¿Declarar una DUI a Europa?
Cuando el president de Catalunya se decía esta semana “decepcionado (con la UE) como ciudadano europeo”, el problema asomó: o había creído su propia campaña de propaganda o vive en otro mundo y es de color rosa.
Si esta sorpresa decepciona al europeísta que dice ser Puigdemont, ¿cómo no va a sentir perplejidad un elector al que le han machacado/engañado con la garantía de que la UE nunca, nunca daría la espalda a Catalunya?
El soberanismo ha alcanzado cotas espectaculares no sólo por el satánico Rajoy sino por cinco años que uno se atreve a resumir así: todo saldrá gratis y sin consecuencias. Una mentalidad de tiempos líquidos, muy Brexit.
¿Dónde está hoy el europeísmo de Catalunya, tan distintivo y decisivo en su progreso? Bajo mínimos. ¿No me dan la razón? ¡Ya me la darán! Así cualquiera se embarca en aventuras o en ese razonamiento petulante al uso, muy bien expresado por el eurodiputado de ERC Terricabras, el de la huelga de hambre, en el 3/24: han de tener “más interés ellos (la UE) en nosotros (la Catalunya independentista) que nosotros en ellos”. Sólo le faltó fumarse un Lusitania en el estudio...
Al inicio del proceso, todo el mundo se interrogaba sobre la pertenencia a la UE. El independentismo no podía crecer sin manipular en este punto clave: tranquilizar y hacer creer a una sociedad europeísta que Bruselas nos daría el gusto y las ganas, hiciesen lo que hiciesen los dirigentes catalanes. ¿Han dicho blanco? ¡Dicen negro!
La UE es como es, no va a refundarse a nuestro capricho y ni siquiera el lamentable espectáculo del 1-O ha alterado sus principios, surgido del rechazo a los nacionalismos de los años treinta. Europa no acepta secesiones por las bravas. ¿Van a declarar también una DUI a Europa?
Bailamos el mambo de los radicales y basta con ver la reacción de eurodiputados, analistas del peso pluma y tuitaires, tan similar a la del franquismo cuando fue humillado por Naciones Unidas en 1946: “¡Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos!”.
Alejarse de la UE es otra fractura dramática. De las que afectan, y mucho, al bolsillo. Durante años, la Generalitat ha manipulado al respecto. El Diplocat mediante apariencias, embajadas absurdas, viajes de postureo y mucho fuego de artificio y organismos como el Consell Asessor per a la Transició Nacional con juegos malabares (ver informe en el 2014 sobre una Catalunya independiente y la UE: despliega cuatro hipótesis, tres favorables a la causa y sólo una ajustada a la realidad, o sea independencia unilateral igual a exclusión y a guardar cola, sin resaltar que un solo Estado puede vetar la apertura de negociaciones).
Si muchos electores hubiesen sabido la verdad, hoy no estaríamos al borde del precipicio. No era ni es dar miedo: es puro realismo. Ni siquiera los catalanes podremos ir por el mundo y tenerlo todo pagado.
¿Discurso del miedo? Lo que da miedo es irse de la UE, eso que tampoco nunca, nunca iba a ocurrir