Convivencia
Los sucesos ocurridos estos días en Catalunya han conmocionado a mucha gente, por la gravedad de los hechos y por las consecuencias que puedan tener para el país y sus ciudadanos. Los lectores de La Vanguardia han manifestado su honda preocupación enviando cartas al diario en un porcentaje inusual, que ha triplicado el volumen habitual que se recibe cada día.
El Defensor, por su parte, apenas ha recibido quejas sobre el tratamiento informativo que realiza nuestro diario en esta crisis. Alguna ha llegado en términos radicales, a veces directamente insultantes, desde lo que podríamos denominar los extremos de las dos partes más directamente posicionadas. Esas críticas no pueden alterar la línea informativa basada en el trabajo de los profesionales de esta casa y también el criterio que se aplica en el ámbito de opinión, donde resulta innegable que este periódico da cabida a todas las posturas ideológicas.
Ha sido la sección de Cartas de los Lectores, como decía, la que ha recogido la profunda inquietud de un elevado número de lectores respecto a lo que está sucediendo. “Antes del domingo 1 de octubre se apreciaba ya un incremento constante del número de cartas de personas que querían manifestar su opinión ante el día del referéndum –explican los compañeros de esta sección–. Pero fue a partir del domingo, con la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en los colegios electorales, cuando el buzón de entrada de las cartas de los lectores se vio inundado como nunca antes había ocurrido”.
Pau Baquero, redactor jefe de Opinión, constata que en los diez años que lleva al frente de la sección nunca había visto un volumen de cartas tan grande. “Teniendo en cuenta la gravedad de la situación y que sólo se pueden publicar entre siete y nueve cartas diarias, hemos intentado dar voz a todas las opiniones priorizando proporcionalmente las que llaman a la concordia y al diálogo”.
“Evidentemente se han leído todas y cada una de ellas –detalla la redactora Elena Castells–. Quizás las más emotivas fueron las de los primeros días, con el sentimiento todavía a flor de piel por lo que había ocurrido el 1-O. Lo resume el comentario que nos envió una lectora junto a su escrito: ‘Una pena que en la publicación de las cartas no se aprecien las lágrimas con las que las escribimos’”.
A lo largo de la semana, muchos lectores, más allá de abogar por el diálogo, se atrevían a dar posibles soluciones para desencallar la situación y no llegar ni a la DUI ni a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. “Estas cartas, escritas desde la reflexión, la preocupación y la esperanza, también han ido viendo la luz. Un granito de arena más para llamar a la calma. Prueba de la inquietud que la mayoría de los ciudadanos vive estos días es que durante las horas nocturnas, cuando apenas se reciben cartas vía correo electrónico, también nos han llegado opiniones de lectores que no podían conciliar el sueño”, añade Castells.
La sección de Cartas de los Lectores de La Vanguardia ha confirmado una vez más el estrecho vínculo que existe con los lectores. “En momentos de gran tensión y preocupación, como los actuales, muchos lectores han tenido la necesidad de expresar sus sentimientos en una carta dirigida a su diario; para muchos era su primera vez”, apuntan en la sección.
En línea con lo que expresa buena parte de los lectores, sin duda ahora mismo lo prioritario es que todos los ciudadanos aportemos el máximo esfuerzo para preservar la convivencia y el respeto, incluso por encima de la posición de cada uno, como valores fundamentales de la sociedad.
Los lectores han enviado cartas al diario en un porcentaje que ha triplicado el volumen habitual para expresar su preocupación por lo que ocurre estos días