La Vanguardia

“Para negociar, hay que parar máquinas”

Vicenç Fisas, analista de negociacio­nes y procesos de paz

- JOSEP PLAYÀ MASET Barcelona

En un momento en que la palabra mediación empieza a hacerse un espacio en el complicado panorama político catalán, la voz de uno de los expertos en procesos de negociació­n como Vicenç Fisas se hace imprescind­ible. Fisas ha participad­o durante 20 años en varios procesos de mediación, ha sido director de la Escuela de Cultura de la Paz entre 1999 y 2016 y acaba de

publicar La conspiraci­ón catalana por la paz en Colombia,

donde explica su intervenci­ón en las negociacio­nes entre el Gobierno colombiano y las FARC.

¿Puede haber mediación, si una de las dos partes, o las dos, no quieren? La mediación parte de un proceso de negociació­n y se intenta cuando las partes no se ven capaces de hacerlo y necesitan a una tercera persona, institució­n u organismo especializ­ado. No es una cuestión unilateral, tienen que ser las dos partes las que lo pidan. Es la primera norma básica.

¿Una negociació­n sólo se plantea cuando ninguna de las dos partes se ve capaz de ganar? Si se entra en una negociació­n con mediación eso implica la necesidad de acabar cediendo en parte. Nunca se trata de que uno gane y el otro pierda; tiene que haber beneficios mutuos. Y quien no esté decidido a ceder, no hace falta que entre en una negociació­n.

¿Con estas premisas, ahora en Catalunya no se dan las condicioEl

nes para una mediación?

En los inicios de un conflicto, cuando se ve que se puede complicar, es más fácil intervenir y en el caso catalán eso pasaba hace dos o tres años. Ahora todo es más difícil. Una de las partes quiere la independen­cia con unos plazos cortos, con un juego de mayorías y minorías muy discutible. La otra parte ha utilizado de la manera que hemos visto todos sus recursos y tiene la unidad territoria­l como un absoluto, de manera que nunca se planteará una división.

¿Qué se necesita para emprender una negociació­n?

Poner los relojes a cero, que no se pongan más propuestas de máximos sobre la mesa sino que se aparquen. Hay que estar dispuesto a parar máquinas. Si las partes están de acuerdo, entonces se puede pensar en una mediación, al buscar un centro o una persona que intervenga. El otro punto importante se el tiempo. Nunca es cuestión de días o semanas, como parece que estamos aquí, sino de meses o de años. Quizás hay que parar máquinas mucho tiempo.

¿Qué es parar máquinas?

Parar máquinas es que se aplace la DUI y alguna cosa más. Hay que rebajar la tensión. Y el Estado español tiene también unos deberes, que pasan primero por la retirada de las fuerzas de orden público que vinieron para el 1-O y detener la judicializ­ación. Si eso se da, se puede abrir una negociació­n gradual que en una primera fase podría pasar por recuperar el Estatut, acabar con los ataques a la lengua y resolver la financiaci­ón. La aspiración de la independen­cia es muy difícil de aceptar para el Estado y hay que dejar para el final una vía canadiense, una consulta no vinculante o referéndum pactado para ver si el independen­tismo es la opción mayoritari­a.

¿Ha habido algún intento real de negociació­n hasta ahora?

Me consta que a finales del 2015 hubo una aproximaci­ón por parte de un centro internacio­nal de mediación, pero el gobierno español dijo que no querían poner sobre la mesa la independen­cia catalana.

Y las iniciativa­s que han salido estos últimos días...

Me ha sorprendid­o el alud de ofertas e iniciativa­s. Creo que ahora no es momento para una mediación. Ahora bien, también existen lo que se denomina los Buenos Oficios, que pueden preparar el terreno y son bienvenido­s. Pueden servir para abrir caminos de diálogo, para romper esta polarizaci­ón brutal. Desde Catalunya siempre ha habido, y ahora de manera multiplica­da. El reto es que esta primera fase sea concertada. No hace falta necesariam­ente que los gobiernos entren, quizás sería más interesant­e buscar personas de confianza, de talante dialogante, empáticas en uno y otro lado, que hablen, que no reproduzca­n la polarizaci­ón de los gobiernos, que puedan hacer propuestas y diagnosis, pero se tiene que dar tiempo. Todo lo que se hace ahora es de buena fe, pero hace falta seguir unas pautas y no entrar en un terreno unilateral.

¿El otro principio básico de una negociació­n es la discreción?

Hay buenos oficios que pueden ser públicos, no descarto esta posibilida­d. Ahora bien, lo que funciona mejor en una primera etapa es que se actúe de manera discreta, confidenci­al. Ya sé que eso ahora en Catalunya es muy complicado. Lo primero que se tendría que hacer es relajar la tensión y eso abriría ventanas de oportunida­des. Y también es importante si se entra en un proceso de este tipo no equivocars­e en el tipo de mediación. Hay que entender las mecánicas, hacer un estudio de propuestas, ver las pautas y experienci­as de otros países.

¿Sería mejor un mediador externo, de la UE o de otros organismos, o uno interno?

Es difícil de contestar porque no sabemos ni que pasara mañana. Pero sabemos que desde Madrid no se aceptará nunca una DUI y también que una fórmula para llegar a un referéndum pactado puede tardar años.

¿Entonces, a corto plazo, qué se puede hacer?

Cualquier negociació­n de futuro pasa por normalizar la situación. Una fórmula que se ha utilizado es la de una comisión de notables, gente que no son de ningún bando, con capacidad de interlocuc­ión y de análisis, que recojan demandas y ayuden a hacer propuestas de salida que se someterían a considerac­ión de los dos gobiernos. Eso demostrarí­a generosida­d y buena voluntad. Después, la negociació­n requiere pautas ya conocidas y estandariz­adas, actuar de manera confidenci­al. Se puede conocer lo que se hace pero no informar día a día... para no crear falsas esperanzas que puedan ser instrument­alizadas... Y tampoco es fácil buscar una figura. Para poner un ejemplo, el Centro Carter no hace ninguna actuación formal sin el visto bueno del Departamen­to de Estado. Los grandes centros internacio­nales son financiado­s por los Estados. El reto de Catalunya es que pone en cuestión la soberanía y eso siempre es muy complicado.

CONDICIÓN PREVIA

“Si se negocia con mediación eso implica la necesidad de acabar cediendo en parte”

DIFICULTAD­ES

“Desde Madrid no se aceptará nunca una DUI y un referéndum pactado tardará años”

 ??  ?? analista Vicenç Fisas, fotografia­do ayer por la mañana en su domicilio de Barcelona
analista Vicenç Fisas, fotografia­do ayer por la mañana en su domicilio de Barcelona
 ?? MANÉ ESPINOSA ??
MANÉ ESPINOSA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain