Passos Coelho tira la toalla tras el descalabro electoral
Las municipales hundieron al piloto del rescate portugués
La política de austeridad a ultranza se cobró ayer una nueva víctima, si bien con dos años de retraso. Tras el desastre de las municipales del domingo, Pedro Passos Coelho, de quien se decía que era el gobernante portugués que quería ser más alemán que los alemanes, tiró la toalla como líder del conservador Partido Social Demócrata (PSD), lo que supone que, en los próximos meses, cuando se celebre el congreso en el que no se va a postular a la presidencia, dejará de ocupar la jefatura de la oposición. Termina así un ciclo de siete años, marcado por el rescate de Portugal, que dejó a este pilar del bipartidismo luso hundido en la marginalidad en las dos grandes urbes del país, con apenas el 10% de los votos.
El PSD, el partido que fundó el malogrado Francisco Sa Carneiro, tiene una potente alma caníbal que salió a pasear con renovadas ansias de sangre el domingo por la noche, antes incluso de que hubiese resultados oficiales y mientras las encuestas a pie de urna vaticinaban al unísono una catástrofe municipal gigantesca, la mayor de este partido que, pese a todo, obtuvo, en solitario y en las coaliciones en las que participaba, un 30% de los votos y casi un tercio de las alcaldías lusas.
“Portugal es Lisboa y el resto es paisaje”, proclama uno de los personajes de Os Maias, la magistral novela de Eça de Queirós. Y para el PSD el domingo la capital fue todo el país porque tampoco tuvo ninguna alegría en el resto del territorio con la que compensar su hundimiento lisboeta, donde la candidata escogida por Passos, Teresa Leal Coelho, sacó un 11%, la mitad que la aspirante del partido pequeño de la derecha, Assuncção Cristas, del CDS. Ambas formaciones se habían presentado juntas en el 2013, cuando sacaron precisamente un 22,%.
Esta vez el CDS lanzó a su lideresa en Lisboa y un Passos sin candidato no quiso apoyar a Cristas, que fue su ministra de Agricultura. Se arriesgó a un desastre y lo tuvo. Además, en Oporto, convertido en un feudo inexpugnable del independiente apoyado por el CDS Rui Moreira, el PSD mordió también el polvo, al caer del 21% al 10%.
Los exlíderes Marques Mendes y Manuela Ferreira Leite pidieron el mismo domingo la cabeza de un Passos que cuando compareció anunció que iniciaba un período de reflexión.
Ayer, tras constatar que no tenía opciones para continuar, en la reunión de la ejecutiva previa a la del máximo órgano entre congresos, anunció que no se presenta al congreso de principios de año. El dirigente mejor situado para sucederle es el exalcalde de Porto Rui Río, quien, si es el elegido, tendrá grandes dificultades para rearmar al PSD ante las legislativas previstas en principio para el 2019, porque el primer ministro socialista, António Costa, parece ahora mismo imbatible.
Economista, antiguo líder de la organización juvenil del PSD, la jotinha, Passos es un neoliberal que aplicó con entusiasmo los recortes impuestos por la troika. En las legislativas de 2015 se presentó en coalición con el CDS para mantenerse en el poder como líder de la lista más votada, pero Costa rompió todos los tabúes y se coaligó con el Bloque de Izquierdas y los comunistas. Después el socialista se encumbró dando marcha atrás en la austeridad. Passos se desesperó y encadenó error tras error, hasta sucumbir ayer.
El exalcalde de Oporto, Rui Río, se perfila como el relevo, pero el socialista Costa parece imbatible