Los deberes
En Barcelona, el president Carles Puigdemont se siente atado a los deberes que le impone la ley del Referéndum, por mucho que fuera aprobada de manera indigna en las vergonzosas jornadas parlamentarias del 6 y 7 de septiembre. A tenor de esta comparecerá la tarde de hoy, martes día 10 de octubre, examinará el escrutinio de las urnas del domingo, día 1, comprobará que al menos hubo un voto más por el sí que por el no y procederá como está mandado a proclamar la independencia. Para darle visibilidad hará falta que se asome a un balcón bien elegido. Debajo deberá estar la multitud para aclamar jubilosa y enseguida se encenderá la fiesta popular. Así ha sucedido siempre porque sabemos bien que ni se proclaman repúblicas ni se eligen papas sin salir al balcón a desencadenar celebraciones y apostarse con firmeza para defender lo proclamado, desde el convencimiento asumido de la invencibilidad de los inermes.
En el campo indepe, quienes ponderan al alza las retiradas de empresas y la manifestación aconsejarían aplazar la declaración de independencia para evitar males mayores. Pero sus hermanos radicales consideran cualquier aplazamiento o rebaja de grados un fraude a los juramentados en el procés. El pueblo con la ANC, Òmnium y la CUP en vanguardia espera impaciente, después de tanta acumulación de fuerzas y de haber declarado el victimato a partir de la intervención de los antidisturbios. La causa indepe buscaba la foto de un guardia civil retirando las urnas y les han regalado un álbum al que todos han podido añadir sus patrañas. Los hechos sucedidos quedan en la insignificancia y sólo hablamos de la brutalidad de las imágenes. Lo del domingo para ser una masacre sólo dejó dos hospitalizados, pero nadie ha tenido la temeridad de decir que eran pocos.
En Madrid, el presidente Mariano Rajoy tiene algunos deberes previos a las celebraciones del 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional. Precisemos que a las 11 comenzará el desfile con el presidente en pie junto al jefe del Estado y que a las 13.15, en palacio, será la recepción ofrecida por el Rey. La respuesta inequívoca de Rajoy a quien se le declare independiente tendrá que haberse producido.