La Vanguardia

Arranca en Francia el juicio por el caso Mohamed Merah

Su matanza inició en el 2012 la serie yihadista francesa

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

En marzo del 2012, Mohamed Merah, un joven delincuent­e de origen argelino mató a tres militares de origen norteafric­ano en Montauban y a un maestro y tres niños judíos, de 3, 5 y 8 años, en una escuela de Toulouse, antes de ser abatido por la policía. Ayer, en medio de una gran emoción y tensión, en presencia de los familiares de sus víctimas, se abrió en París el proceso de su hermano, Abdelkader Merah, en condicione­s de extrema seguridad.

El de Merah fue un caso importante porque reunió todo lo que luego se hizo crónico tras los atentados contra la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo :el odio pseudorrel­igioso y el fanatismo, mezclado con biografías de delincuent­es, antisemiti­smo y una crueldad juvenil estremeced­ora.

En ausencia del principal protagonis­ta de aquella tragedia, su hermano concentró toda la atención. Abdelkader fue recibido con gestos cariñosos y de complicida­d por su compañera y su madre, Zoulija Aziri, enfundada en un estricto vesalafist­a

lo negro. Mientras lanzaba besos a su hijo, los familiares de los niños asesinados le insultaban, obligando al presidente del tribunal a poner orden. “Montón de mierda”, le dijeron.

“No espero nada de este proceso, lo único que deseo es que no salga nunca de la cárcel”, dijo Samuel Sandler, padre del profesor y abuelo de los tres niños, de la escuela Ozar-Hatorah de Toulouse. Aquel día de marzo del 2012, los tres fueron asesinados con tiros en la cabeza en la puerta de la escuela. En apenas medio minuto.

Mohamed Merah fue muerto a balazos por las brigadas especiales tras un largo asedio en el apartament­o en el que se había refugiado. Entonces nadie lo sabía, pero aquello anunciaba los grandes atentados del 2015 y el 2016, que hoy casi han dejado de sorprender.

Tras una mampara de cristal blindado, Abdelkader Merah, hermano mayor de Mohamed, compareció entre dos policías, vestido de blanco, con una larga barba y cabellos recogidos en coleta. Era un confeso que frecuentab­a la llamada célula de Artigat (el pueblo occitano del famoso proceso de Martin Guerre en el siglo XVI) y está considerad­o el inspirador de todo aquello.

En su día Abdelkader se declaró “orgulloso” de la manera en la que había muerto Mohamed, “combatiend­o, tal como nos enseña el Corán”, decía. Reconoció haber estado al corriente de los proyectos de su hermano y calificaba a los judíos de “cerdos” y “monos”. El otro acusado es Fettah Malki, otro delincuent­e reincident­e, argelino de 35 años, acusado de suministra­r el arma y un chaleco antibalas a Merah. Ambos son acusados de complicida­d en sus asesinatos.

Entonces se dijo que Merah era un lobo solitario. No lo era. Actuó por cuenta de Al Qaeda y sus dos presuntos cómplices eran su entorno. El padre de uno de los soldados muertos ha denunciado al entonces presidente, Nicolás Sarkozy, y al jefe de los servicios secretos, Bernard Squarcini. El proceso durará un mes.

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ERIC FEFERBERG / AFP Zoulija Aziri, madre de Mohamed Merah, ayer en el tribunal de París

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