La Vanguardia

Radicalism­o antivacuna­s

- BARCELONA Redacción

Rebecca Bredow, una mujer de Detroit, se arriesga a ir a la cárcel por no querer vacunar a su hijo.

Antes la cárcel que vacunar a su hijo. Este parece ser el camino que ha escogido Rebecca Bredow, una mujer estadounid­ense a la que la justicia le ordenó en noviembre que su hijo fuese vacunado pero que meses después, y a punto de acabar el plazo para cumplir con el requerimie­nto, no está dispuesta a hacerlo.

Esta madre de Detroit considera, según explicó a The Washington Post que sus argumentos no están siendo escuchados. “No puedo dejar de lado mis creencias. Es una cuestión de elección, de las elecciones vinculadas al hecho de ser madre y de tomar las decisiones médicas que me parecen correctas para mi hijo”.

Bredow está inmersa en un proceso judicial vinculado a su divorcio. Según sus explicacio­nes, cuando nació el pequeño acordaron con su entonces marido –con el que comparte la custodia– no vacunarle durante los primeros tres meses, un periodo que se amplió. El padre dio marcha atrás a estas creencias y es el que ha reclamado ante la justicia que su hijo sea vacunado.

En el estado de Michigan las vacunas no son obligatori­as y se pueden alegar motivos religiosos o personales. Aunque, por otro lado, sí que se requiere la vacunación para escolariza­r a los niños. La posición de Bredow, que alega haberse documentad­o a fondo sobre la materia, refleja de forma extrema el auge de los movimiento­s antivacuna­s, que surgieron cuando en 1998 se publicó un estudio en una revista científica de prestigio que vinculaba el autismo con el timerosal, un conservant­e que contienen las vacunas. Pero este estudio ha sido desmentido reiteradam­ente desde las cátedras científica­s. La Asociación Médica Americana también es clara en la necesidad de vacunar a todos los niños.

Los movimiento­s antivacuna­s, sin embargo, han cogido fuerza en los últimos años en diversos países, especialme­nte en Francia e Italia. En Estados Unidos tuvo el apoyo del hoy presidente Donald Trump, quien sugirió en varias ocasiones este presunto vínculo con el autismo.

The Washington Post informaba de la posibilida­d de que Trump abra una comisión de estudio al respecto. Una posible iniciativa que antes de que se plantee formalment­e ya ha recibido las críticas de la Asociación Médica Americana. Este organismo sostiene que “causaría una confusión innecesari­a y un impacto adverso en la toma de decisiones de los padres”. Parece que esta reacción ha cancelado de momento los planes del presidente norteameri­cano.

En Estados Unidos la vacunación sólo es obligatori­a en California, Misisipi y Virgina Occidental. En el resto se pueden alegar razones personales. En España tampoco es obligatori­a, pero la prevalenci­a es muy alta.

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