La Vanguardia

Todo por el turismo

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Turquía ha iniciado la construcci­ón de un canal que permitirá a las embarcacio­nes acceder por mar a las ruinas de Éfeso, que actualment­e está a seis kilómetros de la costa, una obra de ingeniería pensada para reactivar el turismo.

Todo fluye”, dijo Heráclito, el más oscuro de los hijos de Éfeso. Aunque eso fue antes de que empezara a empantanar­se la que había sido una de las mayores metrópolis portuarias del Mediterrán­eo. El mar fue retrocedie­ndo a causa de los sedimentos del río Caístro y, hoy en día, las fabulosas ruinas de Éfeso –incluidos sus muelles– se encuentran embarranca­das a más de seis kilómetros de la orilla. Sin embargo, el Gobierno turco está decidido a que el Egeo vuelva a besar sus mármoles. No por un exagerado aprecio por los vestigios grecorroma­nos, sino a causa de su gancho para el turismo, en un momento muy delicado para el sector.

Hasta hace un lustro, entre uno y dos millones de visitantes paseaban cada año por la Biblioteca de Celso, el Templo de Adriano, el Odeón o la antigua calzada del puerto, que hoy desemboca en un estanque. En el 2012, cuando el turismo iba sobre ruedas, ya se lanzó la idea de devolverle el mar a Éfeso a través de un canal, apto para embarcacio­nes. La drástica caída del turismo sufrida desde el 2015 ha obligado a rescatar con urgencia aquel plan, con la mirada puesta en los cruceros.

El subdirecto­r de Obras Hidráulica­s, Ali Fuat Eker, explica las caracterís­ticas de dragado del “proyecto de antiguo canal”. En realidad, se prevé resolver para siempre lo que fue una batalla perdida cada pocos siglos, alargando, ahondando y ensanchand­o obras de canalizaci­ón que se remontan al emperador Adriano o incluso antes. Eker declara haber recibido ya el estudio de impacto ambiental, que la licitación saldrá este 19 de octubre y que la primera fase de las obras, presupuest­ada en siete millones de euros, empezará antes de marzo y deberá estar terminada en un año. Se promete cautela para no dañar restos arqueológi­cos, ya que un 80% de las ruinas de Éfeso están aún por excavar. “Devolverem­os la región a su lugar de hace 2.500 años”, ha prometido el dirigente regional, Atilla Kaya.

La inestabili­dad en la zona ha llevado a que grandes compañías de cruceros hayan excluido a Turquía de sus circuitos en los últimos años, decantándo­se por las islas griegas e incluso Albania. El Gobierno turco quiere recuperar parte del terreno perdido, ofreciendo treinta dólares por crucerista.

Los grandes proyectos de ingeniería son marca de la casa y el Gobierno turco cabalga sobre algunas de las constructo­ras más internacio­nalizadas del mundo. El canal de Éfeso es, de hecho, cosa de niños al lado del cacareado proyecto de abrir un segundo Bósforo artificial, entre el mar Negro y el mar de Mármara, apto para portaavion­es.

Volviendo a Éfeso, los visitantes ya no desembarca­rán en autobús, sino en barco, como los comerciant­es y peregrinos de la antigüedad, con el aliciente de nuevos hábitos, como el té y el café, y la sorpresa desagradab­le de que los antiguos, como el vino, se ven sobrecarga­dos con impuestos altos en moralina, que poco bien le hacen al turismo. Todo fluye, pero el vino y los turistas extranjero­s, más lentamente.

Como es sabido, muchas de las mejores ruinas griegas están en la actual Turquía, y Éfeso, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, es uno de los mejores conjuntos para recrear la vida en una polis grecorroma­na –con sus ágoras, sus baños, sus templos, sus burdeles y sus letrinas–. Tierra abonada para la maravilla desde milenios, Éfeso debía su fabulosa riqueza al templo de Artemisa, diosa de la fertilidad. Una de las Siete Maravillas de la antigüedad, de la que –como en el caso del cercano Mausoleo de Halicarnas­o– no queda más que alguna columna hecha añicos.

Éfeso no es sólo centro de interpreta­ción del mundo clásico, sino que fue centro de codificaci­ón del cristianis­mo. Allí murió segurament­e san Juan, no sin antes haber escrito su evangelio y, según una tradición, acompañar a la Virgen María, cuya supuesta casa se venera. De la cavernosa tumba del primero, en la edad media, los más crédulos oían un ronquido. Ahora de lo que se trata es de aumentar las pernoctaci­ones.

La crisis turística saca del cajón un gran proyecto para reactivar las ruinas grecorroma­nas

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de la metrópolis jónica de Éfeso, actualment­e en Turquía
Turquía licita un canal para cruceros a fin de devolver el puerto de Éfeso a orillas del Egeo tras siglos
CHRIS MCGRATH / GETTY Patrimonio de la humanidad. Vista de algunas de las famosas ruinas de la metrópolis jónica de Éfeso, actualment­e en Turquía Turquía licita un canal para cruceros a fin de devolver el puerto de Éfeso a orillas del Egeo tras siglos
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