Jordi Plana
FUNDADOR DE BEEZY
Jordi Plana creó su empresa en el 2001, que evolucionó a la plataforma de intranet Beezy: tras rechazar una oferta de compra de Yammer, ahora tiene la sede a San Francisco. Los ingenieros están en Barcelona, y sus raíces, en Girona.
Un payés en Silicon Valley es como se presentó Jordi Plana el viernes en la conferencia que dio en un congreso internacional de recursos humanos en Barcelona. “Todo lo que explico son fracasos”, asegura, aunque sólo es una forma de hablar, porque “hace dieciséis años que pagamos nóminas, y tenemos beneficios”. Y para una empresa tecnológica, eso es un gran éxito. Jordi Plana fundó en el 2001 la firma de servicios de internet Spenta, que hace cuatro años evolucionó hacia Beezy, un producto que es “una solución de puesto de trabajo digital, palabreja para decir intranet”.
Cuando piensa en sus fracasos, básicamente es que se acuerda de que, cuando apenas Beezy empezaba, rechazó una oferta de compra por parte de Yammer, que en el 2012 era el líder de las redes sociales corporativas. El acuerdo era en acciones. Y poco después, Microsoft pagó 1.200 millones de dólares por Yammer.
También piensa que “viendo las rondas de inversión que se levantan ahora en Barcelona, nosotros parecemos los tontos de la película. Lo hemos hecho todo a pulmón”. La empresa reinvierte todos sus beneficios. En el 2016 facturó 5,5 millones, y este prevé acercarse a los 8. El 49% del negocio se hace en EE.UU., el 49% en Europa, y sólo el 2% en España.
Plana nació en Girona en 1973, pero sus raíces las tiene en la masía sus padres (ingeniero y bióloga) en Pujals dels Pagesos, en Cornellà de Terri. Estudió ingeniería electrónica e informática en Barcelona: “Lo dejé antes de acabar. No era buen estudiante, y empecé a ganar sueldos demasiado altos demasiado pronto”. Vivió la burbuja punto.com como becario en Cinet, luego fue el primer empleado en Barcelona del grupo sueco Icon Medialab. Era el director técnico, cobraba por horas, “y durante seis meses trabajé 100 horas a la semana”. Tenía stock options de una empresa que cada mes doblaba su valor en la bolsa. “Era evidente que no duraría. Y antes de que estallara del todo, creé mi propia empresa”. Así nació Spenta en Girona, que en el 2005 se trasladó a Barcelona. Ya eran casi 50 personas cuando “los servicios empezaron a aburrirme y era difícil crecer. Decidimos capitalizar toda la experiencia haciendo un producto y salió Beezy”. Es un mercado muy competido, pero “¡nuestro producto es el mejor!” salta. “Porque le damos importancia al usuario. No está pensado por ingenieros, sino liderado por un sociólogo, para entender por qué una aplicación tiene éxito”.
Como empresa, “nuestra misión puede parecer romántica: queremos cambiar la forma en la que se trabaja en las organizaciones. Después de años hablando con la gente que está de mala leche porque las herramientas informáticas funcionan fatal, pensamos: si les pudiéramos ayudar, esta gente estaría menos amargada en el trabajo y viviría más feliz”. Y mientras lo desarrollaban, Plana se fue a una conferencia a San Francisco, escuchó al fundador de Yammer, se plantó en su oficina hasta que le atendió, le convenció con Beezy. Y rechazó su oferta.
Meses después, Plana estaba en Seattle convenciendo a un alto directivo de Microsoft para que les apoyara con su tecnología, y salió de allí con medio millón de dólares. Una semana después, Microsoft compraba Yammer. Con Beezy mantienen la alianza, pero Microsoft ha invertido mil millones en publicidad en su herramienta de intranet. “Y nosotros, desde el Poblenou, hemos evolucionado para ser complementarios”.
Plana dice haber aprendido que para acceder al mercado de software para empresas, hay que estar en EE.UU. Y a finales del 2013 se instaló con su mujer en San Francisco (“la mejor ciudad del mundo, con Barcelona. Pero es una ruina”). En 26 minutos y con un dólar constituyó la nueva empresa. Año y medio después volvieron a Barcelona para que naciera su primera hija, luego el segundo.
“Ahora tenemos una empresa americana de capital catalán. La compañía tiene la ingeniería entre Barcelona (25 personas) y Madrid (12); 9 personas en Estados Unidos y cuatro entre Munich, Amsterdam y Londres. Entre sus clientes está un grupo químico alemán con 110.000 usuarios en 80 países. Y una institución financiera global, con otros 60.000. Y el departamento del Tesoro de Estados Unidos, y el Barça.
“Beezy lleva tres años en beneficio. Si nos compra alguien, genial, pero la empresa funciona mejor que muchos competidores que tienen grandes fondos detrás”. Y si algún día vende la empresa, dice Plana, “crearé otras. Al menos dos: una relacionada con la inteligencia artificial, y otra relacionada con el cambio de modelo energético”.
Rechazó una oferta de compra de Yammer, por la que después Microsoft pagó 1.200 millones
“Queremos ayudar a la gente que está amargada en el trabajo por culpa de la informática”