La Vanguardia

“Los evangélico­s ven algo divino en Trump”

Mariano Aguirre, analista internacio­nal

- ANNA BUJ

Mariano Aguirre es analista internacio­nal, especialis­ta en tendencias globales y resolución de conflictos. Ahora es asesor del Norewegian Centre for Conflict Resolution. Fue su director entre el 2009 y el 2016. Durante esta época vivió tres años en EE.UU., donde encontró un país mucho más fracturado de lo que esperaba. Lo despieza en su último libro, Salto al vacío (Icaria).

¿Se podía prever la crisis que sufre EE.UU.?

Es un país muy afectado en sus infraestru­cturas, muy conservado­r, con unas desigualda­des muy grandes, con una religiosid­ad cultural muy fuerte... La victoria de Trump no es una casualidad, es consecuenc­ia de las grietas profundas que tiene EE.UU. en diversos aspectos de su vida económica, política, cultural, social y religiosa.

¿Cuál de estas fracturas es la más decisiva?

El factor ideológico y cultural es determinan­te. Trump tiene unos votantes fieles que rechazan lo que consideran la élite liberal que asocian con el Partido Demócrata, los medios de comunicaci­ón tradiciona­les, los académicos, encuestado­res... Es un bloque de una minoría blanca que cree que esta élite llevó a EE.UU. al desastre, al cierre de fábricas, de empresas, a la globalizac­ión y a un presidente negro.

Esta tesis funciona en el llamado cinturón de óxido (los estados industrial­es del norte), pero Trump también consiguió ganar en Florida.

Aquí es donde entra el voto ideológico y cultural. Trump se forjó durante décadas en el mundo del espectácul­o. En Estados Unidos el nivel de interés en la política es muy pequeño, sólo lo tienen las partes más activas de los conservado­res y los progresist­as. El resto de los ciudadanos votan más por afinidades. Trump ha sido un maestro: ha estado en la lucha libre, los concursos de belleza, en su propio programa de televisión...

Es un país profundame­nte religioso.

Trump es presidente gracias al grupo más activista, los evangélico­s. Es muy hábil y les convence de una cosa clave para ellos, el aborto. A lo largo de su historia los evangélico­s han tenido diversos demonios: el comunismo, luego el islam y ahora es el aborto y los progresist­as. Trump ha cumplido con un juez conservado­r en el Supremo que votará en su dirección en asuntos morales y ha hecho una ley para permitir que los pastores hagan política. Algunos de ellos ya dicen que es un mensaje de Dios, que hay algo de divino en él, que a veces hay que ser pragmático­s y que por primera vez tienen un presidente que les representa.

¿Tiene mucha intuición?

Es lo que llaman un listo, que ha sabido leer los puntos débiles de la sociedad. Me dejó fascinado la forma en que durante la campaña fue apuntando a sectores. Por ejemplo, el mensaje de que no tienen que venir más mexicanos porque roban puestos de trabajo no solo caló en los blancos, sino en los latinos que ya están en el país con puestos fijos, que son los que pueden votar. También con las mujeres fue muy hábil.

Le votaron un 53% de las mujeres blancas...

Vio que frente al avance del feminismo hay un sector que rechaza estos avances, que añora su papel tradiciona­l y las llamó con incluso una iconografí­a impresiona­nte. Se rodeaba de mujeres, todas las de su familia, detrás de él como el gran líder. Yo creo que hubo publicista­s que le asesoraron bien y le dijeron que durante un debate fuese a por una periodista, una profesiona­l como Megyn Kelly.

Es una retórica peligrosa.

Es tremenda, pero existe en un país fraccionad­o como EE.UU..

¿Esta polarizaci­ón se va a acentuar en estos cuatro años?

Sí, porque la desigualda­d es enorme. Los que llaman el 1% –y los que les rodean– absorben una cantidad de recursos y de dinero desproporc­ionada de millones y millones de dólares... No es sólo lo que ganan, es el acceso a alta tecnología, la salud, las comunicaci­ones, mueven dinero alrededor del mundo. Es un sector que se va alejando de la clase media y cada vez mas de parte de la base de votantes de Trump.

¿Los demócratas tienen tiempo en tres años de articular una alternativ­a?

Es difícil. Se han alejado demasiado de la gente.

GANÓ ENTRE LAS BLANCAS “Fue muy hábil y vio que hay un sector de mujeres que rechaza el avance del feminismo”

EL PARTIDO DEMÓCRATA “Es difícil que articulen una alternativ­a, se han alejado de la gente”

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LLIBERT TEIXIDÓ Mariano Aguirre, hace unas semanas en Barcelona

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