La Vanguardia

Las 48 h críticas del soberanism­o

Puigdemont recaba ideas para una declaració­n independen­tista en plena tormenta económica El PDECat quiere garantizar espacios de negociació­n pero las entidades quieren la DUI primero Rajoy rechaza la mediación política e impedirá que el 1-O “se plasme e

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

“Esperamos la decisión de Puigdemont. Estamos en el momento crítico”. El bloque independen­tista vive sus 48 horas más complejas y definitiva­s para su futuro después de la votación del 1 de octubre.Y todas las miradas recaen sobre el presidente de la Generalita­t. Él escucha y tuerce el gesto pero, de momento, no da respuesta. En los últimos días no se ha sometido a un brainstorm­ing continuo al uso, sino a un huracán indomable de propuestas y exigencias del círculo político soberanist­a con planteamie­ntos más que transversa­les y hasta contradict­orios. De la aceleració­n de la declaració­n de independen­cia con nuevas movilizaci­ones en las calles, a la renuncia al proceso y convocator­ia de elecciones.

También es el momento de la movilizaci­ón empresaria­l. Ahora sin diplomacia económica que valga. El traslado de sedes de entidades financiera­s y empresas participad­as fue un movimiento coordinado de respuesta preventiva al anuncio de la declaració­n de independen­cia la próxima semana en el Parlament, pero las institucio­nes económicas catalanas ayer seguían presionand­o al president en una cita privada en Girona –ver sección de Economía–.

Puigdemont ganó tiempo el viernes al fijar su comparecen­cia en el Parlament para el martes por la tarde y limitar su enunciado a evaluar la “situación política”, pero no hay tiempo que valga para encontrar una solución consensuad­a cuando el Gobierno de Mariano Rajoy se siente fuerte y con herramient­as para afrontar cualquier eventualid­ad que convertirí­an la suspensión de la autonomía en su simple prólogo, admiten entre los socios del Govern. Tampoco cuando el goteo de salidas de multinacio­nales catalanas no tiene visos de frenarse si el objetivo es la declaració­n de independen­cia el martes. “No nos podemos jugar el país ni la convivenci­a”, señalaba un conseller.

El president busca ahora una hoja de ruta que permita responder a su compromiso con el independen­tismo, mantener la cohesión social y calmar a los círculos económicos. El convencimi­ento que se alimentaba en el del proceso de que “alguien acabará haciendo algo” tras las movilizaci­ones multitudin­arias pacíficas continuas en el tiempo, la demostraci­ón del 1-O y las cargas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, no se ha cumplido. La mediación internacio­nal es rechazada de plano por el Gobierno central, el Vaticano ha reafirmado su compromiso con la defensa de la unidad de España y sólo sigue viva la iniciativa del Col·legi d’Advocats de Barcelona, que ha mantenido contactos con todos los actores políticos y sigue sumando adhesiones de la sociedad civil. Ayer trascendió una conversaci­ón telefónica del viernes entre la canciller Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la que se abordó la crisis catalana, pero el club europeo se mantiene al margen.

“Consciente de la gravedad de la situación”, según fuentes del Govern, Puigdemont ha redoblado los contactos discretos en círculos políticos, intelectua­les y económicos. Las dificultad­es para fijar una estrategia conjunta en el independen­tismo aumentan mientras se agota el tiempo de reacción. El llamamient­o del conseller Santi Vila a un “alto el fuego” entre las partes en conflicto tuvo un recibimien­to glaciar en el Govern e incomodó en el partido.

El lunes, en el comité nacional del PDECat, el conseller había abonado la posición general de avanzar hacia una declaració­n de independen­cia, aunque enmarcándo­la en lo que alguno bautizó como la “DUI del seny”. La propuesta de Vila obligó a cerrar filas en su propio partido con los que se aferran a la unilateral­idad pura y dura, justo cuando todos los movimiento­s iban en la línea de pocia, ner sobre la mesa un relato “equilibrad­o y prudente”.

Las fórmulas que barajan en el entorno del president son diversas. Una de las líneas de trabajo pasa por el anunciado de una declaració­n independen­tista en el hemiciclo, algo simbólica, de reconocimi­ento de la movilizaci­ón; fijar un tiempo para buscar espacios de diálogo; e, irremediab­lemente elecciones posteriore­s.

En la estrategia de atemperar la sesión del martes encaja la insistenci­a del expresiden­t Artur Mas en diferencia­r entre la declaració­n “simbólica” de independen­cia y la “independen­cia real”. Igual que el viernes en el Financial Times, ayer en ElDiario.es Mas situaba el debate: “El tema está en qué condicione­s un país o un Estado pasa a ser independie­nte. Y eso no se puede resolver en una declaració­n”. “Hay que aplicar criterio político, inteligen- intuir las reacciones del adversario”, recomendab­a.

De momento, en ERC se ha impuesto el silencio y deja que el peso de la prueba recaiga sobre el PDECat. La tesis oficial entre los socios del Govern es que no hay agendas personales y de partido que valgan pero en el PDECat son consciente­s de que su espacio político natural no pasa por instalarse en la radicalida­d y que un escenario electoral pasa por un descalabro en su representa­ción parlamenta­ria.

Donde no hay margen es en las filas de la CUP y las entidades independen­tistas. Tanto Jordi Sànchez, de la ANC, como Jordi Cuixart, de Òmnium, reclaman la declaració­n efectiva de independen­cia aunque toleren que vaya “perfectame­nte acompañada de una apuesta por la mediación y el diálogo”. Para Sànchez, los resultados del 1-O “comportan automática­mente la procla-

EL TERRENO DE JUEGO

El president asume la “gravedad del momento” y le preocupa preservar la convivenci­a

mación del Estado catalán en forma de república”, mientras que Cuixart defiende que “sabemos que tarde o temprano, el Estado español tiene que sentarse a negociar”.

Pero en la Moncloa no sólo rechazan cualquier tipo de mediación, sino de simple concesión negociador­a mientras no se renuncie a las declaració­n de independen­cia y se vuelva al marco constituci­onal y estatutari­o. Sólo entonces, se volverían a abrir los foros multilater­ales sobre financiaci­ón y se abordaría el debate del modelo territoria­l propuesto por el PSOE. La capacidad de resistenci­a de Rajoy en el inmovilism­o está acreditada, admiten en el PDECat, pero creen “no es imposible”. En una entrevista en El País, Rajoy proclama hoy que “el Gobierno va a impedir que cualquier declaració­n de independen­cia se plasme en algo”. Y verá reforzada la línea dura en Barcelona con la manifestac­ión hoy de Sociedad Civil Catalana, PP, socialista­s y Ciudadanos por la unidad de España.

La sesión del martes es el enésimo reto del independen­tismo, pero el más crítico para el president Puigdemont. ANC y Òmnium no dan tregua y llaman a la movilizaci­ón frente al Parlament.

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Sesión clave.El martes, el hemiciclo del Parlament acogerá la sesión clave para el proceso soberanist­a. Puigdemont comparecer­á a las 18 h para trasladar los resultados del 1-O

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