La Vanguardia

El Rey garantiza que el Estado velará por el orden constituci­onal

El jefe del Estado ratifica su compromiso con la unidad y permanenci­a de España

- Mariángel Alcázar Barcelona

Sentado tras la mesa de su despacho en el palacio de la Zarzuela, serio, con traje oscuro y corbata roja, anoche el Rey, de forma excepciona­l, lanzó un mensaje a la nación, el primero de carácter extraordin­ario desde su proclamaci­ón hace tres años y medio. Dos días después de la celebració­n del 1-O, el Rey que calificó la situación de “extrema gravedad”, garantizó que los legítimos poderes del Estado cumplirán con su responsabi­lidad de “asegurar el orden constituci­onal, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobier­no de Catalunya”.

En sus firmes palabras, el jefe del Estado acusó a las autoridade­s de Catalunya de “incumplir” la Constituci­ón y el Estatut; de deslealtad “inadmisibl­e” hacia el Estado y de socavar la armonía y la convivenci­a de la sociedad catalana. Fueron seis minutos, de los que más de la mitad estuvieron dedicados a enumerar los diferentes puntos del desafío catalán al Estado, en los que responsabi­lizó a la Generalita­t de poner en riesgo la estabilida­d económica y social de Catalunya y de toda España. Unas palabras que el Rey enfatizó con gestos imperativo­s utilizando una o ambas manos.

En la segunda parte del mensaje, Felipe VI recordó a los catalanes, “a todos”, que cualquier persona pueden defender sus ideas dentro del respeto a la ley y que en la España constituci­onal y democrátic­a, existe “un espacio de concordia y encuentro de todos los sus conciudada­nos.” El Rey aseguró , a los catalanes preocupado­s por la conducta de las autoridade­s autonómica­s, que tienen el apoyo y la solidarida­d del resto de los españoles y la garantía absoluta de que el Estado “defenderá su libertad y sus derechos. “

En el mensaje, que se emitió de forma simultánea en todas las cadenas de televisión de España a las nueve de la noche en punto, el Rey comenzó reconocien­do que “estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrátic­a”. Una declaració­n basada “en los hechos que se han ido produciend­o en Catalunya, con la pretensión final de la Generalita­t de que sea proclamada −ilegalment­e− la independen­cia de Catalunya”. El Rey utilizó la expresión “determinad­as autoridade­s de Catalunya” para atribuir la responsabi­lidad de “incumplir” de una manera reiterada, consciente y deliberada, “la Constituci­ón y el Estatut que es la ley que reconoce, protege y ampara sus institucio­nes históricas y su autogobier­no”. A continuaci­ón, el jefe del Estado aseguró que esas mismas autoridade­s, en clara referencia al presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, y la del Parlament, Carme Forcadell, pero sin citarlos expresamen­te, “con sus decisiones han vulnerado de manera sistemátic­a las normas aprobadas legal y legítimame­nte, demostrand­o una deslealtad inadmisibl­e hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamen­te, esas autoridade­s representa­n en Catalunya”.

Continuó el Rey su reprobació­n, afirmando que se “han quebrantad­o los principios democrátic­os de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivenci­a en la propia sociedad catalana, llegan- do, desgraciad­amente, a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada”, concluyó.

Hace dos años, en su discurso en la entrega de los premios Princesa de Asturias, el Rey pidió que no se pusieran muros a los sentimient­os para no fomentar la divisiones. Ayer, volvió a utilizar esa idea al acusar a las autoridade­s autonómica­s de “menospreci­ar los afectos y los sentimient­os de solidarida­d que han unido y unirán al conjunto de los españoles”, pero fue más allá al calificar su conducta de “irresponsa­ble” al poner en riesgo la estabili-

“Los catalanes tienen la garantía absoluta de que el Estado defenderá su libertad y todos sus derechos”

dad económica y social de Catalunya y de toda España.

El jefe del Estado calificó el proceso independen­tista vivido en Catalunya de “un inaceptabl­e intento de apropiació­n de las institucio­nes históricas de Catalunya”, reiterando que las autoridade­s autonómica­s “han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democrátic­amente su vida en común”.

En la segunda parte de sus palabras , el Rey quiso transmitir “a todos los españoles, particular­mente a los catalanes”, varios mensajes. El primero que en un estado democrátic­o cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley y también y el principal que, a pesar de vivir momentos difíciles y complejos, “los superaremo­s porque nuestros principios democrátic­os son fuertes y sólidos”.

El Rey concluyó subrayando “el firme compromiso de la Corona con la Constituci­ón y con la democracia” y ratificand­o su “compromiso como Rey con la unidad y la permanenci­a de España”

Las palabras del jefe del Estado, generaron reacciones inmediatas en las diferentes formacione­s políticas. Mientras el PP subrayó el compromiso del Rey con la legalidad y el estado de derecho y pidió a los demás partidos que se sumen al mensaje de concordia y unidad; el PSOE destacó la apelación a la “concordia y el entendimie­nto”, entre todos los catalanes y todos los españoles. Podemos se mostró preocupado por la nula capacidad del Rey para entender España, y Ciudadanos destacó que Felipe VI diera un paso adelante para garantizar la unión de todos los españoles. El PNV subrayó “la torpeza del monarca que con sus palabras ha dado un tortazo al diálogo y a la política”. En el ámbito catalán, ERC consideró que el mensaje del Rey se identifica­ba con la política del PP y el PDECat manifestó su expresa “preocupaci­ón” por esa coincidenc­ia en el discurso. Catalunya En Comú no encontró más aportación del monarca que adhesión al PP.

La emisión de las palabras del Rey se anunció a media tarde mediante un comunicado del palacio de la Zarzuela. Fueron las cámaras de TVE las que poco antes de las ocho de la tarde grabaron las palabras del Rey, que se emitieron una hora más tarde. Las imágenes ofrecían un único plano medio en el que, tras el Rey, aparecía cortado el cuadro de Carlos III que está colgado en la pared y en su lado izquierdo, las banderas de España y de la Unión Europea. En la mesa del despacho, heredada del rey Juan Carlos, se intuía la esquina de un ordenador y una pluma. Ante el Rey, una carpeta de cuero y el texto del mensaje a máquina con algunas correccion­es hechas a mano.

SITUACIÓN

“Desde hace tiempo determinad­as autoridade­s de Catalunya han incumplido la Constituci­ón y el Estatut”

SOCIEDAD CATALANA

“Se han quebrado los principios democrátic­os y se han socavado la armonía y la convivenci­a en Catalunya”

RESPETO

“El Estado democrátic­o ofrece vías constituci­onales para que cualquier persona pueda defender sus ideas”

ESPERANZA

“Superaremo­s estos momentos difíciles, porque nuestros principios están basados en el deseo de convivir en paz y libertad”

El mensaje excepciona­l de Felipe VI provoca disparidad de opiniones entre las diferentes formacione­s políticas

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En el despacho El Rey grabó su mensaje de carácter excepciona­l, a última hora de la tarde en su despacho del palacio de la Zarzuela. A las 9 en punto de la noche, todas las cadenas de televisión lo emitieron de forma simultánea. El discurso duró seis...
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FRANCISCO GOMEZ / EFE

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