Turbación y mudanza
Francia asegura que “el BCE hará lo necesario para la estabilidad financiera”
ECONOMÍA
El ministro de Economía, Luis de Guindos, culpa directamente al Govern de que en los últimos días destacadas empresas hayan optado por llevar su domicilio social fuera de Catalunya ante la incertidumbre jurídica provocada por la escalada del conflicto político.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, culpó ayer directamente a la Generalitat de la actual salida de empresas de Catalunya, que en los últimos días han optado por cambiar domicilio social fuera de la comunidad autónoma ante la incertidumbre jurídica provocada por la escalada del conflicto catalán.
Guindos, que acudió a la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (Eurogrupo) en Luxemburgo, aseguró que la “triste” salida de empresas de Catalunya no se debe al posible escenario de la independencia, sino a la “irracionalidad y radicalidad” de las políticas del Govern de la Generalitat.
“Ha habido una reacción muy importante por parte de muchas empresas (...) que ha puesto de manifiesto no tanto el escenario de independencia, que no va a tener lugar, sino fundamentalmente la irracionalidad y radicalidad de las políticas que ha implementado el Gobierno de la Generalitat”, dijo.
El titular de Economía recordó que el tema de Catalunya no está en la agenda del Eurogrupo pero ha señalado que si alguno de sus colegas le pregunta por la situación les transmitirá que “no va a tener lugar la independencia de Catalunya”. Guindos negó que los cambios de sede de las empresas sean una medida de presión política. “Las empresas han tomado la decisión de cambiar de domicilio “libremente”.
Con este mensaje, el ministro de Economía quiso desmontar los argumentos oficiales de la Generalitat, que achacan los desplazamientos de sedes empresariales a la “incertidumbre causada por la violencia de las fuerzas policiales durante el referéndum”, como declaró el conseller de Exteriors, Raül Romeva, a la agencia Bloomberg.
Al mismo tiempo, Guindos quiso calmar los ánimos de aquellos ciudadanos que, tras la decisión de grandes grupos empresariales como CaixaBank, Banc Sabadell y Gas Natural de salir de Catalunya, mostraron su preocupación por sus ahorros, incluso abriendo cuentas corrientes en otros lugares de España. “Pueden estar perfectamente tranquilos. Ha habido un cambio de domicilio. Son bancos que siempre van a tener el paraguas del BCE y evidentemente eso es muy importante en las circunstancias actuales”, subrayó.
Su homólogo francés, Bruno Le Maire, fue más allá y dijo que Frankfurt, en todo caso, vigilaría. “No tengo duda de que el BCE hará lo necesario para que se garantice la estabilidad financiera en la zona euro, ocurra lo que ocurra en España, y sean cuales sean las decisiones de los bancos españoles”. Al término del Eurogrupo, tanto su presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, como el comisario europeo de Asuntos Económicos, PierreMoscovici, aseguraron que los ministros no trataron el asunto catalán durante la reunión y evitaron comentar las palabras de Le Maire.
Guindos reconoció, no obstante, que la situación no es buena para la economía española puesto que “genera ruido, incertidumbre e inquietud”, que sobre todo hace “daño a la sociedad y la economía catalana” y, reafirmó, en este sentido, que “el Gobierno de España no va a dejar que vaya a más”. Por cierto, sus últimas previsiones apuntan a que los datos del tercer trimestre de la economía española son buenos y que esta seguirá creciendo, por encima del 3% este año.
Moscovici, sin salir de la línea oficial de la UE, que no quiere intervenir de forma directa en el debate político, fue menos tajante y volvió a insistir en la necesidad de desbloquear el conflicto mediante el “diálogo”, que es “la mejor vía para solucionar la situación, también desde el punto de vista económico. “La solución no puede llegar mediante la violencia”, dijo, en alusión a las cargas del pasado 1-O. El francés recordó que la primera exigencia consiste en “respetar el orden constitucional español”.
El ministro cree que no es la independencia la que asusta a las compañías, porque esta no tendrá lugar