El Gobierno baraja todas las medidas pero busca las que sean más eficaces
Casado advierte: Puigdemont puede acabar como Companys, detenido en 1934
No es cuestión de firmeza, sino de eficacia. El Gobierno se mantiene expectante ante lo que pueda ocurrir hoy en el Parlament de Catalunya, para actuar de acuerdo con las circunstancias. No es lo mismo que Carles Puigdemont proclame la república en esa sesión, que haga una declaración retórica que no tenga efectos, o que vuelve a la legalidad, cosa, admiten, poco probable.
Sólo cuando se conozca la decisión del president de la Generalitat se adoptará una u otra medida. Estas pueden ir desde la activación del artículo 155 de la Constitución, a la declaración del estado de excepción, recurrir a la ley de Seguridad Nacional, al Tribunal Constitucional, que puede suspender al president de la Generalitat, por iniciativa propia o a petición del Gobierno por incumplir sus resoluciones; o que actúe el fiscal vía penal, sea con el delito de sedición o con el de rebelión, con altas penas de cárcel.
Todo es posible y todo está abierto, pero en la elección de la medida a aplicar se tendrá en cuenta, sobre todo, la eficacia de la medida y que los efectos sean lo menos dañinos posible para los catalanes. Así lo aseguró Soraya Sáenz de Santamaría, en una entrevista en la Cope que no estaba en su agenda. Y estas fueron sus afirmaciones: “Estamos preparados para todo”, “el Gobierno tomará todas las medidas que sean necesarias”, “es importante analizar las consecuencias que pueden producir esas medidas, y por eso la que se adopte tiene que ser eficaz y efectiva”, y “serán medidas eficaces y con el menor daño posible para los ciudadanos”.
Y es que, según la vicepresidenta, “no se trata de adoptar medidas para mostrar firmeza, pues el Gobierno no necesita mostrar firmeza, sino que se trata de aplicar medidas que sean eficaces y que perjudiquen lo menos posible al conjunto de los catalanes”. Lo que sí aseguró Santamaría es que “habrá respuesta”. Evitó hablar del artículo 155, pero cuando aseguraba que una declaración de independencia no va a tener efectos, porque el Gobierno no lo va a permitir, añadió que le corresponde al Ejecutivo “y al Senado” tomar esas medidas. Serán decisiones, insistió, tendentes a “restaurar la ley y la democracia, porque esto va de democracia”.
El presidente del Gobierno no habló. Se reserva para cuando Puigdemont anuncie alguna decisión en firme, aunque si trasladó algunos mensajes a los dirigentes del PP, con los que se reunió, para que los transmitieran. Mensajes de firmeza: “Vamos a impedir la independencia”, “vamos a tomar las medidas necesarias”, “la independencia de Catalunya no se va a producir” y “el Gobierno hará todo lo que haga falta para que eso no suceda”.
Fue el mensaje que trasladó el vicesecretario de comunicación, Pablo Casado, tras el comité de dirección. Los encargos eran dos: transmitir esas frases y comparar la forma de actuación que tendrá el Gobierno con la que planteó Draghi, con la que frenó la especulación del euro: “Haremos todo lo necesario, sin renunciar a ningún instrumento, y va a ser suficiente”.
Casado no se quedó ahí. Elevó el tono y se fijó en la firmeza, para decir: Lo mejor es que “no se declare nada, porque a lo mejor el que lo declara acaba como el que lo declaró hace 83 años”. Inmediatamente las redes sociales tradujeron esta afirmación en advertencia del Gobierno de que Puigdemont podría acabar como Companys, que fue fusilado
Santamaría asegura que el Ejecutivo hará lo que cause menos daño a la mayoría de los catalanes
por el franquismo. Casado tuvo que aclarar que no se refería a ese episodio, sino a hace 83 años, a 1934, cuando Compnys fue detenido al proclamar la independencia.
Cuando el Gobierno pone tanto énfasis en la eficacia se refiere, según las fuentes consultadas, a la necesidad de que lo que se decida se cumpla, y hay que tener en cuenta que con la gente en la calle, como ya ha convocado la ACN, según que medida puede ser mejor no aplicarla que aplicarla, para evitar males mayores, salvo que no haya más remedio para evitar que la independencia sea efectiva. Las fuentes consultadas se refieren en concreto a la presencia del ejército en las calles de Catalunya para hacer cumplir lo que se decida, vistos los problemas para acatar las órdenes de impedir el 1-O.