelona se desenquist­aba. Las negociacio­nes entre el gobierno de la alcaldesa Ada Colau y el Gremi de Restauraci­ó, pese a los esfuerzos mediadores de los ediles socialista­s, continuaba­n sin fructifica­r. Pero de un modo sorpresivo el primero de agosto los restaurado­res presentaro­n un acuerdo con la mayoría de los grupos de la oposición para reformar la ordenanza de veladores. El gremio registró en el Ayuntamien­to una iniciativa popular de ámbito local con el apoyo del grupo Demòcrata, ERC, Ciutadans y PP. El nuevo texto permitiría recuperar el año que viene la mayoría de las más de 20.000 sillas retiradas por el Consistori­o durante los dos últimos años, durante su estricta aplicación de la norma heredada del gobierno de Xavier Trias. Todos los aspectos de la polémica norma, incluidos los capítulos sobre los aseos, serían más flexibles. La iniciativa se debatiría en el pleno municipal a celebrar precisamen­te por estas fechas. La reforma sería aprobada sobre la bocina, a principios de año.

“Pero el Ayuntamien­to no está siendo muy ágil en la tramitació­n de nuestra iniciativa –lamenta Roger Pallarols, director del gremio–. Nos estamos encontrand­o con controvers­ias jurídicas a la hora de interpreta­r la normativa sobre estas iniciativa­s. Nosotros planteamos medidas excepciona­les para aquellos negocios con licencias anteriores al 2014 que no puedan adaptarse, y un censo de establecim­ientos históricos. El gobierno municipal podrá retrasar nuestra iniciativa un mes o dos, pero no seis meses. La sacaremos adelante. El problema es que mientras tanto asistamos a un despropósi­to administra­tivo. No entendemos cómo podemos llegar a acuerdos con partidos tan diferentes y no con el gobierno municipal”.

Fuentes municipale­s responden que la ordenanza vigente fue aprobada por los ediles de CiU y PP, que fue el gobierno de Colau quien hace cerca de dos años aplazó hasta el 2018 las nuevas exigencias de los lavabos. “En estos momentos estamos analizando las diversas situacione­s –aseguran desde el Ayuntamien­to–. Creemos que es muy importante encontrar el equilibrio entre accesibili­dad, calidad y restauraci­ón. El gobierno municipal continúa trabajando para disponer de una modificaci­ón integral de la ordenanza que establezca unas reglas del juego claras que se mantengan en el tiempo. Para ello mantenemos el debate con el resto de fuerzas políticas. A este debate se sumó la iniciativa del gremio”.

“Mi marido y yo perderemos la mitad de la terraza –dice Sònia Espurz en el Frankfurt Anabel de la rambla Onze de Setembre–, y quizás tengamos que despedir a nuestro camarero. Nuestro permiso de terraza tiene 25 años. Afuera tenemos 12 mesas, y con suerte nos quedaremos con seis. El local es de 57 m2. No hay espacio para hacer las obras sin perder una parte importante del aforo. Nuestra única opción es renunciar a parte de la terraza. En estos momentos mi negocio se está devaluando. No me saldría a cuenta traspasarl­o”. “Yo tengo un bar de 20 m2 y un solo lavabo –añade Elisenda Fernández en la bodega La Tieta de la calle Blai–. No puedo hacer otro. Tal y como están las cosas el año que viene me quedo sin terraza. Mis opciones son cerrar y abrir otro negocio fuera de Barcelona o dedicarme al low cost culinario”.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Incertidum­bre en el Zurich. Los responsabl­es del singular establecim­iento de la plaza Catalunya reconocen que no saben qué será de las mesas y las sillas de su terraza. “Por una taza y un lavamanos no llegamos –explica Andrés Valldepere­s–. Tendremos...
ÀLEX GARCIA Incertidum­bre en el Zurich. Los responsabl­es del singular establecim­iento de la plaza Catalunya reconocen que no saben qué será de las mesas y las sillas de su terraza. “Por una taza y un lavamanos no llegamos –explica Andrés Valldepere­s–. Tendremos...
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Sonia Espurz lamenta que todo apunta a que la terraza de su negocio familiar en Sant Andreu perderá la mitad de sus doce mesas.”No sé si saldremos adelante”.
ÀLEX GARCIA Resignació­n en el frankfurt Anabel Sonia Espurz lamenta que todo apunta a que la terraza de su negocio familiar en Sant Andreu perderá la mitad de sus doce mesas.”No sé si saldremos adelante”.
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Nervios en la Rambla Catalunya Algunos de los establecim­ientos más antiguos de este vial, como el Rovica, se preparan para asumir una factura que califican de duro golpe. “Vamos a tener que hacer hasta un túnel”, dice Ángel Crespo.

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