Las anulaciones rematan un año difícil en la restauración
Los restauradores viven con preocupación la incertidumbre que reina en Catalunya tras el 1-0
Parece que los restaurantes no se libran de una. El aumento de las anulaciones de reservas desde el pasado fin de semana son la gota que colma el vaso en un año complicado. Algunos empresarios como Juan Carlos Iglesias, propietario con sus hermanos de la marisquería Rías de Galicia, entre otros restaurantes (algunos de ellos como socios de los hermanos Adrià), tienen la impresión de que llueve sobre mojado. “No es que nos vengan los cuatro Jinetes del Apocalipsis; es que nos vienen seis: la restauración, sobre todo en Barcelona, aún se resiente del efecto de los atentados, pero hemos notado también la turismofobia; nos afectan la burbuja gastronómica causada por un sinfín de aperturas y las trabas que nos pone la Administración a los restauradores en cuestiones como por ejemplo los permisos para abrir terrazas. Y ahora llegan las anulaciones sobre todo de turistas que han decidido no viajar”. Para colmo, explica, todo esto ocurre en un momento en que la economía doméstica no ha acabado de salir de la crisis.
De todos los restauradores a los que se ha consultado, Iglesias es de los pocos que puede dar cifras porque ya ha hecho una valoración: “Hemos perdido 40.000 euros por la cancelación de eventos que estaban cerrados y que han caído por la situación de incertidumbre que se vive estos días. Y en alguno de nuestros restaurantes la pérdida puede llegar a ser de hasta el 40 por ciento“.
También Albert Raurich, del Dos Palillos y el Dos Pebrots, está profundamente preocupado. “Por supuesto que tenemos anulaciones, desde que las televisiones mostraron las imágenes de violencia del pasado domingo”. En su caso, explica, las cuentas están muy ajustadas porque se trata de un negocio familiar para el que supone un esfuerzo importante mantener dos plantillas como las que requieren.”Yo gasté todo lo que había ahorrado en Dos Palillos para abrir el Dos Pebrots. Y cerrar un día, como hicimos el martes para apoyar el no a la violencia y el sí al diálogo, nos supuso una pérdida importante, como lo está siendo el goteo de anulaciones. “El viernes teníamos una reserva para 18 personas de un grupo editorial que nos pedía un menú muy especial y complejo que finalmente ha caído”. Raurich, que se ha reunido con el equipo para compartir la gravedad de la situación, es uno de los cocineros que firmó el martes un comunicado en el que se sumaban, con el cierre, al sí al diálogo y al no a la violencia. “A nuestro restaurante viene gente de toda España, clientes locales y muchos extranjeros, algunos de los cuales han preferido viajar a otro sitio”. Su sector, asegura, está en las antípodas de lo que está ocurriendo. “Nosotros nos dedicamos a intentar que la gente pase un buen rato y sea feliz con lo que les ofrecemos. Nos dedicamos a servir. El sector de la hostelería ha conseguido el éxito a base de hospitalidad, respeto y diálogo, que es lo que esperamos que se imponga”.
Raurich comparte un grupo de WhatsApp con otros cocineros amigos en el que el tema de la semana ha sido las cancelaciones, que se iban contando. También está en ese chat Carles Abellán, chef y empresario que se confiesa igualmente preocupado. “Nos han caído reservas, claro que sí, pero en nuestro caso tal vez donde más se ha notado es en el Bravo del hotel W, que como en todos los hoteles de la ciudad han tenido un parón importante, o en el Comerç 24 del Camp Nou, que suelen visitar turistas. Depende del establecimiento las pérdidas en mi caso podrían estar entre un 10&, el 25& y hasta un 40 por ciento en los más afectados”. También está sufriendo Abellán las cancelaciones de grupos, a las que se suman anulaciones de algunos clientes particulares. Algo muy parecido a lo que reconocen en Via Veneto, donde Pere Monje explica que están trabajando muy bien pero que indiscutiblemente se han cancelado reservas de empresas, principalmente extranjeras, para los próximos meses.
Desde algunos de los restaurantes con más proyección internacional afirman que, por ahora, no están perdiendo comensales. Desde Lasarte, el único tres estrellas Michelin de Barcelona, cuentan que siempre hay alguna baja, “pero ahora no lo hemos notado de una manera significativa, como sí ha sido el caso del hotel que alberga el restaurante, con pérdidas aún no alarmantes pero sí notables”. En el restaurante, explican, las anulaciones se cubren con lista de espera, por lo que en ningún servicio hasta ahora ha habido mesas vacías. Tampoco las está habiendo por ahora en otro triestrellado, El Celler de Can Roca (Girona). “Lo que sí nos llegan son llamadas telefónicas de clientes extranjeros que nos preguntan por lo que está sucediendo estos días en Catalunya”, afirma Joan Roca. En el biestrellado Miramar (Llançà), Paco Pérez explica que no hay por ahora mayor disminución de la que suele producirse en estas fechas, en la que acaba la temporada alta.
Desde Disfrutar, uno de los restaurantes barceloneses que visitan más gastrónomos de todo el mundo, dicen que es demasiado pronto para hacer una valoración. En cualquier caso, según uno de los tres propietarios, Eduard Xatruch, es habitual que les caigan reservas pero no es algo que estén percibiendo de una manera destacada. “Al tratarse de un restaurante en el que predominan las mesas pequeñas, no es algo que sea alarmante como cuando te caen grupos enteros”. En Compartir, su establecimiento de Cadaqués, sí han notado cierta calma, “porque se encuentra muy cerca de Francia y hay gente que estos días no se desplaza a Catalunya”.
Hay quien ve en la actualidad un gran riesgo económico. Es el caso de Juan Carlos Iglesias, para quien la prolongación del conflicto podría suponer la pérdida de muchos puestos de trabajo, no sólo en este sector sino en muchos otros. “Creo que todo el mundo puede tener sus aspiraciones sociales, religiosas o políticas pero el respeto no debería perderse nunca”. Él, explica, tiene la impresión de que estamos ante la tormenta perfecta. “Todo me parece muy imprudente porque se está poniendo en juego la economía de Catalunya y de Barcelona; y hablo de un escenario económico, no político”. Para Iglesias no sólo hay que considerar las anulaciones: “El gasto de quienes acuden al restaurante se ha reducido mucho”. Pero ese, reconoce, ya es otro asunto. Un factor más de los que amplía la larga lista de agravios para un sector que ha tenido momentos más felices y que cruza los dedos para que vuelvan.
“Hemos perdido
40. 000 euros en la cancelación de eventos que estaban cerrados”
“Nuestro sector ha conseguido éxito por el respeto y el diálogo, que espero que se imponga”