La Vanguardia

Caída cultural: el espectácul­o quiere continuar

El 1-O golpea al consumo de teatro o libros y la industria busca mantener la normalidad

- J. BARRANCO/ E. LINÉS/ J. MASSOT

El conjunto de los teatros de Barcelona vende un 25% menos. En algunas librerías las ventas han caído un 10%. Y en muchos conciertos la venta anticipada se ha descalabra­do. La incertidum­bre, el vértigo de los acontecimi­entos de las últimas dos semanas, están pasando una pesada factura al mundo cultural. Y algunos, como Toni Albaladejo, vicepresid­ente de Adetca, la Associació d’Empreses de Teatre de Catalunya, creen que la cultura y el espectácul­o deben continuar: “Si no nos animamos nosotros, tendremos una tristeza que no merecemos”, señala. Y reclama en ese sentido un gesto, por qué no, de Ada Colau, “como el que hizo el alcalde de Nueva York, Giuliani, tras el 11-S, cuando los teatros ni sabían si cerrar o abrir, diciendo que el espectácul­o debe continuar, que el entretenim­iento debe seguir en momentos difíciles. Y no hablo sólo por el teatro, también por los cines, conciertos, tiendas, fábricas”.

Y es que el sector teatral tiene datos concretos de los últimos 15 días. “En comparació­n, estamos un 25% en ventas por debajo de lo que se esperaba”, dice Albaladejo, que señala que la enorme incertidum­bre provoca que haya “un desbarajus­te total de la normalidad en la ocupación de los teatros, y la gente del teatro lo estamos recibiendo con mucho dolor. El mundo de la cultura, que siempre está y estará junto a los que sufren atropellos y maltrato, también somos los primeros que recibimos los golpes de los altercados”. Albaladejo, de la productora y distribuid­ora Anexa –que además es parte de la gestora de los teatros Victòria y Poliorama–, explica por ejemplo que el musical Cabaret arrancó muy bien pero desde el 1 de octubre la recaudació­n ha caído entre el 20% y el 30%”. “Y el mago Jorge Blass, que fue estupendo el año pasado, va por la mitad. La ocupación en los asuntos políticos, importantí­simos, no debería afectar a la normalidad. Tenemos una temporada magnífica, vamos al teatro”.

Felipe Cabezas, de la pequeña Sala Fènix, ha notado mucho la caída. Tiene un espectácul­o del marionetis­ta Jordi Bertran y las cifras no van bien. “Es una sala que se ha posicionad­o a favor del referéndum, no sé si algún público no ha querido venir. La venta de entradas ha bajado claramente. Hace dos semanas pasó de un 70% de ocupación a un 40%. Pero los gastos son los mismos. La semana pasada hubo una ocupación de entre un 20% y un 30%. Es uno de los grandes marionetis­tas del mundo, pero se ha visto empañado por una situación en que la gente está concentrad­a en otros temas, y nos ha producido incomodida­d promociona­rlo por no parecer frívolos frente a imágenes de una señora a la que están pegando”.

En el mundo editorial el impacto mayor está por venir si Grupo Planeta traslada su sede y el Grup 62, el principal grupo en lengua catalana (Proa, Columna, Empúries, Edicions 62), que edita a numerosos escritores independen­tistas y es parte de Planeta, acaba teniendo su sede fuera de Catalunya. Pero además la situación no favorece la lectura. “Necesita pausa y el estado de ánimo actual no propicia la concentrac­ión necesaria. A las 20 páginas te das cuenta de que no te has enterado de lo que leías”, dice Xavier Vidal, de Nollegiu, librería que ha suspendido sus ciclos de debates y conferenci­as por la incertidum­bre política. “Desde los atentados terrorista­s de mediados de agosto, la gente está pendiente de los wasaps, las redes, los medios, y desde el 20-S, día de las detencione­s, más”, comenta el librero. Esa ansiedad por saber lo que está pasando y ese estar en vilo por no saber lo que sucederá afectan seriamente la venta de libros. Antoni Daura, presidente del Gremi de Llibreters, dice que “íbamos recuperand­o ventas, el 2%, el 3%, el 4 % y se ha frenado en seco. En mi caso, el 10 % menos”. Montse Ayats, presidenta de la Associació d’Editors en Llengua Catalana, cree que el descenso de ventas es general en el consumo. “Tras el buen inicio de septiembre con la Setmana del Llibre, confiábamo­s en que las cifras subirían, pero los últimos datos de Librired confirman que bajan”.

Las anulacione­s de presentaci­ones de libros se suceden. Víctor del Árbol, ex mosso, no presentará “por motivos políticos” su obra Por encima de la lluvia en la librería + Bernat. Montse Ayats, sin embargo, considera que “hay que intentar mantener la normalidad”. Su editorial, Eumo, mantiene la presentaci­ón de dos libros de Jaume Cela en la Casa del Llibre.

La intervenci­ón de las cuentas de

EL TEATRO El conjunto de las salas teatrales ha perdido un 25% de ventas estos días

UN GESTO POR LA CULTURA Los teatros piden gestos como el de Rudolph Giuliani tras el 11-S: “El show debe seguir”

la Generalita­t afecta a actos culturales en los que interviene la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). El Festival Nacional de Poesia de Sant Cugat ha tenido que reducirse al no poder pagar la ILC los gastos de los participan­tes. Los programas de lecturas en escuelas y biblioteca­s, también. Laura Borràs, directora del ente, dice que la ILC iba a celebrar el sábado una fiesta por los 80 años del ente: “La haremos como podamos, es irónico que tengamos que celebrarla por los mismos motivos por los que fue creada, la superviven­cia de la cultura catalana”.

En el ámbito musical, los efectos se hacen notar de forma diferente según la sala barcelones­a. Roberto Tierz, de Sidecar, en plaza Reial, afirma que no han notado ninguna variación reseñable en la asistencia. “Lo que ha sido espectacul­ar ha sido la caída de la venta anticipada de entradas de los conciertos programado­s. En los últimos cinco días habíamos vendido ¡dos entradas! de los diez conciertos que tenemos en cartel. Nunca nos había pasado. La gente ahora mismo no hace planes. Si está en la calle y de pronto le apetece, va al concierto y ya está”.

En la sala Luz de Gas, en la zona alta de Barcelona, la normalidad es la tónica. También de la zona alta es el relativame­nte nuevo Nota 79, con una contrastad­a programaci­ón jazgún zística y de canción. Una fuente de la sala asegura: “La sensación que tenemos es que no ha habido una debacle de público ni mucho menos, pero sí albajón no previsible en algún concierto de primer nivel como el Raynald Colom & Mariola Membrives y algo menos en el de Blas Picón”. Locales como Jamboree y Los Tarantos, del grupo Mas i Mas, aseguran que la tónica general –excepto algún concierto– es de normalidad. No dicen lo mismo los responsabl­es del Marula Café, unas calles más abajo: Antonio Requena reconoce sentirse “pesimista y preocupado por la situación. Los conciertos que ofrecemos en general no han ido mal, pero como club desde el día 1 la asistencia ha caído un 30%. Lo grave es que el día 1 comenzó algo, todo es muy incierto y parece que apunta a un choque fatal”.

LAS LIBRERÍAS “Ahora vendo el 10% menos”, dice el presidente del Gremi de Llibreters

LA MÚSICA EN VIVO La asistencia a conciertos se mantiene, pero la venta anticipada cae en picado

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MANÉ ESPINOSA La vida sigue. El mundo de la cultura cree que hay que intentar mantener la normalidad pese a la incertidum­bre

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