El ladrón de la camioneta del butano elude la prisión
El juez impone una pena mínima de dos años de prisión al conductor sueco que desató el pánico en la ronda litoral en una peligrosa carrera
Eran las 10.25 de la mañana del 21 de febrero cuando Joakim Robin Berggren, de nacionalidad sueca, robó una camioneta cargada con 119 bombonas de butano en el barrio del Poble Sec de Barcelona. Aprovechó que la puerta del vehículo estaba abierta y tenía las llaves puestas. Luego emprendió una frenética carrera arrollando todo lo que encontró a su paso. Fueron siete minutos de pánico de una huida endiablada que hizo contener la respiración a gran parte de la ciudadanos ante la sospecha de que pudiera tratarse de un atentado terrorista.
Su fuga desenfrenada quedó interrumpida cuando intentaba escapar en contradirección por una de las salidas de la ronda Litoral y acabó chocando frontalmente contra un vehículo . Allí quedó atrapado y los agentes de la Guardia Urbana y los Mossos pudieron detenerle. Se necesitaron cinco agentes para inmovilizarle debido a su estado de alteración. Desde entonces ha pasado seis meses entre rejas.
Sin embargo, Berggren no deberá permanecer más tiempo en prisión puesto que el juez le ha impuesto una pena mínima que le permite eludir la cárcel. La sentencia le condena a dos años de prisión por un delito contra la seguridad vial de conducción temeraria; otro de hurto de vehículo a motor; atentado con uso de medio peligroso, y otro contra la seguridad vial por conducir con el permiso de conducción retirado por las autoridades de su país.
La pena queda suspendida con la condición de que el acusado no vuelva a delinquir y que se someta a tratamiento psicológico. La sentencia aprecia como atenuante para rebajarle la pena que la actuación del acusado estuvo condicionada por la ingesta de alcohol y drogas, con lo que sus facultades se vieron alteradas. Todas las partes personadas en el procedimiento judicial pactaron la sentencia, que también prevé el pago de una indemnización de 12.560 euros a los heridos, a los propietarios de los vehículos que golpeó a su paso y a los dueños del camión. También deberá satisfacer una multa de 1.040 euros por los daños ocasionados a los transeúntes y los desperfectos producidos a los vehículos con los que se cruzó.
Durante la carrera a toda velocidad en la que serpenteó y golpeó a varios vehículos, treinta y siete bombonas de butano salieron disparadas. Dos personas resultaron heridas al recibir el impacto de las garrafas naranja. A una mujer le golpeó en la pierna izquierda y a un agente de la Guardia Urbana le derribó torciéndole la rodilla. El primer agente que trató de frenar la envestida tuvo que apartarse para evitar ser atropellado. Hubo viandantes que paseaban por la zona que tuvieron que saltar y refugiarse en la acera o isleta de la vía para evitar ser atropellados.
En el juicio el acusado lo reconoció todo. Que robó el vehículo y que circuló peligrosamente bajo los efectos del alcohol y las drogas.
La condena queda suspendida con la condición de que se someta a tratamiento y no vuelva a delinquir