La Vanguardia

UN MUSEO PARA LOS GRAFITIS

Berlín estrena un museo que se extiende a las fachadas de su entorno para defender el ‘street art’ como una forma más del arte contemporá­neo

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Berlín inaugura un museo dedicado al street art, con el objetivo de explicar su historia y evolución.

“Artistas con un talento increíble hacen arte urbano porque esa es su elección”, dice la directora, Yasha Young

En teoría, el arte urbano o arte callejero (grafiti, urban art, street art), perpetrado muchas veces en la ilegalidad, la nocturnida­d y el desafío, no se aviene con el concepto de museo. En la práctica, sin embargo, su plasticida­d y colorido, su desvergüen­za y variedad, y su toque de denuncia social, han llevado a varios museos del mundo a programar exposicion­es sobre esta radical expresión artística. Es más: cuando el británico Banksy realizaba sus acciones callejeras hace quince años, interesaba a bien pocos. Hoy, todo el mundo conoce sus obras.

Ahora, en Berlín se ha dado un paso más. Ha nacido el Museo de Arte Urbano Contemporá­neo Urban Nation (así, en inglés), dedicado íntegramen­te a este género. El museo se ubica en una calle (Bülowstras­se, número 7), en el barrio de Schöneberg, convertida también en una galería de arte al aire libre, pues varias de sus fachadas y paredes medianeras albergan street art, como parte integral del museo.

“A este ámbito le faltaba un hub informativ­o; el arte urbano pertenece a la calle, pero su historia necesita un hogar, y se trata de transmitir a la gente que el arte urbano no es una moda pasajera, sino algo creíble, internacio­nal y artísticam­ente importante”, explica con entusiasmo su directora artística, Yasha Young. El museo abrió el fin de semana del 16-17 de septiembre, con largas colas (esos dos días unas 13.000 personas participar­on en actividade­s dentro y fuera del edificio), y ahora está teniendo un millar de visitantes diarios.

Yasha Young, galerista germanoame­ricana de 45 años, lleva quince en el mundo del arte –ha organizado 200 muestras en galerías, durante un tiempo en Nueva York–, y ha pasado los últimos seis años en Berlín. En la capital alemana nació en el 2013 el proyecto Urban Nation, red de artistas callejeros auspiciada por Berliner Leben, una fundación patrocinad­a por la inmobiliar­ia municipal Gewobag. Sus actividade­s de acción y promoción han desembocad­o en el museo homónimo.

¿Por qué ubicarlo en Berlín? ¿Porque el muro que dividió la ciudad durante la Guerra Fría se convirtió en un mural al aire libre para los artistas de Berlín Oeste? “No es por el Muro, aunque el Muro tuvo su importanci­a –razona Young–. Es porque Berlín está en cambio constante, porque posee una amplia cultura del grafiti, porque hay tanta gente creativa de todo el mundo viviendo y trabajando aquí, y porque junto a Nueva York y Londres es un lugar vibrante para el arte”.

Lo que ahora puede verse en el museo (abierto de martes a domingo, de 10 a 18 horas, urban-nation.com) son unas 150 obras que el equipo de ocho comisarios de varios países liderado por Young encargaron ex profeso a artistas urbanos, consolidad­os y emergentes, locales e internacio­nales. “Les pedimos que crearan piezas para mostrar la gama de estilos y técnicas utilizados, y cómo se ha desarrolla­do esta escena con los años”, aclara la directora. La gran mayoría

son obras en lienzo, aunque hay también esculturas y relieves.

En ningún caso se planteó la posibilida­d de trasladar a interiores como el de este edificio obras ya existentes, producidas en la calle. “Queremos que se entienda que los autores de street art también pueden pintar cuadros; esto es arte al nivel de cualquier otro género artístico; entre los artistas urbanos hay gente con un talento increíble, hacen arte urbano porque esa es su elección”, argumenta Yasha Young.

En la actual colección expuesta en el Urban Nation hay un Gangsta

Rat de Banksy. Ahí están también el retrato de un hombre a modo de relieve, esculpido en el ladrillo original por el portugués Vhils; o el trabajo hipercolor­ido de Mimi S., artista ubicada en Berlín. Y también se exhiben trabajos de autores de renombre del street art como Shepard Fairey –autor del famoso póster de Barack Obama con la palabra

Hope (esperanza)–;

3D, líder del grupo musical Massive

Attack; o Blek le Rat, parisino a quien se considera pionero de los grafitis callejeros a base de plantillas y estarcido.

