Calma tensa en Las Rozas
Lopetegui busca recobrar la unidad en un ambiente condicionado por la política
Aun paso de lograr la clasificación para el Mundial de Rusia 2018 (la roja la conseguirá de forma virtual si gana a Albania el viernes en Alicante) la concentración de la selección española en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas está resultando la más crispada de la historia, bastante peor que cuando Vicente del Bosque tuvo que lidiar con la práctica ruptura de las relaciones entre los jugadores del Barcelona y del Madrid, entrenados estos últimos por José Mourinho.
A esta situación, que algunos trabajadores de la Federación califican de irrespirable, se ha llegado por una suma de factores: la situación de Catalunya, los tuits de contenido político de Piqué a pesar de las reiteradas peticiones de otros jugadores, como Sergio Ramos, para que abandonara dicha práctica y la situación de desgobierno de la propia Federación, que nadie sabe muy bien cómo reconducir, con un presidente (Ángel Villar, inhabilitado todo un año y que se niega a dimitir) y otro que ejerce de forma provisional (Juan Luis Larrea).
Nunca hasta el lunes la selección había entrenado ante unas mil personas cuyo único objetivo fue increpar a unos de sus jugadores (Gerard Piqué). Pocos en la Federación entendieron que ese día el entrenamiento fuera a puerta abierta, y menos cuando grupos de ultraderecha se iban concentrando en la puerta de acceso y en sus declaraciones a los medios presentes advertían de lo que iba a pasar.
Juan Luis Larrea, ausente el lunes, apareció ayer antes del entrenamiento para declarar lo que nadie creyó: “Los ánimos están bien, de verdad. El grupo está muy unido. Aquí no hay ningún problema y el ambiente no está enrarecido en absoluto”. Preguntado por el escándalo del entrenamiento del lunes, su respuesta fue tibia: “Lo escuché y no lo entiendo, pero no pasa nada, las opiniones son de cada cual”, sentenció. Dos jugadores hablaron ayer en una rueda de prensa que duró menos de cinco minutos: Koke y Thiago. “Aquí se viene a jugar a fútbol, no a establecer debates políticos. Me apena no poder hablar de Albania”, dijo Thiago. Koke fue aún más escueto: “Cansa tener que hablar siempre de lo mismo”.
Julen Lopetegui reunió ayer a todos los jugadores en torno a él (ante las cámaras, que sólo podían retransmitir los primeros quince minutos) para que se visualizara una imagen de unidad. A los jugadores les pidió solo una cosa: compromiso y que se abstraigan de todo lo demás. Sin embargo, que la concentración que empezó el lunes era distinta ya se vio desde el primer momento. Sergio Ramos, el capitán, llegó con el tiempo justo y no se paró a hacer declaraciones. El sevillano estaba molesto con Piqué por haber retuiteado tuits de contenido político, en contra de la vicepresidenta del Gobierno Soraya Saenz de Santamaría. El entrenamiento duró 23 minutos y no fue precisamente alegre. En la mañana de ayer Ramos contestó a Piqué en Instagram con una imagen en la que se le ve celebrando un gol con la camiseta de España y otro con la del Madrid con el fondo de un mapa de España con los colores de la bandera rojigualda y con la corona del escudo del Madrid.