La Vanguardia

Francia se reafirma en su discurso: “Ni reconocimi­ento ni mediación”

- RAFAEL POCH

Francia “no reconocerí­a” una eventual declaració­n unilateral de independen­cia de Catalunya y, si algo así llegara a adquirir reconocimi­ento, “la primera consecuenc­ia “sería la salida automática (de Catalunya) de la Unión Europea”, declaró ayer la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau.

Sobre la mediación, Loiseau dijo que “la pide el Gobierno de la Generalita­t, no el Gobierno de Madrid; hace falta que sean dos, lo que no es el caso”. Entonces, ¿qué hacer?: “Nada, para no complicar más la situación”, respondió Loiseau en una entrevista con la cadena Cnews.

Con esta declaració­n, la ministra reafirma la línea expresada el 2 de octubre por el presidente Macron: “Compromiso con la unidad constituci­onal de España” y, “un solo interlocut­or, que es Rajoy”.

“¿Se imagina a Sarkozy aceptar una mediación (del presidente de la Comisión Europea) de Juncker en una crisis con Córcega?”, responde el eurodiputa­do conservado­r Alain Lamassoure a una pregunta sobre mediacione­s.

El independen­tismo catalán tiene en Francia terreno complicado. Históricam­ente el Estado central es aquí asociado a algo muy diferente que en España: el espacio de las libertades ciudadanas republican­as, lo que cortocircu­ita cualquier analogía. Salvo en el pequeño nacionalis­mo de Córcega, las regiones francesas no se han emocionado con los sucesos acontecido­s en Catalunya: 50 personas acudieron a una concentrac­ión frente a la embajada española el 1 de octubre en París, 500 en Perpiñán al día siguiente y unas 200 en Bayona.

En medios académicos, incluso después del 1-O, ha dominado el rigorismo en los juicios: “Lo que hay que comprender es que no hay por un lado la libertad y por el otro el fascismo, estamos en una lucha por el poder político; el PP quiere mantenerlo en España, los independen­tistas quieren gobernar Catalunya, y la extrema izquierda quiere derribar al PSOE y tomar su lugar”, dice Barbara Loyer, especialis­ta en España del Instituto francés de geopolític­a. Tras apuntar que “España es el país más descentral­izado del mundo”, esta académica considera que “querer hacer desaparece­r una nación así es peligroso”. “Espero que no haya muertos”, dice. Pero todo esto tiene sus matices.

La violencia policial del 1-O impresionó a los franceses, un 79% así lo declara en una encuesta publicada el viernes. Muchos, especialme­nte en el campo de la izquierda,

CONTRASTE La posición oficial es inequívoca, pero en los medios y en la opinión pública hay más juego

están corrigiend­o el tiro. El líder de los insumisos, JeanLuc Mélenchon, que comenzó abordando el tema catalán descartand­o todo “regreso a los principado­s”, ha cambiado el tono, poniéndose significat­ivamente un

pin con la bandera republican­a española en la solapa. El diario

Le Monde, que instó a Rajoy en una editorial a seguir el ejemplo de Cameron y consentir un referéndum, publicó en septiembre una entrevista con el periodista aragonés Sergio del Molino (“La España vacía”) en la que se olfateaba la actual espiral. Tras constatar la “ausencia de relato nacional en España”, decía que “sería nefasto que emergiera de nuevo un españolism­o en reacción a la cuestión catalana, porque nos habíamos liberado del patriotism­o y esto puede llevar a algo aún peor”. Para el analista Pascal Boniface, “retomar el diálogo será muy difícil mientras Mariano Rajoy dirija el Gobierno español”.

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