Y la niña se fue
Toni Delgado García, escritor, relata el ejercicio de superación de Marta Fernández
Toni Delgado García (35) dice que teme a
los periodistas peligrosos.
–Y esos, ¿quiénes son? –le pregunto. –Los periodistas que te observan de arriba abajo. Los que toman notas mientras te escuchan. Cuando los tienes delante, ignoras qué están apuntando, qué están pensando. Y solo lo sabrás cuando su texto haya salido publicado –responde.
El hombre sabe de qué está hablando. Es periodista. Periodista y escritor.
Tiene un blog de deportes, Cronómetro
de récords. Y toca teclas en un montón de publicaciones, algunas de ellas de El Gínjol
Ediciones. En su día había pasado por La
Vanguardia y Mundo Deportivo.
Nos hemos citado al pie del edificio del Grupo Godó. Nos sentamos en la cafetería y pedimos.
Mientras esperamos a que nos sirvan, me enseña su libro. Su perla: Volando con los
pies en el suelo (Cydonia). La biografía de
Marta Fernández.
El entendido en baloncesto sabrá de qué va esto. Marta Fernández, hermana de
Rudy, dejó el baloncesto en el 2015.
Para entonces, Toni
Delgado García ya le iba siguiendo los pasos. Quería su historia.
La peripecia de una de las jugadoras de referencia en España.
Ahí, tras la presa, iba serpenteando un periodista peligroso.
–Cuando le dije que quería escribir su historia, ella me invitó a su casa en Badalona. A la primera reunión acudieron su madre, sus tíos, sus abuelos y uno de sus primos. Pasamos allí cinco horas. Y lo que yo vi era una historia de renuncias –cuenta.
–¿A qué se refiere?
–Cuando la niña dejó Palma de Mallorca para volar a la residencia Blume de Barcelona, apenas tenía trece años.
No hay nada de singular en eso. Es más bien un tópico. La criatura que emigra para abrirse paso en el mundo del deporte. Hay otros casos.
Muchos: Paqui García, madre de Mireia Belmonte, recuerda episodios similares.
–Yo iba a la habitación de Mireia. Miraba su camita. Y la niña no estaba. ¡Cumplió trece años en el CAR de Sant Cugat! Pero claro, si todo era para que ella lograse alcanzar su sueño...
Eso contaba la madre a este diario, en el verano del 2016. Habíamos estado conversando en la grada de la piscina olímpica, durante los Juegos de Río. Al día siguiente, la criatura se proclamaba campeona olímpica de los 200 m mariposa...
Lo que pasa es que, a Marta Fernández, hubo que sacarla de la cueva.
Desde Barcelona, llegaban llamadas. Ramon Jordana, director del club Segle XXI, buscaba una respuesta:
–La niña, ¿viene o no?
Y Rodolfo, el padre de Marta, contemporizaba. Que si, que no, que caiga un chaparrón.
–Cuenta con Marta –zanjó el padre. La niña lloraba. La madre lloraba. El hermanito, Rudy, lloraba. El padre interpretaba que hacía lo que debía hacer. ¡Qué demonios, en esa casa se jugaba al baloncesto...! Ni siquiera quiso ir al aeropuerto, a despedirla. Pretendía evitarse la escena.
La niña acabaría triunfando. Ganó cinco Ligas, seis copas y tres bronces en altas competiciones con la selección. Y jugó en Los Angeles Sparks de la WNBA.
En esto del baloncesto, la criatura era buena. En el equipo del colegio, el Sant Josep Obrer, había hecho de todo.
Escribo al dictado un párrafo del libro:
En sus inicios, Marta Fernández se fue enfadada de un partido en Mallorca porque se habían quedado a dos puntos de alcanzar los 100. Otro día, su equipo ganaba por 101-0 y su amiga Cristina Colom le propuso que se dejaran una canasta. Marta dijo que no, aunque tras un fallo en defensa, el rival anotó. Marta, desatada, metió más de una docena
de puntos seguidos. Ganaron por 122-2.
Michael Jordan también hacía ese tipo de cosas.
Vuelvo al presente. Toni Delgado García sigue hablando. Y no llegan nuestros cafés.
–¿Se acuerda de nosotros? –le preguntamos al camarero.
–Perdonen, es que les vi enfrascados en la charla... –contesta el hombre, apurado. Al fin, los cafés.
El escritor abre el libro y escribe una larga dedicatoria en letras mayúsculas. Por sus páginas circula el testimonio de 91 personas. Está orgulloso: hay trabajo ahí. Mientras escribe, le pregunto:
–¿Y qué fue de Marta?
–Está en Murcia, retirada del baloncesto en activo. Pero no para ¿eh?
Dice que es analista de baloncesto en Teledeporte. Embajadora de Universo Mujer. Directora de su propio campus de baloncesto de Salamanca y del campus de Rudy en Pollensa...
Al despedirnos, mientras me entrega su ejemplar, el escritor se confiesa:
–Cuando vi mi libro en el estante de una librería, lloré de felicidad.
La felicidad también debe de ser eso.