Hija de Piaf y Chevalier
Este mes cantará en Praga, Bratislava y Moscú; en el 2018 girará por Rusia, Alemania y Austria
Han sido sus padres musicales. A Edith Piaf la descubrió por la radio, “como a Luis Mariano, Tino Rossi y los cantantes yeyé de los sesenta”. Maurice Chevalier la apadrinó en los inicios de su carrera artística. “Desde la cuna, en mi casa, estaba rodeada de canciones, escuchábamos mucha ópera, pero sobre todo conservo en la memoria la voz de tenor de mi padre, a quien le gustaba mucho cantar”, confiesa Mireille Mathieu a este diario. A sus 71 años, tiene previsto actuar próximamente en Praga, Bratislava y Moscú, donde volverá en el 2018 en una gira que seguirá después por Alemania y Austria.
Nacida en 1946 en Aviñón (Francia), su padre, fallecido en 1985, era picapedrero y su madre murió en marzo del 2016 a los 94 años. “Recuerdo cantar en la misa de Navidad con cuatro años” nos cuenta. Mireille es la mayor de los 14 hermanos, siete chicas y siete chicos, así que vio cómo la familia iba aumentando. “Fuimos unos niños obedientes, que crecimos compartiéndolo todo y divirtiéndonos como los demás”. Tuvo problemas de aprendizaje en la escuela pero gracias a su maestra pudo obtener el certificado de estudios a los 13 años. Pronto, junto a su hermana Matite, para ayudar a la familia, se pusieron a trabajar en una fábrica de sobres.
“De pequeña siempre cantaba y quise ser cantante, participé en muchos concursos hasta que gané uno en mi barrio en 1964”. El paso por la televisión en 1965, donde cantó Jézébel, del repertorio de Piaf, fallecida dos años antes, despertó el interés de Johnny Stark que se convirtió en su mánager. El éxito de la cantante se disparó desde entonces, especialmente con otro tema de Piaf que se erigió en su canción fetiche La vie en rose. Pronto recibió el bautismo musical en la mítica sala Olympia de París donde llegó a actuar acompañada por la orquesta de Paul Mauriat.
Las giras de la artista desde entonces se dispararon. En 1966 ya fue conocida en Estados Unidos y Alemania. En España cantó por primera vez en 1967. También en la Unión Soviética de entonces, China, Japón, Brasil, México, Canadá y los países escandinavos. Sus discos, aseguran que unos 122 millones, se han vendido por todo el mundo. Ha colaborado con colegas diversos: Tom Jones, Burt Bacharach, Cliff Richard, Paul Anka, Julio Iglesias y Plácido Domingo. Con el compositor Francis Lai, que la acompañó como acordeonista, divulgó el conocido tema Un hombre y una mujer, del film del mismo nombre. También se la ha visto fugazmente en algunas películas. Ha dedicado un disco a temas de Ennio Morricone.
La figura menuda de Mireille Mathieu (1,53 m), su sonrisa blanca, labios rojos y anchos, ojos profundos, pelo corto y negro, muy cuidado por un corte característico, transmite tanta potencia como dulzura en el escenario. “Tengo la suerte de vivir de mi pasión y cantar para mí es mi razón de vivir”, establece, pero también “como todas las mujeres, adoro la moda, el maquillaje e ir de compras”. Cuando no tiene compromisos, le gusta estar junto a sus amigos y salir de vez en cuando al restaurante porque “soy gourmet y epicúrea, aunque intento cuidar mi línea”. Ahora está sumergida en la grabación de un nuevo álbum que se publicará en otoño del 2018. “Será un disco de melodías clásicas, en siete idiomas y que me roba el corazón porqué lo preparé con mi madre, así que voy a dedicarle esta obra”. En esta ocasión interpretará composiciones de Mozart, Haendel, Tàrrega, Brahms, Chaikovski, Offenbach, Verdi, Fauré…
No suele hablar de su vida personal. “Soy una artista, tengo un jardín secreto y como dice el proverbio: para vivir feliz es mejor vivir a resguardo”. Los asuntos de trabajo los lleva su hermana Monique, que también cuida su estilismo. La artista lleva una vida sana, duerme nueve horas, se guarda del sol, consume productos biológicos, no fuma y bebe con moderación. Es de carácter tranquilo, católica, y está soltera.