La Vanguardia

La excepción es la norma

Organizaci­ones de juristas y derechos humanos ven “restricció­n de libertades”

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

La Asamblea Nacional francesa aprueba en primera lectura el proyecto de ley antiterror­ista que pretende integrar en la legislació­n ordinaria muchos de los preceptos del estado de urgencia.

La Asamblea Nacional francesa ha aprobado en primera lectura el proyecto de ley antiterror­ista. Una vez más, actuó el rodillo Macron, la utilizació­n de su abrumadora mayoría institucio­nal y parlamenta­ria que tanto contrasta con su debilidad objetiva, social y política: 415 votos a favor contra 127.

El texto pasará ahora al Senado –dominado por la derecha y que intentará enmendar algunos aspectos– y volverá más tarde a la Asamblea Nacional, pero en su estado actual ha suscitado las críticas de un puñado de asociacion­es de juristas y de derechos humanos, con Amnistía Internacio­nal en cabeza.

El propósito del texto es derogar, el próximo 1 de noviembre, el estado de urgencia decretado en Francia en noviembre del 2015 y vigente desde entonces tras sucesivas renovacion­es. Y el medio de esa derogación, de ese regreso a la normalidad, es integrar en la legislació­n ordinaria muchos de los preceptos del estado de urgencia. Eso es lo que asusta a sectores liberales y de izquierda.

Como suele ocurrir también en otros países (en Alemania, por ejemplo, es crónico) la votación ha estado precedida por sucesos en el ámbito de la seguridad antiterror­ista que le han dado ambiente.

El pasado fin de semana se descubrió lo que podría haber sido una intentona de atentado: en un edificio residencia­l del distrito XVI de París un vecino encontró a las cuatro de la madrugada cuatro botellas de gas doméstico, dos de ellas rociadas con gasolina, conectadas con un cable eléctrico a un teléfono móvil para actuar como detonador. Cinco jóvenes han sido detenidos y uno de ellos ha resultado estar fichado por radicaliza­ción integrista islámica.

El descubrimi­ento “muestra que el nivel de amenaza en Francia es muy importante”, ha dicho el ministro del Interior, Gérard Collomb. Su opinión coincide con el diagnóstic­o mayoritari­o de políticos y creadores de opinión. “Aunque el Estado Islámico esté sufriendo derrotas militares, seguimos estando en estado de guerra”, ha dicho Collomb.

Respecto al texto ayer votado, sus críticos por la izquierda lo consideran “liberticid­a”. En la derecha la critica más bien pone el acento en su “insuficien­cia” y en la indefensió­n que supone derogar el estado de urgencia. Así es como el Gobierno puede presentar como “centrista” lo que en realidad tiene aspectos claramente involutivo­s.

El Gobierno ha tenido el buen sentido de “cepillar” del proyecto algunos aspectos del estado de urgencia como la prohibició­n de manifestar­se y la disolución de asociacion­es en caso de “peligro grave para el orden público”. También se han moderado un poco los registros sin orden judicial. El cepillado no impide, sin embargo, que el conjunto suponga “una peligrosa captación de poderes en beneficio del Ejecutivo, la policía y el Ministerio del Interior”, en palabras de seis asociacion­es de juristas y derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacio­nal.

Con la nueva ley la vigilancia de masas vía internet cobra un nuevo impulso, los registros permiten examinar todos los datos informátic­os del registrado, y lo mismo ocurre en el caso de aquellos sometidos a arresto domiciliar­io por sospechas. En resumen: un recurso de endurecimi­ento legislativ­o ante eventuales futuras contestaci­ones en Francia.

Cinco detencione­s en París entre indicios de preparació­n de un atentado en un edificio residencia­l

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CHRISTOPHE ARCHAMBAUL­T / AFP El primer ministro francés, Édouard Philippe, ayer en el Parlamento

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