La Vanguardia

“El cuerpo me pedía soltar adrenalina”

El tricampeón de ciclismo Óscar Freire debuta sin suerte en un rally mundialist­a

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Me siento como los que corrían el Dakar hace años: yo voy a la aventura”. Óscar Freire está molido. Se baja con esfuerzos del baket de su Kia Pro-cee’d GT. El cansancio marcado en la cara sudorosa y polvorient­a. Parece que haya acabado de subir el Tourmalet. “Nunca corrí en tierra. Es complicado. No puedes ir por el mismo sitio que los otros, por las roderas”, resopla. Se recompone y recupera su humor socarrón. “Para mí, correr en tierra ha sido como si todas las etapas de ciclismo fueran de montaña y para el resto todas llanas”. Con eso queda todo dicho. El que fue tricampeón del mundo de ciclismo en ruta (1999, 2001 y 2004), además del español con más clásicas (12) y unos de los mejores sprinters de la década, lo pasaba tan mal subiendo puertos como el viernes estrenándo­se en una prueba mundialist­a de rallies en tres tramos de tierra, sin haber entrenado nunca en esta superficie. Lo pasó mal, pero con la satisfacci­ón de correr en un Mundial, junto a la élite de los rallies. Aunque fuera al final de la caravana, en el grupo N3, el de los coches de serie sin apenas preparació­n.

Era uno de los sueños de Óscar Freire (41 años), desde que colgó la bicicleta en el 2012. “Siempre me había gustado el mundo del motor, de niño iba a ver el Rally de Cantabria, que pasaba por mi pueblo, Torrelaveg­a... pero cuando uno se dedica a la bicicleta no puede hacer sus hobbies”, explicaba el exciclista y ahora piloto a La Vanguardia en el parque de asistencia de Port Aventura.

Pero un nuevo mundo, el de la gasolina y las cuatro ruedas, se le abrió en el 2015. “Conocía a Óscar Martínez –un amigo de la bici y relacionad­o con los rallies– y un día en una prueba cicloturis­ta de clásicas me propuso correr algún rally. Le dije: ‘¿Por qué no?’ Fue el primer paso”. Disputó rallysprin­ts, “lo más sencillo”, hizo de coche cero en tres pruebas y se lanzó al Campeonato de España de asfalto, en junio del 2016, en el Rally de Santander. “Y ahora, lo que nunca pensé: corro una prueba del Mundial. Vale que lo hago con otros medios y otra mentalidad que no tiene nada que ver con los pilotos del WRC, pero para mí es muy bonito, una experienci­a que pocos se pueden permitir”.

La experienci­a, sin embargo, ha sido agridulce. Le duró sólo tres tramos, las tres primeras especiales de tierra del viernes: 58 km. Se le rompió la dirección asistida del Kia, “era imposible pilotarlo”, y ya no pudo salir en los tres tramos de la tarde. Ni reengancha­rse ayer en la segunda etapa, toda de asfalto. “Se volvió esta mañana para Santander”, explicaba Martínez.

Aunque Freire no perdía la sonrisa, realista y sin pretension­es. “Para mí los rallies son un hobby. Es como todo. Estoy en un mundo de profesiona­les, que llevan toda la vida corriendo con los mejores medios, y yo entro nuevo. Vengo a hacer la prueba, no a hacer resultados, para eso me tendría que dedicar toda la vida”. Las exigencias de profesiona­l quedaron atrás. Ahora toca divertirse. Como ya hicieron en su día Paolo Bettini y Óscar Pereiro. ¿Qué tienen los rallies que atraen a los ciclistas?

“Venimos de un deporte de riesgo, de velocidad, de adrenalina, y cuando dejas la bici te falta soltar esa adrenalina. Ya hemos sufrido mucho físicament­e en la bicicleta, y el cuerpo te pide de vez en cuando soltar adrenalina. Un hobby como los rallies es de lo mejor para eso”, explica.

Además, la experienci­a en la bici también cuenta para los rallies, aunque sean dos especialid­ades tan dispares. Freire sí encuentra correlació­n: “Todos los deportes tienen algo en común. Los rallies son un deporte muy técnico y de muchísima concentrac­ión, y en la bicicleta, aunque sea más física, también necesitas mucha concentrac­ión y mucha técnica. Aquí siempre hay momentos en los que debes tener sangre fría y saber que no por calentarte lo vas a hacer mejor. Esa sangre fría de la bici la debes tener aquí en los rallies”.

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volante. El cántabro Óscar Freire, con su copiloto Gabino Martínez, llegaba exhausto el viernes a la asistencia técnica de Port Aventura después de los tres primeros tramos del RallyRACC, en tierra
VICENÇ LLURBA Del manillar al volante. El cántabro Óscar Freire, con su copiloto Gabino Martínez, llegaba exhausto el viernes a la asistencia técnica de Port Aventura después de los tres primeros tramos del RallyRACC, en tierra

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