La Vanguardia

El defensor de Ángel Villar y Gerard Piqué

EL MÍSTER DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL ES DISCRETO Y DIALOGANTE ANTE LOS CONFLICTOS QUE RODEAN AL EQUIPO

- CARLOS NOVO Madrid

Julen Lopetegui está a punto de cumplir la misión para la que fue contratado: clasificar para el Mundial de Rusia a una selección que para volver a la élite necesitaba jubilar a la vieja guardia que había ganado dos Eurocopas y un Mundial, la más exitosa de la historia del fútbol español.

Se trataba, ni más ni menos, que acertar con los recambios a los Casillas, Puyol, Xabi Alonso, Xabi, David Villa o Fernando Torres, por poner algunos ejemplos. Vicente del Bosque había tratado de conducir él mismo la transición, lo que resultó fallido a la vista de los resultados en el Mundial de Brasil o la Eurocopa de Francia. Así las cosas, Ángel Villar, el todopodero­so y eterno presidente de la Federación, tenía varias posibilida­des en aquel verano del 2016. La mayoría de su junta le aconsejaba que apostase por alguien con experienci­a en los banquillos. Los presidente­s de las territoria­les no se cortaban a la hora de airear en los medios a sus candidatos preferidos. En las quinielas ganaban los nombres de Paco Jémez y Joaquín Caparrós. Incluso salió a relucir el de José Antonio Camacho.

Nada de eso. Para sorpresa de casi todos un 21 de julio por la tarde Ángel María Villar apostó por un vasco como él, Julen Lopetegui, quien estaba a punto de firmar un contrato con el Wolverhamp­ton, de la Segunda División inglesa. Le ofreció dos años de contrato, a razón de 1,5 millones por temporada. Muy alejado de lo que gana un entrenador en un club de élite, pero el contrato más ilusionant­e posible para un técnico cuya única experienci­a en los banquillos de los clubs se reducía al Rayo Vallecano, Castilla (filial del Real Madrid) y un paso poco afortunado de dos temporadas en el Oporto, con el que no ganó ningún título y fue despedido antes de concluir la segunda.

Hombre discreto, poco conocido para el gran público en un mundo como el del fútbol en el que se sabe todo de todos, el caso de Lopetegui si cabe es aún más raro pues se trata de un portero que llegó a jugar en los dos clubs más grandes: el Barcelona y el Real Madrid, sin asentarse como titular en ninguno.

Si Lopetegui ha llegado a selecciona­dor es por su buen hacer en las divisiones inferiores de la Federación. Con él como entrenador España fue campeona de Europa sub 19 y sub 21. Es el hombre con el que entraron al gran fútbol los De Gea, Carvajal, Isco, Thiago, Illarra, Morata, Denis Suárez o Deulofeu, la nueva generación que habrá de reemplazar a la vieja guardia.

Estudioso del fútbol hasta la obsesión, Lopetegui se niega a hablar de otra cosa que no sea su deporte, pero se ha encontrado con la necesidad de lidiar con dos guerras que no son la suya: el encarcelam­iento de su mentor, Ángel Villar, acusado de todo tipo de prácticas corruptas en los 29 años que estuvo al frente de la Federación, y el estallido de nuevo del caso Piqué, cuyos tuits de contenido político sobre la situación catalana envenenan el ambiente y dañan la convivenci­a, en especial con el sector de la selección que encabeza Sergio Ramos.

La respuesta de Lopetegui en ambos casos ha sido distinta. A Villar le ha enviado un mensaje público de solidarida­d, lo que levantó ampollas en una Federación que ve ahora al expresiden­te como un apestado.

Respecto a Piqué, al que defiende a capa y espada, Lopetegui intenta que se respete su opinión y que la política se mantenga fuera de la selección, una postura que ya adoptó en su día de forma muy vehemente Luis Aragonés.

A favor de Lopetegui no cuenta sólo su trato personal con unos jugadores a los que conoció cuando eran mucho más jóvenes. Como técnico, y en contra de lo que pueda parecer, es bastante más dialogante que Del Bosque con unos futbolista­s a los que da continuas explicacio­nes en busca de su complicida­d.

Sin embargo, si con Del Bosque podía considerar­se que había alineacion­es con alguna base diplomátic­a (desde dar minutos a jugadores en su tierra, acumular internacio­nalidades o no dejarles sin debutar) con el nuevo técnico se impone la necesidad del colectivo por encima de cualquier otro razonamien­to. En este sentido sería muy cercano a Simeone. Un ejemplo lo vimos con David Villa. Lo trajo desde Estados Unidos para hacerle jugar tres minutos ante Italia en el Bernabeu.

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ANGEL DIAZ / EFE Julen Lopetegui es el selecciona­dor de España desde el 21 de julio del 2106

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