Ofensiva in extremis del poder económico catalán contra la DUI
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Parlem?
Miles de personas se concentraron ayer en diversas ciudades españolas vestidas de blanco para pedir diálogo, como en la plaza Sant Jaume. Y unas 50.000 personas ocuparon la plaza Colón de Madrid en defensa de la unidad de España.
La intensidad y riesgo de la pugna entre el Gobierno y la Generalitat salió ayer de Catalunya y provocó que muchedumbres se echaran a las calles de toda España. Decenas de miles de personas tomaron plazas de Barcelona, Madrid, Zaragoza, Valencia, Tarragona, Málaga, Salamanca, Mataró, León, Oviedo, l’Hospitalet... convocados a través de las redes sociales y sin el concurso de políticos para, unos, defender la unidad de España y, otros, hacer un llamamiento al diálogo con el lema Hablemos/Parlem.
En Catalunya la concentración con mayor carga simbólica fue la de plaza Sant Jaume, donde alrededor de 5.500 personas, según la Guardia Urbana, vestidas de blanco y sin banderas, como pedía la organización, permanecieron durante casi hora y media gritando consignas como “Sí se puede”, “Diálogo” y “Somos gente de paz”. Aunque las redes sociales se inundaron de ilustraciones y viñetas de aspecto profesional con el hashtag #parlemhablemos, en la calle lo que abundó fueron carteles caseros con lemas sencillos: “Basta ya/ Prou”, “Ni DUI ni 155”, “Hablad o dimitid”, “Haced vuestro trabajo, ¡hablad!”, “¿Quién dijo que todo estaba perdido?”, y sobre todo, el lema de la concentración “Parlem/Hablemos”. También hubo quien optó por llevar banderas blancas o la paloma de la paz que pintó Pablo Picasso en 1949, y unos cuantos se pintaron las palmas de blanco, como se hacía antaño contra ETA.
Entre los políticos que asistieron a título individual, estaban Joan Herrera, excoordinador de ICV, Jaume Collboni, teniente de alcalde de Barcelona, y Miquel Iceta. El primer secretario del PSC, en declaraciones a la prensa, pidió solucionar el conflicto desde la negociación, y reclamó “hacerlo desde aquí” porque según opinó “nadie vendrá de fuera a arreglarnos la papeleta”.
Horas después, en el centro de Tarragona, más de 4.000 personas se concentraron en la plaza de la Font para pedir la unidad de España. Las consignas más repetidas de esta manifestación, convocada por redes sociales, fueron las de “Viva España, visca Catalunya” y “Puigdemont a prisión”.
Otras ciudades catalanas como l’Hospitalet de Llobregat, Badalona, Mataró –más de un millar marchó por la unidad de España– , Viladecans y Sant Feliu de Llobregat, entre otras, también acogieron concentraciones ante sus respectivos consistorios. En Cornellà, más de 120 entidades firmaron un manifiesto que pide “convivencia, diálogo, negociación y pacto”. Las entidades firmantes instan al Gobierno central y a la Generalitat a “buscar soluciones democráticas respetuosas con todas las expresiones y sentimientos”.
En Madrid y en Palma también hubo concentraciones explícitamente en defensa de la unidad de España que, en el caso de Madrid, reunió en Colón a varias decenas de miles de personas –50.000 según la Delegación del Gobierno–, una manifestación abrumadora de banderas rojigualdas como no se veía en la ciudad –triunfos futbolísticos al margen– desde las que menudeaban hace una década contra el gobierno Zapatero.
No se vieron como días atrás, banderas franquistas –hubo gritos de “Viva españa, viva Catalunya”, “Puigdemont a prisión” y sonó la rumba de Los Manolos Amigos para
siempre–, si bien Santiago Abascal, líder de Vox, se dio un baño de multitudes desde la tribuna de oradores, mientras el grupo xenófobo Hogar Social Madrid se le unía en un evidente intento de cooptación de una multitud que parecía reunir más a la familia conservadora madrileña que al filofascismo latente, muy activo estos días por el brete político.
Lo insólito fue el éxito de la iniciativa Hablemos/Parlem, lanzada por un grupo de diseñadores gráficos y que pedía diálogo sin el cobijo de ninguna sigla o bandera. En una pugna genuinamente nacional, y por tanto expresada en el eje esteladas versus rojigualdas, que una iniciativa que abjura de las banderas y que salió a la calle con el solo avío de una camiseta blanca y el mero impulso de las redes sociales (no actuaron las estructuras de movilización de partidos) reuniera ayer a decenas de miles de personas en las plazas consistoriales de ciudades de todo el país no tiene precedente en España. Seguramente, tampoco en ningún país que haya sufrido una tensión territorial similar.
En Madrid, la concentración por el diálogo tomó al completo Cibeles reuniendo muchos miles, aunque menos de los que había a la misma hora en Colón.
La reunión fue muy diferente no obstante de las que, en defensa del derecho a decidir, se vieron en Sol las últimas semanas. En Cibeles no había apenas viejos combatientes antifranquistas o jóvenes antifascistas, y sí muchas familias coreando consignas por el diálogo y exhibiendo al aire sus manos desnudas. Clases medias poco politizadas, movidas por el vértigo de la coyuntura, aprendidas tal vez de que combatir una bandera con otra puede conducir a lo innombrable. Multiforme sociedad digital echada a la calle. Aunque estaba convocada al margen de los partidos, políticos como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias expresaron su apoyo a la marcha sin banderas a través de las redes sociales.
La marea blanca también llevó a varios miles de personas ante el Ayuntamiento de Zaragoza, y otro tanto ocurrió en Salamanca, València, Valladolid, Málaga, Oviedo o León, entre otras capitales.
EN CATALUNYA
Nutrida manifestación en el centro de Tarragona en defensa de la Constitución