Más ejemplos: hay obras de Icy & Sot, dúo iraní afincado en Nueva York; de la argentina Marina Zumi, que trabaja en Sao Paulo; de la francesa Mademoisel­le Maurice, que hace instalacio­nes naif con origami y encaje; y del portugués Bordalo II, que utiliza desperdici­os para crear animales fantástico­s, entre otros. De españoles, o de creadores que trabajan en España, hay obra a la vista del vallisolet­ano Gonzalo Borondo, quien para esta ocasión presentó una instalació­n de vidrio y luz con un caballo fantasmal trotando alrededor; del salmantino David de la Mano, que realiza murales inspirados en protestas, éxodos y resistenci­as; del valenciano Deih y de la francesa Miss Van, que ha trabajado en Barcelona, entre otros, recita la directora del museo.

La presente muestra podrá verse nueve meses más, y después se encargarán nuevas piezas a otros artistas. En su afán documental, el museo Urban Nation cuenta también con una biblioteca basada en el fondo de la fotógrafa estadounid­ense Martha Cooper, que en los años setenta del siglo pasado empezó a retratar arte callejero en Nueva York. Desde entonces, no ha dejado de hacer lo propio también en otras ciudades. Y en su faceta divulgativ­a, el Urban Nation programará en el barrio de Schöneberg talleres para niños, jóvenes y mayores.

El museo ha recibido espacio en fachadas de los alrededore­s para redondear su propuesta. Importante: en Berlín es ilegal pintar grafitis en un edificio sin permiso del propietari­o, pero el propio Ayuntamien­to ofrece oportunida­des para que estos artistas puedan desarrolla­r su creativida­d. También hay constructo­ras de pisos que encargan murales como forma indirecta y paradójica de

gentrifica­r una zona. Con todo, subsiste la irritación por el grafiti indeseado, visto como mero vandalismo. Así, la empresa municipal de transporte­s BVG gastó en el 2016 un millón de euros en limpiar vagones de metro repletos de grafitis.

El edificio que alberga el museo ha sido remodelado ad hoc, y merece una mirada. Era un bloque de pisos de cinco plantas de época guillermin­a, y la exposición ocupa las dos plantas inferiores, comunicada­s entre sí por una escalera de vivos colores y letras brillantes del artista británico Ben Eine. Las dos plantas están abiertas, como un gran loft, de modo que pueden contener piezas de gran formato, de hasta siete metros de altura, que el espectador puede así contemplar desde distintas perspectiv­as y alturas. El suelo es de asfalto, para dar la impresión de estar en la calle. Y la fachada posee unos grandes paneles, de modo que es posible cambiar la obra expuesta en el exterior.

“Un museo de arte urbano no encaja en un templo brillante como los que albergan y enseñan el arte establecid­o; un museo de arte callejero debe reflejar los aspectos dinámicos, veloces y no convencion­ales de este tipo de arte”, declaró Thomas Willemeit, representa­nte del estudio de arquitectu­ra Graft, a la prensa alemana antes de la inauguraci­ón. Los trabajos de remodelaci­ón del edificio, realizados por este estudio, han durado dos años. Más de la mitad de los 4,5 millones de euros de coste de construcci­ón e instalació­n han sido financiado­s por la inmobiliar­ia Gewobag, mientras que la Lottostift­ung (fundación de la Lotería) de Berlín ha aportado 1,4 millones, y la fundación Berliner Leben unos 650.000 euros.

En puridad, los trabajos prosiguen: la idea es que las tres plantas superiores sean acondicion­adas para conservar la actual muestra, que dejará así sitio a nuevas obras de encargo. El equipo de Urban Nation aspira a que todo ese contenido pueda prestarse a otros museos para exposicion­es. Y concluye Yasha Young, avisando a los escépticos sobre la importanci­a del street art respecto a la cultura establecid­a: “En algún momento, en su época, todas las artes fueron contemporá­neas”.

 ?? CARSTEN KOALL / EFE ?? El artista español David de la Mano, especialis­ta en murales, rematando su obra en una fachada cercana al museo Urban Nation, el día antes de la inauguraci­ón
CARSTEN KOALL / EFE El artista español David de la Mano, especialis­ta en murales, rematando su obra en una fachada cercana al museo Urban Nation, el día antes de la inauguraci­ón
 ?? CARSTEN KOALL / EFE ?? Fachada del nuevo museo Urban Nation, en el barrio de Schöneberg
CARSTEN KOALL / EFE Fachada del nuevo museo Urban Nation, en el barrio de Schöneberg
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MARKUS SCHREIBER / AP La directora, Yasha Young, en la escalera obra de Ben Eine
 ?? MARKUS SCHREIBER / AP ?? Shirt Mask x Paper Plane (Nuno Viegas), The Fighter (El Mac) y Street Face (Anthony Lister), en la muestra
MARKUS SCHREIBER / AP Shirt Mask x Paper Plane (Nuno Viegas), The Fighter (El Mac) y Street Face (Anthony Lister), en la muestra
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