Paseo zombi en Sitges
Centenares de ‘muertos vivientes’ invaden las calles de Sitges mientras Balagueró se decanta por la poesía del horror en ‘Musa’
Auspiciados por Robert Englund, el actor que dio vida en la gran pantalla a Freddy Krueger, centenares de zombis recorrieron ayer las calles de Sitges en una nueva edición de la Zombie Walk, que se celebra con motivo del festival de cine fantástico de la localidad.
Ni independentistas ni unionistas: zombis. Esa fue la manifestación masiva que anoche invadió las calles de Sitges. Los zombis son, de algún modo, los equidistantes por antonomasia: aquellos que andan entre dos mundos opuestos, la vida y la muerte, con los pellejos colgando, ensangrentados, disfrutando lo peor de ambas orillas.
Aquí no hay guerra de cifras. Casi 2.000 personas –entre disfrazados y civiles– recorrieron las calles de la ciudad, en la décima edición de la Zombie Walk, el terrorífico desfile en el que, como cada año, 350 privilegiados fueron caracterizados por maquilladores profesionales de películas de terror. El pistoletazo de salida lo dio a las 20 horas, en la ermita de Sant Sebastià, nada menos que el actor Robert Englund –el mítico Freddy de Pesadilla en Elm Street– y, en la playa se había dispuesto además un muro en homenaje a George A.Romero, fallecido el pasado julio, director de La noche de los muertos vivientes y sin duda padre del actual concepto de zombie. Numerosos aficionados le dejaron mensajes y dibujos de afecto, a lo largo de todo el día, a alguien que, además, hace diez años, había asistido a la primera Zombie Walk. “En esta manifestación se reivindica al zombie, únicamente”, sonríe Diego López, coordinador del desfile, para quien “la fascinación por el personaje permanece intacta, no depende de modas”.
Tras aterrorizar –en su acepción más sana– a los paseantes, hubo tres fines de fiesta alternativos. Por un lado, la maratón zombi donde se proyectaron tres excelentes películas del género seguidas, Seoul Station, Train to Busan y la sugerente
Melanie, the girl with all the gifts, con su niña zombie que va a la escuela intentando no morder a nadie hasta que todo se desmadra. Otra opción de las duras fue el concierto de Motorzombies en el New Ricky’s. Y los zombies más amantes de la cultura entraron gratis en el Cau Ferrat y el Museu Maricel hasta la una de la madrugada, en la llamada Nit Vermella (de sangre).
Un profeta del mundo zombie ha sido Jaume Balagueró con su serie REC, un referente del género, aunque este año se confiesa atraído por el vampiro, en línea con el tema central de esta 50.ª edición. Que es, dice, “poesía del terror frente a la prosa sin matices” del zombi. Y ya puestos, lo que de verdad le atrae es la poesía, esa forma de decir que dice más por el entrechocar de sustantivos: horror y amor, por ejemplo. Como ocurre en Muse, Musa, la personal visión de la novela de José Carlos Somoza
La dama número 13. El filme empieza como un acto de amor en deriva hacia el thriller. Hasta llegar de nuevo al amor, pero ya convertido en un sentimiento de carácter sobrenatural. Todo un viaje de susto en susto. De verso en verso.
Aunque, para sangre, la que se derramó en la pantalla ayer durante la proyección homenaje de
Suspiria (1977) con su director, el italiano Dario Argento, quien explicó que “intenté hacerla con niñas pero el distribuidor no me dejó, así que puse los pomos de las puertas más altos, como los hubieran visto unas niñas de verdad. Mis influencias fueron dos: el expresionismo alemán y la Blancanieves de Walt Disney. Siempre estuve enamorado de la madrastra”.
“Intenté rodar ‘Suspiria’ con niñas pero el distribuidor no me dejó”, explicó Dario Argento