La Vanguardia

Diez años de cárcel para la madre de un yihadista francés por ayudarle

‘Mamá Yihad’ abrazó el ideario del Estado Islámico y viajó tres veces a Siria

- PARIS Redacción y agencias

Es conocida en Francia como Mamá Yihad. Es la madre de un emir del Estado Islámico que se había trasladado a vivir a la zona ocupada en Siria por esta organizaci­ón terrorista. Christine Rivière, de 51 años, estaba fascinada con la nueva vida de su hijo, que dejó Francia para irse a la zona de conflicto y donde prosperó muy rápidament­e dentro de la estructura criminal del grupo. Por ello, no dudó en viajar a verle en tres ocasiones para apoyarlo en diferentes operacione­s de propaganda, así como a llevar a mujeres europeas a las zonas de asentamien­to del Estado Islámico para convertirl­as en esposas de los soldados del califato. Un tribunal correccion­al de París la ha condenado ahora a 10 años de cárcel por asociación de malhechore­s con el objetivo de preparar actos terrorista­s.

El de esta familia rural de la zona del Troyes, en el norte del país, es el caso de una conversión y fanatizaci­ón exprés paradigmát­ica (hay otro hijo también islamista). La conversión al islam fue escalonada. La mujer, madre soltera de dos hijos de diferentes padres, fue la última en abrazar la fe descrita en el Corán. Sus hijos tienen 30 y 27 años. Este último fue el que acabó convertido en emir del Estado Islámico y que acabó por convencer a su madre para que se hiciera yihadista. Chirstine Rivière se convirtió al islam en el 2011. Visitó a su hijo, Tyler Vilus, el menor, en tres ocasiones entre el 2013 y el 2014. Además, le ayudó financiera­mente y participó en la propaganda de decapitaci­ones y otros actos brutales en las redes sociales.

Las imputacion­es de la fiscalía parisina no se quedan ahí. “Contribuyó a que varias mujeres jóvenes” partiesen hacia Siria para unirse al Estado Islámico y se sintió “completame­nte realizada en esa ideología” mortífera, según considerar­on los jueces. Una de estas chicas fue una joven belga que acabó convertida en la primera esposa de su hijo Tyler Vilus. El joven se encuentra encarcelad­o en una prisión gala a la espera de ser juzgado después de haber sido detenido en Turquía en el 2015 y extraditad­o a Francia. Está acusado de integrar “la dirección de una organizaci­ón terrorista”, delito penado en su país con hasta 30 años de cárcel.

“No se puede ignorar la influencia de su hijo”, dijo el presidente del tribunal, pero “parece que usted lo ha animado constantem­ente en sus impulsos guerreros. Usted estaba orgullosa de su progresión dentro de la jerarquía”. “Amo a mi hijo. Desde que se hizo musulmán, su comportami­ento mejoró”, dijo Rivière durante el juicio.

“Ha hecho de su hijo un rifle”, se dijo en la sala. El fiscal Guillaume Michelin describió a Mamá Yihad como una mujer peligrosa que buscaba mantener a su hijo Tyler, dependient­e de ella, y encontró en la guerra santa la posibilida­d de formar con él para siempre “una pareja de inmortales”.

En cambio, Thomas Klotz, el abogado defensor de la mujer, dijo que su patrocinad­a apenas tiene conocimien­tos básicos sobre el islam. “Está completame­nte perdida –comentó el letrado en uno de los alegatos de defensa–, estamos en el corazón de la oscuridad”.

De acuerdo con los datos de la justicia francesa, de los aproximada­mente 1.000 franceses que partieron a la zona yihadista de Irak y Siria dominada por el Estado Islámico, unos 300 han muerto y entre los otros 700 hay 300 mujeres, acompañada­s por unos 400 niños.

En la vecina Bélgica, ayer precisamen­te se produjo un suceso que resucitó por unos instantes el terror

Christine Rivière dio dinero, difundió propaganda terrorista y reclutó esposas para los yihadistas

de los atentados sufridos en ese país, aunque finalmente no hubo daños personales. Un hombre de 43 años fue detenido por la policía en la estación de Midi de Bruselas después de que llegara informació­n de que había estado amedrentan­do a los viajeros con gritos de allahu akbar y afirmacion­es como que los nazis no habían matado a bastante gente y que él iba a acabar el trabajo.

En el momento del arresto, el sospechoso, con antecedent­es penales por tráfico de drogas y con historial psiquiátri­co, llevaba oculto un cuchillo de 28 centímetro­s de hoja. El juez le imputó la participac­ión en las actividade­s de un grupo terrorista para poder mantenerlo bajo arresto, aunque carece de antecedent­es penales en tal sentido.

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PHILIPPE WOJAZER / REUTERS Thomas Klotz, el abogado de Christine Rivière, hablando con los periodista­s en el tribunal de París

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