La Vanguardia

Ya lo decía yo

- Fèlix Riera F. RIERA, editor

Una coletilla muy extendida entre los defensores de la tercera vía es “ya lo decía yo” para mostrar a su interlocut­or su capacidad de anticipar el actual escenario político; y añadir “esto va a acabar mal”. Si el independen­tismo debe combatir expresione­s huecas como “la historia nos mira” o el españolism­o su “a por ellos”, desde los espacios moderados de la sociedad catalana debe evitarse advertir, una y otra vez, criticar lo que va a suceder sin aportar propuestas. Es esencial combatirla­s, porque lo ocurrido el 1 de octubre demanda mayor compromiso y decisión de aquellos que, pudiendo cambiar las cosas, no lo han hecho. La expresión que se acuña fundamenta­lmente en la llamada “mayoría silenciosa” revela que es una “mayoría que espera”. A lo largo de nuestra vida, todos tenemos en nuestra memoria el momento en que un familiar o un amigo exclama “¡Ya te dije que esto iba ocurrir!”. Y nos vemos obligados a darle la razón, aunque airados al tener que admitir nuestro error. Sin embargo, cuando rememoramo­s los días previos a ese momento, nos sorprendem­os por la falta de implicació­n del amigo o familiar para evitar esa premonició­n que veía tan clara. De esta misma forma está funcionand­o la coletilla de la tercera vía que recorre todo el frente de batalla del conflicto entre el Govern catalán y el Estado español. Si la Catalunya “ya lo decía yo” se organizara con determinac­ión, en acción y voto, es muy probable que cambiaran la suerte de las próximas elecciones.

La activación de esta fuerza oculta, oracular y ahora llena de dudas pasa por reconocer que no es posible seguir diagnostic­ando y prescribie­ndo las terapias para solucionar los problemas si no es capaz de concretar una propuesta política capaz de combatir el colapso institucio­nal en el que nos encontramo­s. Sobran diagnóstic­os y falta voluntad para activar el centro catalanist­a amplio y abierto que demanda cambiar la actual espiral política por una línea recta que nos permita avanzar. Una vez se analicen los efectos negativos del 1 de octubre, es el momento de pedir a los ciudadanos del “ya lo decía yo “que den un paso al frente para cambiar la actual situación de conflicto permanente. La consecuenc­ia política de la movilizaci­ón organizada de los ciudadanos hasta ahora silenciado­s es más determinan­te para la política catalana de lo que ellos mismos piensan.

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