Un diente roto, el labio partido
Una caída bloquea las aspiraciones de Rubén López en el concurso general
Desde hace unos meses, Rubén López (26) mantiene un interesante blog. Habla de gimnasia artística. Cuenta sus cuitas en YouTube. Se hace llamar Warmaxinso.
–¿Qué significa Warmaxinso?
–se le ha preguntado alguna vez.
–War, por guerra. Maxin, por machine. O sea, máquina. Y xinso
es un derivado de chino, que es mi apodo. Un derivado muy libre, todo hay que decirlo.
Warmaxinso narra su día a día. En sus vídeos, dice que todo lo come a la plancha o al vapor. Que hace ejercicios de meditación a primera hora del día. Que se entrena durante seis horas, con un descanso a mediodía. Que lee libros mientras desayuna.
Por ejemplo, lee El secreto de un ganador.
–Se trata de la historia de Novak Djokovic. El libro habla de sus problemas con el gluten, las náuseas, los mareos... De cómo las modificaciones en su alimentación cambiaron su rendimiento. A él le fue muy bien. Y a mí, también.
A veces, también habla de los miedos. Se refiere a la incertidumbre de un elemento nuevo.
–No sabes cómo va a salir el ejercicio, tienes que concentrarte especialmente –cuenta.
Y a veces, también, se cae. En el 2011, durante un entrenamiento, se rompió el ligamento cruzado de una rodilla. En otra ocasión, en la salida de las paralelas, se golpeó en la cabeza. En Montreal, el lunes pasado, perdió un diente y se partió el labio.
–Pero sobre todo, perdió todas sus ilusiones. Pensaba sacar algo bueno de este Mundial –cuenta su pareja, Anna Prat, en conversación con este diario.
Warmaxinso se veía en la final de mañana. No era un ingenuo, lo ha hecho en otras ocasiones.
–Con normalidad, debería estar en la final de los 24 mejores en el ejercicio general (all around) –contaba Miguel Ángel Rubio, su entrenador en el CAR de Sant Cugat, en la víspera del Mundial.
Y así, en forma, llegaba.
En la Copa del Mundo de París, unas semanas atrás, había acabado entre los quince primeros en tres aparatos.
–Estaba con todas las ilusiones. Si mantenía el nivel de sus entrenamientos, debía estar entre los mejores. Estaba en forma. ¡Ni siquiera había hecho vacaciones este verano! –añadía Prat.
Esto también lo cuenta Warmaxinso, en sus blogs: en agosto se había ido a entrenarse a Puerto Rico, con el equipo nacional de ese país. Había pasado tres semanas allí. Luego se había marchado a Houston.
–¿Y tanto movimiento? –se le pregunta al entrenador.
–Necesitaba un cambio de escenario, nuevas fórmulas.
Rubén López se había pasado todo septiembre en Madrid, concentrado con el equipo español.
–Para esto... –se lamenta Prat.
En Montreal, apenas estuvo un minuto en competición. Disputaba el primero de sus seis ejercicios, la barra fija. Estaba acabando. Le quedaban dos elementos. Se le escaparon las manos de la barra y se golpeó. Se rompió un diente, se abrió el labio y se dio un montón de golpes en la cara. La imagen que ilustra la información se tomó aún en el pabellón, antes de que le trasladaran al hospital.
Tuvieron que sacarle el diente roto. Y coserle el labio y parte del rostro.
Se acabó el Mundial.
“La impotencia de no poder demostrar lo que llevo meses preparando”, tuiteó.
–España ha dado gimnastas mediáticos, con presencia y galones. Gente como Deferr, los Carballo, Ray Zapata o Rafael Martínez. ¿Qué necesita Rubén López para dar el salto? –se le pregunta a su entrenador.
–Le falta algo de suerte en las competiciones. Y es una paradoja. Se prepara muy bien. Se cuida mucho, no parece que tenga la edad que tiene. Piense que lleva en la elite dos ciclos olímpicos...