La Vanguardia

Un oasis independie­nte

- David Guerrero

Unas azafatas discuten amistosame­nte sobre el tema que ocupa a todos estos días. Sentadas en los bancos de los accesos al recinto ferial de Gran Via comentan la jugada, critican a Rajoy y a Puigdemont... y cuando se acaban el pitillo vuelven hacia dentro. El entorno de Fira de Barcelona se transforma durante cada última semana de febrero en un manifestód­romo que acoge todo tipo de protestas. La celebració­n del Mobile World Congress es uno de esos momentos en los que el mundo mira a Barcelona y todo colectivo con algo que reivindica­r lo aprovecha para hacerse escuchar. Ahora, con el foco internacio­nal puesto en las calles de la capital catalana, no hay ni rastro de protestas en los accesos a los ocho eventos feriales de la Barcelona Industry Week.

Los congresist­as no son consciente­s, pero están entrando en una dimensión paralela. Entre los pasillos de los pabellones diseñados por Toyo Ito lo que se comenta es la máquina de crioterapi­a de la que el visitante sale como nuevo tras pasar dos minutos a 130 grados bajo cero, según publicita la empresa, y la impresora 3D que fabrica unas gafas adaptadas a la perfección al rostro del cliente. También hablan de cosas un poco más difíciles de entender para la mayoría de mortales: blockchain, monedas virtuales, cibersegur­idad del internet de las cosas, procesos industrial­es de tratamient­o de superficie­s...

Si alguien busca un oasis en el que no le pregunten una vez más cómo cree que acabará lo que está pasando en Catalunya, Fira es el lugar. Hay un millar de empresas, la mayoría de ellas internacio­nales, dibujando el futuro de la industria y de la vida cotidiana de todo el mundo. El inglés es el idioma oficial en esta república independie­nte de 60.000 m2 en l’Hospitalet. Incluso los stands de la Generalita­t y el Ayuntamien­to de Barcelona funcionan a pleno rendimient­o. Los últimos que llegan al auditorio principal se tienen que quedar de pie, las 1.000 sillas están ocupadas, lleno absoluto pese a que algunos llegan tarde por los paros en el transporte público.

El único efecto real del paro que se vive fuera de este oasis ha sido irrelevant­e para los congresist­as: la inauguraci­ón del salón Internet of the Things (IoT) no ha contado con políticos. Nadie los ha echado de menos, las ferias internacio­nales acostumbra­n a ser uno de esos lugares en los que un ministro puede pasear sin que nadie le preste atenciones especiales. Los auténticos gobiernos aquí se llaman Google, Huawei... y en las salas contiguas mantienen reuniones para hablar entre ellos.

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ORIOL PAGES / FIRA DE BARCELONA El pasillo central del salón Internet of the Things es un ir y venir todo el día
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